Cristina Castaño vuelve a la comedia de la mano de una de sus amigas de la profesión, la guionista Araceli Álvarez, que se embarca en su primera serie como directora. Lo hace con una trama que, de una forma "amable y blanca", plantea debates sobre el amor en las relaciones familiares, qué es ser feminista, o el derecho de cada uno a guiar su vida por donde más le apetezca. Nails narra la historia de Lina, Vanessa, Irene y Marilís, cuatro mujeres de distinto estrato social y diferente edad que se conocen en un salón de manicura. Sus encuentros en el salón de belleza les llevará a tomar una decisión que cambiará no solo sus vidas. También las de su familia. Se estrena este lunes 6 de octubre en SkyShowtime.
- He visto los cuatro primeros episodios y, de forma muy sutil, suceden muchas cosas. ¿Estás de acuerdo?
- Totalmente. Creo que es una serie muy amable, muy blanca y ligera. Hay muchísimas capas y nos da para hablar de muchos temas muy diferentes y de abrir muchos debates. Es tal cual lo que estás diciendo, estoy totalmente de acuerdo.
- ¿Cómo te llegó el guion o cómo entraste en la serie? ¿Fue un sí rápido o cómo fue el proceso?
- Fue un sí bastante rápido porque venía respaldada por alguien con quien ya había trabajado: Araceli Álvarez de Sotomayor. Era su primer proyecto en solitario como creadora y directora, una aventura personal y profesional importante. Me sentí muy privilegiada de que me ofreciese su primer personaje protagonista. Era una serie de mujeres, protagonizada, escrita y dirigida por mujeres, con productoras también mujeres y el respaldo de SkyShowtime. Había pocas razones para decir que no. Además, tenía ganas de volver a la comedia y estaba Fernando Tejero, compañero y amigo. ¿En qué momento dices qué no? No hay ovarios para decir que no.
- Al principio comentábamos que se tratan muchos temas. Te quería plantear dos: el de dar las cosas por hecho en las relaciones, y el de las etiquetas del feminismo. Hay partes de la trama en la que los personajes, el marido de Lina (Cristina Castaño), da por hecho que quiere a su mujer, pero no se lo dice tanto. Con la hija de ambos pasa un poco lo mismo. Pasa en la trama de tu personaje, pero pasa en el del resto también.
- En mi familia, por ejemplo, aparentemente se quieren y se apoyan, pero si una madre nunca ha ido a recogerte al colegio, no tiene tiempo para ti, no conecta contigo, porque ha estado más ocupada llevando el dinero a casa, mucho dinero, sí, pero descuidando su papel de madre, pues realmente hay cosas que se dan por hecho, pero hay vínculos que todavía no están creados o, aunque estén creados, pero vacíos. No se han rellenado de lo que realmente hay que rellenar. Con mi marido pasa lo mismo: dice que me apoya, pero en realidad no quiere tener una mujer ama de casa. Son apoyos de palabra, no reales. Todo eso está reflejado en escenas de comedia, aunque no se diga directamente.
En cuanto al feminismo, se nos ha dicho que ser feminista es llevar el dinero a casa, no depender de un hombre. Pero ¿qué pasa si lo que me hace feliz es cocinar para mi marido y esperarlo en casa? Ser feminista es hacer lo que me dé la gana, lo que me salga de los ovarios. Las mujeres son todos universos diferentes, incluso en una misma vida, hay muchas vidas. Cristina no es la misma Cristina hoy que hace 20 años ni la que será mañana. Todo esto es respetable. ¿Qué es ser feminista? Hay un momento que lo dice mi personaje en la serie: “Ser feminista es hacer lo que a mí me dé la gana”. Básicamente es hacer lo que a mí me salga de los ovarios. Punto. No va a venir a decirme nadie lo que es ser mujer o si yo soy más mujer que tú o menos porque deseo cocinar o no deseo cocinar. Entonces, creo que en ese sentido está bien planteado lo que hace Araceli, pero de una manera muy liviana. Creo que puede abrir muchas conversaciones en las casas.
- Además, son mujeres muy distintas, de diferentes estratos sociales y formas de vida, lo que resulta muy interesante.
- Exacto. Son mujeres que no tienen nada que ver entre sí, pero que confluyen en un mismo lugar para hacerse las uñas. Allí se conocen, se apoyan y comparten sus vidas. Una toma una decisión y las demás la respaldan. Habla de la importancia de la unión entre mujeres.
- También transmite ese sentimiento tribal, de tener un colchón social que te apoya y donde puedes ser tú misma.
- Me encanta que uses la palabra tribal. En las tribus, mujeres de diferentes edades se unían: las mayores aportaban experiencia y las jóvenes vitalidad. Hoy parece que, al llegar a cierta edad, ya no tienes valor. No es así: con los años la mujer adquiere experiencia y una voz madura. La unión entre mujeres es fundamental. Ahora que soy madre, otras mujeres me han dicho: ‘lo que necesites’. Es importante ese soporte de mujeres con experiencia. La serie recupera esa idea de manada. Siempre nos han dicho que rivalizamos entre nosotras por los hombres, pero no es cierto. Aquí se plantea lo contrario: nosotras unidas, el hombre en su sitio, y compartimos entre nosotras sin rivalidad.
- Quiero centrarme un poco más en ti. Eres una actriz reconocida en la industria. ¿Te sientes así?
- Sí. Esta no es una profesión fácil y creo que nunca llegas a un lugar definitivo. Hay lugares a los que llegas de los que es muy difícil caer, pero no sé si es mi caso ese aún. Cada proyecto es nuevo y siempre estás demostrando tu valor. Me siento privilegiada por haber interpretado personajes muy distintos, con registros muy variados. No sé si me siento reconocida por la profesión, pero sí por el público. El público recuerda a mis personajes y me reconoce en diferentes registros. Ese cariño lo valoro mucho.
- Decías que te apetecía volver a la comedia, un género que todavía no está suficientemente reconocido. ¿Estás de acuerdo en que quien hace bien comedia puede hacer cualquier cosa?
- Sí. La vis cómica no la tienen todos los actores. Hay grandes actores dramáticos que carecen de ella, y actores con buena vis cómica que afrontan los dramas desde un lugar muy real. Actores como Tom Hanks, Emma Stone, Carmen Machi o Belén Cuesta son ejemplos. La comedia es muy exigente.