MURCIA. La galería Babel de Murcia llega al ecuador de su particular conmemoración del 1.200 aniversario de la fundación de la ciudad de Murcia, con el arte por bandera. Así, con esta sexta exposición de su programa MURCIA2025 -serán doce a lo largo del año- llega al siglo XIV, ya que el propósito de esta iniciativa es hacer un recorrido por la historia de la capital del Segura a través sus diferentes épocas, representadas en la obra de artistas murcianos. En esta ocasión se trata de una muestra colectiva, titulada Murcia en el siglo XIV: Múdejares, castellanos y aragoneses, en la que participan Juan Abellán Juliá, Andrex García, Fausto Guillén, Fernando Arribillaga, Juanjo Molina, Manuel Cerezuela y José Manuel Peñalver.
La muestra que se inaugurará este 4 de julio, a las 20.00 horas, recorre con una mirada distinta a la Murcia del siglo XIV, su sociedad, su arquitectura y su urbanismo. Es una época s-egún apunta el director de la galería, Javier Cerezo-, dramática y hasta catastrófica para gran parte de Europa, también para el Reino y la ciudad de Murcia. "Algunos de los conflictos políticos que ocurrieron en la península ibérica se fraguaron en los últimos años del reinado de Alfonso X. Ya desde 1272 este había sufrido graves revueltas dirigidas por nobles, por parte del clero y por diversos sectores de la oligarquía urbana, pero fue tras su fallecimiento, ocurrido en 1284, cuando el legado político que él construyó se tambaleara cuando dejó un grave conflicto sucesorio entre sus hijos", recuerda el galerista.
"El siglo XIV comienza en Murcia cuando se ha convertido en un reino articulado a la Corona de Aragón. Los problemas sucesorios de Alfonso X provocaron que en 1296 el rey Jaime II de Aragón comenzara la conquista del Reino de Murcia. En este mismo año sucesivamente capitulan Alicante, Elche, Orihuela y Murcia. En 1298 lo hace Alhama y en 1300 se rinde Lorca tras un largo asedio. El propósito de Jaime II de integrar al Reino de Murcia como uno más de los territorios de la Corona de Aragón parecía haberse conseguido, pero pocos años después, ante la recuperada fortaleza del Reino de Castilla, el Reino de Murcia volvió a ser castellano. No obstante, el Reino de Murcia fue durante todo el siglo XIV un lugar fronterizo que creaba una incuestionable inseguridad social y económica: de una parte, la beligerancia que hemos comentado entre las coronas de Castilla y de Aragón y de otra entre las coronas cristianas y el Reino andalusí de Granada. Esta es la razón por la que las ciudades del reino de Murcia mantuvieran intactas las fortalezas defensivas construidas y sus perímetros amurallados durante todo el siglo", resume Javier Cerezo, quien también menciona malas cosechas, hambrunas y la epidemia de peste negra que llegó en 1348.
Comarcas despobladas

- Exposición en Babel -
Y añade: "En el Reino y en la ciudad de Murcia la gran mortandad unida al historial de conflictos bélicos que había sufrido este territorio fronterizo hizo que se abandonaran grandes extensiones de tierra. Otras menores epidemias de peste se produjeron en Europa en 1372, en 1379 y en 1395. La alta mortandad causada por las epidemias llevó al abandono de grandes extensiones de tierras de labor y de muchas aldeas y pequeñas poblaciones, que no volverían nunca a ser habitadas. Por ejemplo, casi se despoblaron las comarcas de Caravaca, Cehegín y Moratalla".
También señala el galerista que la producción y exportación de lana fue uno de los pilares para recuperar las rutas internacionales desde los puertos españoles. "Esta boyante economía ocasionó, sin embargo, un desigual reparto de la riqueza y algunas familias obtuvieron un gran poder en estos años. De entre ellas podemos destacar a la familia Manuel, poseedora del señorío de Villena y cuyo heredero, don Juan Manuel, adelantado de Murcia, tendría un poder casi absoluto en el Reino de Murcia".
Cabe destacar que en zonas de extramuros de Murcia "se construyeron el Colegio de San Esteban, sobre una parte del arrabal de la Arrixaca, y el monasterio de Santa Clara la Real sobre el solar del Alcázar Menor, mandado construir por el rey Ibn Hud en el siglo XIII. Intramuros, sobre la mezquita mayor en 1385 comienzan las obras para levantar la catedral. El resto de las edificaciones urbanas, así como el entramado de calles apenas sufrieron cambios arquitectónicos y, por ejemplo, la red de canales y acequias para la obtención de agua y la de desagües y saneamiento continuaron funcionando en la ciudad cristiana de la misma forma que lo habían hecho en el periodo andalusí. Además, por su necesidad defensiva, la muralla de la ciudad se mantuvo intacta y no fue hasta 1488 cuando se comenzó a prescindir de algunos tramos de ella y respetándose las estructuras de los arrabales de la Arrixaca y de San Juan".

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