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La UMU expone una muestra de Virginia Villacisla, ganadora de la modalidad de producción del XX Premio de Fotografía

VALÈNCIA. 

Yo soy la hija de Jesús, el de la Encarna, también soy la nieta de Tomás, la hija pequeña de la Tomasita. Este proyecto ahonda en la identidad y la memoria asociadas a espacios en transición. Presencio es el nombre del pueblo en el que nació mi madre (Burgos). En castellano Presencio también es la primera persona del singular del verbo presenciar. Donde la gente ve un montón de nada yo veo cosas. Quiero mostrarlas.

La exposición, comisariada por David Flores, podrá visitarse hasta el 17 de noviembre en la Sala Black Box del Rectorado de la Universidad

La Universidad de Murcia expone desde este viernes, 22 de octubre, la muestra fotográfica 'Presencio & The Rural Kids' de la artista Virginia Villacisla en la Sala Black Box del Rectorado de la Universidad. Se trata del proyecto ganador de la modalidad de producción del XX Premio de Fotografía convocado en colaboración con La Cámara Roja.

Tal y como explica la artista, este proyecto se inspira en pueblos que comenzaron a vaciarse con el éxodo rural de los años 60 y donde, en la actualidad, conviven lo antiguo y lo moderno, lo rural y lo urbano a través del retorno de nuevas generaciones que establecen en ellos sus segundas residencias o donde pasan los fines de semana, según informaron fuentes de la institución docente en un comunicado.

"Presencio es un pueblo de Burgos de 200 habitantes donde nació mi madre. En castellano, Presencio también es la primera persona del singular del verbo presenciar. Donde la gente ve un montón de nada yo veo cosas. Quiero mostrarlas", explica Villacisla.

Las imágenes de esta muestra son el registro de su diálogo (como joven que los habita) con estos espacios. 'Presencio significa veranos sin ley, amores de verbena, botellones en la tómbola... Es el modo en que los jóvenes, antes de convertirse en adultos con responsabilidades, interactúan con los espacios rurales heredados. Pero sobre todo, significa crecer en comunidad en un lugar parado en el tiempo. Un lugar sin futuro pero que, extrañamente ofrece cierta seguridad, porque siempre ha estado y estará allí' concluye la artista.

Las obras podrán visitarse hasta el 17 de noviembre de lunes a viernes de 9.00 a 21.00 horas.

 

Los pueblos castellanos, como en el resto del país, se vaciaron con el éxodo rural. Sus habitantes buscaron oportunidades laborales en las ciudades más cercanas donde se establecieron y formaron una familia. Muchos pueblos no sobrevivieron a este fenómeno y quedaron totalmente abandonados. Pero otros quedaron como lugar de segunda residencia donde veranear o pasar el fin de semana. El pueblo transmite los orígenes de estos “exiliados” a sus hijos y nietos. Lo antiguo y lo moderno, lo rural y lo urbano conviven a través del retorno de estas nuevas generaciones al pueblo. Así, este lugar, que es su herencia, permanece en continua evolución.

 


 

En los pueblos, hay un pasado familiar que te respalda, formarás parte de su historia, lo quieras o no. Estás en la mente del resto y aunque no conozcan tu cara ni nada sobre ti, saben que existes y de dónde vienes: “¿de quién eres?”. Partiendo de esta reflexión me pregunto ¿desaparecen los espacios?, es decir, ¿permanecen los espacios en la memoria colectiva? ¿incluso cuando se destruyen? Así, fotografío los pueblos heredados en los que crecí convirtiéndose en muchos lugares al mismo tiempo pues son el producto de las personas que los han habitado. Al final me encuentro ante lugares que están en un tiempo sin tiempo, en un lugar sin lugar, que hablan de personas sin personas, entre el progreso y el regreso y que busco ciegamente. Las imágenes resultantes son el registro de mi diálogo con estos espacios.

 

Está presente el modo en que los jóvenes, antes de convertirse en adultos con responsabilidades, interactúan con los espacios rurales heredados de sus padres. Huir del mundo a un limbo de futuro indefinido. Lo salvaje, lo instintivo, el frenesí, la libertad. Con ello convive algo más complejo, sin ningún sentido aparente, que está enterrado muy profundo en estos vínculos. Están basados en una identidad, en sustentar la memoria y reputación de sus antepasados para relevarlos. Tienen que ver con un territorio en concreto: el amor al paisano y tirar piedras al del pueblo de al lado.

Virginia Villacisla es una fotógrafa burgalesa asentada entre Madrid y Burgos. Se graduó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Burgos en 2016 y en 2017 obtuvo el Máster en Fotografía Contemporánea y Proyectos Personales en la Escuela Efti (Madrid).

En el ámbito profesional ha trabajado en prensa, imagen corporativa y de producto, bodas, etc. 

En cuanto a su faceta más personal, sus proyectos fotográficos ahondan en la identidad y la memoria asociada a los espacios rurales en los que se ha criado. Su trabajo parte de la realidad más inmediata para conectar con conceptos universales.

Su proyecto "Presencio & The Rural Kids", sobre el entorno rural castellano, ha sido finalista en el festival On Photo Soria (2019), seleccionado para participar en PLURAL 19 (un encuentro fotográfico organizado por Efti), invitado a formar parte de la residencia IX Encontro de Artistas Novos: #EAN9 en Santiago de Compostela y ganado la beca de Canon para asistir al Festival Visa Pour L’Image 2019 en Perpignan (Francia).

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