MURCIA. En estos medios otoñales, la Hermandad de Caballeros de la Arrixaca ha tenido la oportuna idea de memorar la figura de quien fue el descubridor de la imagen de su Virgen titular: don Javier Fuentes y Ponte, un murciano importado -aunque con seguras raíces murcianas-, que, si bien vino a esta ciudad, ya casado con murciana (en San Nicolás por más señas), dedicó los más de cuarenta años que habitó la capital del Segura, a indagar en sus raíces, arqueológicas, culturales e históricas, más que nadie antes lo había hecho. La imagen de Nuestra Señora de la Arrixaca, fue rescatada por él.
Quienes, en estas fechas, ya bien iniciado el siglo XXI, nos dedicamos a divulgar y extender a la población todos esos pilares de nuestro ser histórico, le debemos tal reconocimiento a este Ayudante de Obras Públicas; es decir un técnico de la construcción en todos sus aspectos no habitacionales: pantanos, carreteras, puertos, vías de tren…; le debemos, decía, un permanente recuerdo y homenaje. Ya se le han hecho algunos ciclos anteriores a éste; pero en esta ocasión, los concurrentes pretendemos que la Murcia de ahora, la de más de 120 años tras su sentido óbito, le deje un elemento tangible de su paso, tan fructífero, por la ciudad: una placa conmemorativa en algún lugar de la Plaza Mayor de Murcia, si es que la misma plaza no puede añadir nombre y denominarse Plaza Mayor Javier Fuentes y Ponte, pues en una de las calles derribadas para construir tan moderno lugar urbano, habitó nuestro insigne predecesor.
Dedicamos nuestra disertación en el Museo de la Ciudad, en el día indicado en el ciclo sobre el personaje, a estudiar el retrato que el mejor pintor de su época, o por lo menos, el mejor retratista español de la Restauración, le hizo en 1878. Don Federico Madrazo y Kunt lo plasmó en un óleo, actualmente en el MUBAM. El maestro pintor nos dejó, en tamaño natural, un busto del personaje. Y, además de una dinámica de pose muy lograda, nos brindó el rostro de alguien inteligente y sabio, in utroque; es decir, a la par dominaba las ciencias empíricas, como buen técnico de obras públicas, y era sabio en humanidades: Arqueología, Historia, Arte… Pero, pensamos que, acaso, la más acendrada personalidad de don Javier era su religiosidad firmísima y practicante. No se entiende de otra manera su monumental Murcia Mariana, de 1880.
No es el momento ahora de reseñar toda su ingente obra; ésa que hizo despegar a la historiografía cultural murciana, y también de muchos alrededores, sino de pedir (¡casi a punto de exigir!) un gesto conmemorativo al Excmo. Ayuntamiento, para materializar ese débito de gratitud a este personaje impagable. A este murciano de adopción que, junto a Jacobo de la Leyes (boloñés), Jerónimo de Ayanz (navarro) y José Echegaray (Madrid) conforma un cuarteto de insignes universales que hicieron de Murcia lo más propio suyo en la correspondiente biografía.
Don Javier Fuentes y Ponte nos descubrió la Murcia de Raíz, de la que debíamos partir para lograr un puesto digno, y algo más, en el panorama cultural español.