Murcia Plaza

la exposición se puede visitar hasta el 30 de abril

El murciano que fue imaginario, escultor y torero: Progreso 80 revive la vida de José Molera a través de más de 50 obras

MURCIA. "José Molera y otros muchos artistas murcianos merecen que su vida sea narrada, valorada y revivida a través de su propia obra". Con esta convicción Tomás Ruiz Planes ha comisariado una muestra en el espacio dedicado al arte en Murcia Progreso 80 titulada Imaginario, escultor y torero. José Molera, que se podrá visitar hasta el 30 de abril.

Con más de medio centenar de obras que denotan el trabajo incansable, la dedicación exclusiva y el decidido oficio de José Molera Jiménez (Murcia,1926 -2017), Progreso 80 ofrece de esta manera un rico recorrido por la vida y la obra del torero, "que tenía más miedo a los banderilleros que al propio toro", según comentaba el propio Molera, un murciano con raíces en el barrio de San Antolín.

Pepe para unos y Molera para otros, recuerda Ruiz Planes que el artista -hijo del también escultor Gregorio Molera- "nació y perteneció a esa Murcia pequeña, cercada y delimitada por huertos, una Murcia visible y reconocida fuera de sus fronteras por su arraigada tradición escultórica. Molera es heredero de esa generación de escultores cuya tendencia e inquietudes artísticas saltan y se preparan hacia una nueva estética expresada a lo largo de la segunda mitad del siglo XX". Es por ello que su obra tiene un especial valor histórico-artístico.

Animales, escenas de juego de niños, lo cotidiano de las casas de la huerta, los auroros y vivencias próximas y diarias abundan en la obra del escultor, como ocurre con las piezas Niños y gato , Carrusel volante, Mujer y conejo o El oso. Así, señala también el comisario, "a través de sus retratos se puede hacer una aproximación antropológica a la cultura popular de la sociedad murciana de la segunda mitad del siglo XX". Y es que personalidades más o menos influyentes de la cultura, economía, política o sociedad murciana fueron retratadas en varios soportes y diferentes materiales por Molera. 

"Barro cocido, madera, escayola o fundiciones en bronce o piedra fueron los soportes utilizados por el artista para expresar volúmenes de una escultura figurativa minuciosa y repleta de detalles", apunta Ruiz Planes, quien también señala que, en otras ocasiones, "entregado al ensueño o imaginación, muestra composiciones o formas cercanas a su mundo interior, expresión intimista que le permite romper con esos cánones de belleza preestablecidos en la estatuaria". 

Algo no siempre comprendido por la sociedad murciana, como recogió el pintor y crítico de arte Juan Bautista Sanz: "Los gordos de Molera no entran en esa estética o gusto concreto reclamado por una sociedad murciana que está demasiado influenciada por lo salzillesco".

Y aunque no tuviese todos los reconocimiento que se merecía, el comisario de la muestra repasa algunos de los que sí recibió: en 1950 fue premiado por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia, en 1966 recibe la Tercera Medalla Nacional de las Bellas Artes con Desnudo de Mujer, y dos años más tarde, en 1968, es homenajeado con el Premio Chys

Además, realizó obras conmemorativas y de reconocimiento a otros artistas, como el Monumento a Fofó en Elche (1967); y el Monumento a Garrigós (1968) situado en el Jardín de Floridablanca. Desde febrero de 2003, en el parque de la Constitución de Ceutí, se erige Homenaje a los niños, conjunto escultórico de composición piramidal de cuatro metros de altura, compuesta por un grupo de niños cercanos al juego y la lectura. Y en 2007 se instaló en la explanada de acceso al Museo de Fuente Álamo, Mujer peinándose, escultura en bronce.

       

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