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La fotografía convertida en susurros de Gustavo Alemán: retrata la incertidumbre en el fotolibro 'No todo está perdido'

El fotógrafo edita este nuevo trabajo -con imágenes analógicas tomadas durante la pandemia- doce años después de su anterior publicación

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  • Fotolibro No todo está perdido, de Gustavo Alemán
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MURCIA. "Estas fotografías son más un susurro que un grito", dice el fotógrafo murciano Gustavo Alemán sobre las imágenes que pueblan su nuevo fotolibro, No todo está perdido, que llega doce años depués de su anterior publicación, (No) soy de aquí. Se trata de un trabajo en el que el autor retrata tanto una incertidumbre y extrañeza externa -ya que son imágenes tomadas durante la pandemia- como interna, puesto que el fotógrafo se enfrentaba en ese momento a dudas respecto a su capacidad creativa ("dudas de las malas, no de las que te sirven de motor sino de las que te paralizan", aclara).

Publicado en Fuego Book, la editorial especializada creada por Gustavo Alemán junto a su hermana Ángela, este fotolibro es resultado de una necesidad del autor y de "una reivindicación, pero no de cara a los demás sino hacia uno mismo". Porque, como apunta el fotógrafo, "todo el mundo tiene cosas que contar, sobre todo los que intentan aplicar una mirada más o menos creativa. Y en un momento dado, sin saber por qué, decides compartir esa historia que tienes tiempo en la cabeza".

En su caso, Gustavo Alemán explica que "cuando haces cosas en torno a una actividad creativa como dar clases o publicar los libros de otros, a veces dejas un poco de lado tu propio discurso. Puede pasar que esas actividades te obligan a estar al tanto de otras cosas, de fijarte en lo que hace otra gente, distrayéndote un poco de tu propia visión; y es complicado". Es por eso que considera que "una parte importante para crear es también intentar cultivar una mirada más amable hacia uno mismo. Porque yo creo que todos los artistas comparten, según mi limitada experiencia, muchas dudas sobre lo que hacen".  Al final, añade: "Lo importante es sacar las cosas que tenemos dentro, porque es interesante que otra gente las pueda recoger. Un poco la base de todo el arte está en compartir".

Atmosfera de extrañeza

  • Fotolibro No todo está perdido, de Gustavo Alemán -

Gatos, rocas, piedras, ruinas, paisajes... protagonizan las 155 imágenes que discurren por No todo está perdido. Fotografías que Gustavo Alemán comenzó a realizar en el ámbito doméstico y durante sus paseos después de que una amiga le regalase unos carretes de los de antes. "Empecé a dispararlos sin mucha idea, pero muy influido por esa época tan extraña de incertidumbre de la pandemia. Por eso, al final, hay mucho en las imágenes de esa atmósfera de extrañeza, en el exterior y en mi interior, porque yo tampoco sabía a dónde iba con mi fotografía". 

Se trata -describe- de imágenes muy sencillas. "Había una búsqueda de intentar reducir los elementos al mínimo, ya que el entorno al que tenías acceso durante la pandemia era necesariamente limitado, incluso era limitado el número de personas con las que te podías juntar. No hubiera tenido mucho sentido hacer imágenes en las que aparecieran multitudes, aunque fueran con mascarillas".

Después y durante bastante tiempo, Gustavo Alemán se olvidó de estos carretes. Hasta que algo hizo 'click' y pensó que con este trabajo podía "hablar tanto de lo externo, esa época de restricción de movimientos y de incertidumbre al futuro, como de lo interno, de no saber dónde estaba yendo con mi fotografía o de si tenía algún sentido lo que estaba haciedo. Me parecía que las dos cosas podían combinarse de una manera que tuviera sentido, más allá de que la idea es siempre partir de cosas muy personales con la esperanza de que alguien se vea reflejado".

Algo que no está bien del todo...

  • Fotolibro No todo está perdido, de Gustavo Alemán -

Esas sensaciones que combina Gustavo Alemán también se reflejan en el color 'raro' de las fotografías, al estar los carretes mucho tiempo caducados. "Son imágenes que tiene un peso extraño, que dan la sensación de que algo no está bien del todo, que transmiten una cierta inquietud".

Otra curiosidad de este fotolibro es que Gustavo Alemán no llevó a cabo una selección de fotografías para que formasen parte del fotolibro, sino que están todas las que realizó. "Como quería hablar de confusión, la apuesta fue incluir todas las imágenes que hice en ese periodo. Hay imágenes que yo considero, entre comillas, buenas; las hay malas; y lo bueno es que en esa gran cantidad de imágenes hay pequeñas joyas o cosas que me ayudan a decir que, bueno, no todo está perdido".

Como son tantas, las fotografías tienen un tamaño pequeño en el fotolibro. También porque a Gustavo Alemán le gusta "eso de que haya que acercarse a los libros para contemplarlos tranquilamente". Para que las imágenes lleguen como un susurro.

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