Hay pocas series que hayan calado tanto en el imaginario colectivo como La que se avecina. Ni siquiera su predecesora, Aquí no hay quién viva, alcanzó el mismo grado de popularidad. Las reposiciones en canales temáticos han hecho que estos personajes formen parte ya de la historia televisiva. Este 18 de noviembre (Amazon Prime Video) se estrena la 16ª temporada y lo hace con muchas novedades. Una de ellas es el capítulo 200, rodado en el desierto de Almería. Otra, la llegada de un bebé a la vida de Yoli Morcillo (Miren Ibarguren) y del resto de vecinos de Contubernio 49. Con la popular actriz de comedia hablamos en esta entrevista de todas las novedades de la serie y lo que supone pertenecer a ella durante siete temporadas (llegó en la novena a la ficción). 

Pregunta. Nueva temporada de La que se avecina, que ya es historia de la televisión. La gente no solo la ve cuando se estrena, sino que no se cansa de ver repetidos los episodios. ¿Qué podremos descubrir en esta nueva temporada que se pueda contar?

Miren Ibarguren. En la temporada 16 vais a poder ver cómo Yoli sigue con su marido. Se pelean un poco con la llegada del niño, que empeora su relación. Ya sabes que nunca se han llevado del todo bien, y ahora, sin dormir por tener un bebé en casa, la situación se complica. Y, con mi supermadre Menchu todavía por ahí, imagínate la pelea.

P. Precisamente quería preguntarte por eso. Llega un bebé, y por mi entorno de amigos veo las tensiones que genera la llegada de un niño a casa. ¿Cómo afronta Yoli todo esto con una relación que ya no estaba firme del todo?

M. I. Pues imagínate. Yoli Morcillo, sin dormir de noche, lo vive desde la locura más absoluta, como le pasa a la gente que acaba de tener un hijo. Si no duermes, estás fatal. Pero bueno, con el humor de La que se avecina, todo llevado al límite para sacar una sonrisa.

P. Ya son muchas temporadas. Estás desde la novena, si no me equivoco. ¿Cómo es volver cada cierto tiempo a un rodaje de una serie que ya va sobre ruedas? ¿Es esa sensación de vuelta al cole?

M. I. Yo voy encantada. Las temporadas se me hacen cortas. Cuando terminamos de rodar, siempre pienso: “Ay, estaría más meses rodando”. Me encanta reencontrarme con mis compañeros. Más que vuelta al cole, es vuelta a casa. Es una suerte poder volver a una serie como La que se avecina.

P. Cuando formas parte de una serie tan icónica, ¿da miedo tener que bajarte del proyecto si te aparece otro que te impide compatibilizarlo?

M. I. En Contubernio, la productora de La que se avecina, te lo ponen muy fácil para compatibilizar trabajos. Es histórico que los actores entren y salgan según lo necesiten. Pero eso no la hace menos importante para nosotros. Ya sabes cómo es el mundo del actor: a veces te coinciden dos proyectos justo en las mismas fechas, cuando llevas meses sin trabajar. Pero Contubernio siempre está a favor del actor y facilita las cosas. Poca gente lo hace tan fácil.

P. Imagino que, al ser una serie tan coral, coordinar tantos actores y técnicos no debe ser sencillo.

M. I. Exacto. Es muy difícil poner de acuerdo durante meses a tantos actores, actrices y equipo técnico. Es un puzzle complicado. Así que cualquier facilidad se agradece muchísimo.

P. Has trabajado con dos parejas de creadores de lo mejor de nuestra ficción: los hermanos Caballero y Álex Pina con Esther Martínez, en El refugio atómico. ¿Qué tienen que los hace tan geniales?

M. I. Son auténticos genios. Las dos parejas han sacado productos increíbles. Además, son personas encantadoras. He trabajado con ambos y siempre ha sido un placer.

P. En el caso de los hermanos Caballero, hablamos de Aquí no hay quien viva o La que se avecina, series que han trascendido.

M. I. De los mejores productos que ha dado este país. Alberto tiene un don para escribir comedia —para escribir lo que sea— y que funcione. Es una genialidad, algo con lo que se nace.

