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Las pinturas de Abellán Juliá inundan con la paz y los colores de la huerta la Galería Babel de Murcia

La exposición, la segunda dedicada al 1.200 aniversario de la ciudad, se inaugura este viernes

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  • Exposición de Juan Abellán Juliá en Babel
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MURCIA. Una música de murmullos de agua se escucha ya en la Galería Babel de Murcia, donde este viernes (a las 20.00 horas) se inaugurará la exposición Mursiya en el siglo X: la paz tiene el color verde, del artista ciezano Juan Abellán Juliá. Se trata de la segunda muestra individual del ciclo de doce que está organizando esta veterana galería murciana a través de la marca que ha registrado -MURCIA2025- con la que quiere contribuir a los homenajes que se están celebrando en Murcia con motivo de 1.200 aniversario de la fundación de la ciudad.

Las pinturas de Abellán Juliá, con las que se ha querido evocar el siglo X, están protagnizadas por el río Segura, las acequias y las huertas, que han formado parte de un entorno familiar desde el que desarrollar sus telas y murales. Así lo recuerda el director de Babel, Javier, Cerezo, quien destaca "como uno de sus mejores trabajos murales los 320 metros cuadrados que conforman los 30 murales que ente 2005 y 2010 pintó en las paredes de los dos edificios de la Ciudad de la Justicia de Murcia". Otros muchos los ha pintado en Ciudad de México, Madrid, Miami, Florencia y París, entre otras ciudades, recuerda.

Sobre la obras de Juan Abellán Juliá, el galerista señala que "hacen pensar en un recorrido por la intimidad de nuestras huertas y acequias porque, como estancias secretas, son una recreación de la naturaleza. Estos lugares pintados por el artista, por sus abundantes evocaciones al agua, son un deleite que invitan a la purificación del espíritu. No en vano, tratando de evocar la percepción del agua que tenían los andalusíes, en los escenarios que pinta Abellán Juliá encontramos en esa cuidada naturaleza otro cuidado que va unido al descanso y a la paz. Este mundo vegetal reviste paredes y las convierte en espacios vivos".

Cerezo asegura que la duración de la exposición, las pinturas del ciezano llevarán al espectador a la fantasía de encontrarse en medio de la rutina cotidiana de dedicarse a los cultivos o de encontrarse rodeado de jardines y fuentes. "El artista nos propone aquí un lugar humanizado, pero de ausencias, donde se respira la paz de unos huertos solitarios que parecen haber guardado a lo largo de siglos la intimidad que había en ellos. La luz, que penetra entre ramajes de árboles, inunda sus cuadros sugiriendo una atmósfera mágica de aire denso y húmedo sin las cicatrices del paso del tiempo", describe.

Sobre un periodo de prosperidad...

  • Exposición de Juan Abellán Juliá en Babel -

Respecto a la idoneidad de recordar el pasado musulmán de la ciudad, Javier Cerezo apunta que "a pesar del tiempo en el que Murcia y sus gentes formaron parte de la cultura y los gobiernos andalusíes, del siglo VIII al XIII, hasta hace muy poco hemos considerado mayoritariamente nuestro pasado islámico solo como un periodo anecdótico plagado de despropósitos y retrasos históricos". Sobre el siglo X al que alude la exposición, recuerda que "la dinastía de los Omeyas (756-1031), que tuvo su capital en Córdoba, consiguió durante el siglo X la época de mayor esplendor de Al-Ándalus y es este periodo el más importante como etapa política de la presencia islámica en la península. Murcia también conoció en este siglo un periodo de gran desarrollo porque desde el año 929 la comarca y la ciudad disfrutaron de un largo periodo de paz social y una constante bonanza económica que le permitió extender las explotaciones agrícolas al continuar extendiendo la red de regadíos y la planificación de huertas y establecer en ellas asentamientos seguros y estables en el valle de Murcia fuera de la seguridad de las murallas de la ciudad: Beniaján, Beniel, Beniscornia, Zeneta, Bendame, Benetucer y Menjalaco".

Además, no olvida el galerista resaltar que "la economía de Al-Ándalus, como todas las economías pre-industriales, tenía su base en la agricultura. El gran desarrollo que tuvieron en el valle de Murcia las redes de acequias, azudes, brazales y azarbes a través de la optimización de las acequias mayores Aljufia y Alquibla convirtió al valle en un verdadero edén donde se cosechaba arroz, caña de azúcar, cítricos, verduras, frutales y moreras, entre otros. Los campos de secano cultivaban trigo, cebada, olivo y vid. Las ganaderías bovina, ovina, caprina y equina también tuvieron un gran desarrollo, así como las artesanías textiles y cerámicas, la joyería y la orfebrería. El cultivo de la morera para la producción de seda ya hizo famosa a esta industria a Murcia a principios del siglo X, tanto en Al-Ándalus como fuera de nuestras fronteras. Todo ello era posible porque el prestigio del Califato de Al-Ándalus durante este siglo consiguió el establecimiento de rutas seguras y eficaces para el comercio, tanto con los reinos cristianos del norte peninsular, con los reinos musulmanes del norte de África, así como en las rutas a puertos de Europa que mantuvieron en el Mediterráneo".
 

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