VALÈNCIA. Hay muchas “locuritas” que se pueden hacer cuando uno alcanza los 40 años. Al paso que vamos la primera puede ser comprarse un piso, otra de ellas podría ser adoptar un pero y si apuntamos alto quién sabe si enamorarse o encontrar el trabajo en el que llegar feliz a la edad de jubilación.
Pequeñas locuras que hacen que la vida de uno se vuelva más entretenida, y a las que aspira a enfrentarse Úrsula, la protagonista del cómic Las locuritas de Úrsula en el que Sergi Puyol inventa un recetario de la cotidianidad que se cuenta entre viñetas y de la mano de la editorial Apa Apa. A lo largo de 139 páginas a todo color, Puyol juega a desenredar la vida de Úrsula, una cuarentona en crisis que trabaja como traductora, aunque su gran sueño es escribir su propia novela.
- Las locuritas de Úrsula -
- Imagen cedida por Apa Apa
Rodeada de sus amigas, su insufrible hermano y algún que otro espontáneo, Puyol se sirve de una increíble paleta de colores para hablar de una protagonista tan divertida como desorientada: “Tiene una personalidad contradictoria y me gusta jugar con su vida y quienes le rodean. Juego a dibujarla como mi alter ego y aprovecho para hablar de los momentos de crisis creativos con un toque de humor y encajando las cosas que nos pasan a todos”.
Lo hace analizando la vida de Úrsula, acercándose a la persona que se convierte en personaje y gracias al idioma de la ilustración, con el que lleva a esta protagonista a situaciones con las que puede jugar. Lo cotidiano y lo extraordinario se dan la mano en historias individuales que se disfrutan como un pequeño bocadito de realidad y que a su vez se dividen en bloques temáticos. Entre historietas Úrsula persigue su sueño de convertirse en escritora, mientras se enamora de pasear al perro de su amiga y vive feliz en el sofá y debajo de su manta.
- Las locuritas de Úrsula -
- Imagen cedida por Apa Apa
Creándola y dándole vida entre viñetas, Puyol genera situaciones en las que Úrsula va en paralelo al mundo: “Tiene miedos como yo, inseguridades y ve que la vida adulta es una locura. Me gusta hacer humor con la cotidianidad adulta y reírme de las cosas que no se pueden obviar”. En este precioso cómic hay espacio para el humor, la tristeza, la muerte, el duelo y hasta historias que funcionan por sí solas y sin diálogos.
Con todos estos ingredientes, Puyol compone una lectura “de mesita de noche” en la que busca que el lector pueda reírse un poco antes de irse a dormir y que el despertador de las 8 de la mañana le lleve al trabajo de nuevo. “Me interesa generar un libro que se pueda tener a mano, que se pueda abrir y funcione de forma individual o que se pueda leer de forma conjunta. Quiero que su vida esté vertebrada por los personajes que la rodean y que estos también hablen de ella”.
- Las locuritas de Úrsula -
- Imagen cedida por Apa Apa
Apoyándose en su amiga bibliotecaria, su insufrible hermano y otros personajes que la rodean, Puyol se inspira en artistas como Charles M. Schulz, creador de Charlie Brown y Snoopy, que se apoya en diferentes personajes con varios arquetipos para hablar de su protagonista: “Me gusta que los personajes que rodean a Úrsula tengan su personalidad y que a su vez pueda ser contradictoria. Quiero que se vea lo bueno y lo malo de los personajes y que se complementen con ella”.
Entre humor, colores vivos y muchos chascarrillos, Puyol dibuja a una no-tan-joven Úrsula, que tiene “casi 40 años y ya está cansada de soñar” parafraseando y envejeciendo al protagonista de Libre del artista valenciano Nino Bravo. Una Úrsula que, encerrada en un cómic que le encantaría haber escrito a ella misma, sueña con esas pequeñas “locuritas” que solo tienen cabida a través de la mano de Puyol, el maestro artífice de este libro que refleja estupendamente la crisis de los 40 entre viñetas.
- Las locuritas de Úrsula -
- Imagen cedida por Apa Apa