P. Esa vis cómica también te define, aunque recientemente has estrenado dos dramas, El refugio atómico y Los sin nombre, que me encantaron. Decías hace poco que te sentías un poco pez en el género dramático. ¿Te sientes ahora más cómoda?

M. I. Al principio sí me sentía un poco fuera de lugar. Llevo 25 años haciendo comedia, y mientras la hacía, nadie me llamaba para hacer drama. Y ahora me han llamado para dos seguidos, y qué proyectos. Con Paul Fraser había que arremangarse bien, era un drama de los de verdad. Ha sido un sueño hecho realidad. Tengo una carrera que no me la creo ni yo. Me podría morir mañana y estaría satisfecha. He tenido mucha suerte con los proyectos en los que he caído. Este año estrenamos la película de Aída. Son cosas que me pellizco y no me las creo. Qué suerte he tenido.

P. Has estado en dos series muy icónicas que se siguen reponiendo y viralizando en redes. ¿Eso te da confianza cuando vienen momentos más bajos de trabajo?

M. I. Cuando te entra la bajona, nada te da confianza (risas). Pero sí es bonito mirar atrás y pensar en la suerte que he tenido, en poder trabajar tantos años seguidos. Me doy con un canto en los dientes.

P. Cuando empezaste, ¿te imaginabas todo esto?

M. I. Nadie espera que le vaya bien. No esperaba mucho, y poco a poco me han pasado todas estas cosas. Estoy muy contenta.

P. Muchos te conocimos por Escenas de matrimonio*, luego llegó Aída… Has ido entrando poco a poco en la memoria colectiva. ¿Cómo ha sido el trato del público a lo largo de los años?

M. I. La gente que se me acerca es muy amable, pero no me suelen avasallar. Paso bastante desapercibida, y eso lo considero una suerte. Hago vida normal: voy a la compra, recojo al niño del cole… Respecto al público, pienso que si me siguen llamando, todo va bien. No leo comentarios en redes ni me centro mucho en eso. Prefiero vivir tranquila.

P. Te confieso que en mi casa eres una referencia. Mi padre, cada vez que sacas algo nuevo, quiere verte porque le encantas.

M. I. ¡Qué majo! Dile que se lo agradezco mucho. Me hace ilusión, pero es verdad que intento no pensar demasiado en eso, no es saludable.

P. Cristina Castaño me decía que los actores con vis cómica tienen un punto ganado porque no todos los grandes actores dramáticos saben hacer comedia. ¿Crees que tu experiencia en comedia te da más versatilidad?

M. I. Que tu trabajo sea versátil depende mucho de dónde caigas y de con quién trabajes. Todo empieza con el guion. Si es bueno, ya partes con ventaja. Luego está el director, el equipo… La ficción depende de muchos factores. Que tú estés bien también depende de eso.

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P. Como actriz de referencia, ¿cómo ves el panorama actual del cine español, con tantas películas nacionales entre las más vistas?

M. I. Creo que la ficción española está en plena forma, y hace tiempo que lo está. Los equipos no paran, la maquinaria está a tope y estamos sacando productos buenísimos, muchos con éxito internacional. Las voces que critican suelen venir de lo antiguo, de ese discurso de “subvencionados”, que ya no tiene sentido. Somos una industria más, que mueve trabajo, dinero y proyectos preciosos. La ficción española está más fuerte que nunca, imparable.

P. Totalmente de acuerdo. A veces hasta discuto con quienes siguen despreciando nuestro cine.

M. I. Llevamos escuchando eso muchos años, pero todo lo demás está a tope.

P. Para terminar, ¿qué estás viendo últimamente? ¿Alguna serie o película que te haya gustado especialmente?

M. I. He sido madre y durante un tiempo no veía nada que no fuera infantil, aunque hay cosas chulísimas. Ahora he vuelto un poco a lo mío y veo de todo: series, documentales... Últimamente me ha dado por Egipto, no sé por qué. Desde que abrieron el museo más grande del mundo allí, sueño con Egipto y veo todo lo que puedo sobre el tema. También estoy viendo series danesas, aunque no me acuerdo de los títulos (risas).

Por curiosidad para el lector, una de las series danesas que en este momento está viendo Miren Ibarguren es 'La agente encubierta' (Netflix).