Entrevista

Murcia Plaza Cultura

Paz Padilla y Ana Murugarren: "El cine debe ayudar a ponerte en la piel del otro y entender su sufrimiento"

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  • Maia Zaitegi y Paz Padilla en un momento de la película.
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El cine necesita seguir 'captando' seguidores y nada mejor que empezar a cultivarlo desde pequeños. Con esta premisa se presenta Cuerpos locos, la nueva comedia familiar de Paz Padilla y Ana Murugarren. Además de divertir, la película también trata temas como la necesidad de ponerte siempre en la piel del otro para entenderlo y la delicadeza que hay que tener cuando un miembro nuevo entra la familia tras un divorcio, separación o fallecimiento de uno de los primogénitos.

Pregunta. La nueva comedia *Cuerpos locos* es una película familiar, blanca, pero con una capa más profunda. Habla del deber que tenemos como sociedad de no juzgar al otro sin conocerlo. Esa relación entre la madrastra y la hija refleja muy bien cómo nos precipitamos a juzgar.

Ana Murugarren. Precisamente esta mañana hablábamos de eso. *Cuerpos locos* es una comedia hecha para que la gente se divierta, pero también para tocar el corazón y hacer pensar. Invita a escuchar al otro, a no precipitarse. La jueza y la niña serían más felices si la otra no existiera. Cuando la magia hace que se intercambien los cuerpos, además de provocar situaciones divertidas, aprenden a comprenderse.

Paz Padilla: Yo he trabajado muchos años en programas del corazón, donde se juzga constantemente. Una opinión se convierte en verdad y etiquetamos con facilidad: “esta es buena”, “esta es mala”. Lo hacemos a diario, sin posibilidad de cambio. No nos ponemos en la piel del otro. La película, al cambiar los cuerpos, te obliga justo a eso: a mirar desde otro prisma. Es muy bonito aprender a observar sin juzgar.

  • Maia Zaitegi y Paz Padilla en un momento de la película. -

¿Creéis que ya no se hacen tantas películas familiares con valores como antes?

A. M. Sí, además de divertir, educamos. Queremos que los niños recuperen la costumbre de ir al cine, algo que se está perdiendo. Este tipo de cine familiar es fundamental para mantener viva la industria. Hace quince años hice Cobardes, una película sobre el bullying, y seguimos hablando de lo mismo. El cine debe ayudar a concienciar, a ponerte en la piel del otro y entender su sufrimiento.

P. P. Exacto. Tenemos una labor importante: no solo hay que hacerlo bien, sino también hacer el bien.

Otra de las patas de la película son las relaciones familiares. Hoy el divorcio está normalizado, pero cuando hay hijos de por medio siempre hay que tener cuidado.

A. M. Sí, se trata de dejarles su espacio, de escuchar y respetar los lugares de cada uno. No porque seas el padre o la madre tienes la verdad absoluta. Hay que oírse y sentirse.

P. P. Me haría feliz que los niños que vayan al cine salieran comprendiendo un poco mejor a los adultos y perdonándonos lo torpes que somos a veces. *Cuerpos locos* tiene algo maravilloso: transmite todo eso con humor. Mientras el niño se ríe, recibe un mensaje; y el adulto también. El humor es un instrumento precioso para hablar de cosas serias.

El reparto también es amplio.

A. M. Hemos tenido un elenco espectacular: los protagonistas, por supuesto, pero también actores como Chiqui Fernández, David Verdaguer, Antonio Resines, Itziar Lazkano, Maribel Salas... y unos niños maravillosos. Además, los efectos especiales han quedado impresionantes. Solo puedo dar las gracias.

  • Maia Zaitegi y Paz Padilla en un momento de la película. -

Paz, interpretas a una hija en el cuerpo de su madre. ¿Cómo ha sido ese reto?

P. P. De volverse loca (ríe). Una mujer de 56 años, con arrugas, haciendo de niña… Pero lo más difícil era que resultara creíble, que el público viera a la niña y se olvidara de Paz Padilla. Con la ayuda de Ana y observando mucho a la actriz infantil, lo conseguí. Soy muy niña de espíritu, y me dejé llevar por eso, por las ganas de divertirme.

Y una curiosidad: ¿qué te pasaba con Vanessa?

P. P. (Ríe) ¡Ay, sí! Yo estaba con “Ganesa”, “Alexa”... y era Vanessa. Me liaba todo el rato. Además, soy un poco disléxica. Pero al final salió bien, ¿eh?

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