MURCIA. Sus trabajos ilustran artículos publicados en medios internacionales como 'Corriere della Sera', 'The Boston Globe' o' The Washington Post'; portadas de libros como 'Un futuro prometedor' de Pierre Lemaitre; carteles y eventos de todo tipo, como el festival Titeremurcia; así como un sinfín de proyectos personales en los que experimenta y da libertad a sus inquietudes. Hablamos de José David Morales, un mazarronero aficando desde niño en Murcia que se siente "súper afortunado por haber podido abrirme al mundo desde un lugar que yo considero mi hogar, como es esta ciudad". "Ahora mismo mi casa está en Algezares, pero he vivido en Vistabella y me he movido por diferentes pedanías", explica este artista que ha ido construyendo un estilo propio, reconocible y demandado por las editoriales y publicaciones tanto de España como de otros países. Recientemente ha sido protagonista de una de las portadas de 'The Murcianer'.

José David Morales cuenta que se licenció en la Facultad de Bellas Artes de Valencia en 2006, aunque al principio su trabajó se centró en el diseño gráfico. "Siempre he sido dibujante por vocación y el gusanillo del dibujo siempre estaba ahí, me iba llamando y aunque hiciera diseño gráfico siempre acababa dando soluciones que me llevaban al dibujo. Así que me matriculé en la Escuela de Arte de Murcia para volver a contactar con el dibujo", recuerda este ilustrador murciano, quien tiene claro que "es muy importante para dibujar tener el hábito todos los días. La creatividad es como un músculo, hay que ejercitarlo. A partir de entonces ya fui dirigiendo mi carrera más hacia el mundo de la ilustración más que del diseño gráfico".

Para llegar a clientes de otros países cuenta con una agencia que le representa internacionalmente: "Tuve la suerte que cuando empecé a mandar mis primeros dosieres me acogieron en una agencia y eso me permitió publicar a nivel internacional y abrirme un poquito de camino. También me dio experiencia, porque en unos momentos colaboré bastante en prensa, donde te obligan a trabajar muy rápido; generalmente los tiempos son de un día para otro o el mismo día. Si te hacen un encargo por la mañana, puede ser que tengas que trabajar por la noche. Al final, es algo que te da soltura y experiencia".

El ilustrador también agradece la proyección que le dieron otros murcianos, los divulgadores de historia de Ad Absurdum, con los que empezó a publicar en España. "Otras editoriales me empezaron a ver y a llamarme también. He tenido la suerte de que han seguido contando conmigo después de mis primeros trabajos con ellos", se congratula.

El dibujo como trabajo arqueológico

Amante del proceso manual, pero sin rechazar las ventajas del mundo digital, Morales señala que "mezclo bastante, no quiero cerrarme ninguna puerta, aunque sí es verdad que últimamente estoy volviendo a algo más tradicional, que me devuelve ese placer por lo orgánico, por ver el proceso y disfrutarlo de una forma más directa, más material. Me gusta mucho los dibujos que se hacen a mano, que al final es una especie de palimpsesto donde se van acumulando incluso errores, líneas que no utilizas y que casi que podrían tener su propia arqueología. Se van añadiendo y añadiendo y, al final, de alguna manera, aunque eso sea poética, queda reflejado en el dibujo". 

Apunta, asimismo, que muchos de estos trabajos los retoca digitalmente, "porque al fin y al cabo, como sucede con casi todas las artes ahora, al final tienes que digitalizar para poder imprimir o para poder hacer cualquier cosa. Muchas veces yo retoco el color o directamente coloreo, como ocurrió con la portada para 'The Murcianer': el dibujo original es en blanco y negro, pero decidí colorearlo por ordenador porque también me daba muchas más opciones. Para mí el color es un tema muy delicado, muy difícil, y lo digital me permite sentirme más libre, jugar, pero con una base tan sólida del dibujo a lápiz que da una riqueza casi incomparable".

Cuando le piden a José David Morales que defina su trabajo, contesta que él "hablaría del contraste, porque a veces está entre lo sutil y lo sucio, entre la línea gruesa y la línea fina. Me gusta moverme en ese mundo final de lo que puede ser, entre lo poético y lo mundano también. Es lo que quería reflejar también en este dibujo de 'The Murcianer', el cielo, la tierra, lo divino y lo humano.  Me interesan mucho los contrastes, la relación entre cosas que en principio parecen que no están destinadas a encontrarse pero que, de alguna forma, pueden coincidir. También me siento atraído por la política de los objetos, por cómo dos objetos se pueden encontrar y dar lugar a otro significado".

Respecto al estilo, el ilustrador murciano asegura que "es solo un camino, es algo que se manifiesta en el propio trabajo. Cuanto más trabajas, más consistencia tiene, aunque lo que hagas sean dos dibujos totalmente diferentes, tú vas a ver que son tuyos. Es como una forma de hablar, es una voz. Mi voz va a seguir siendo la misma, aunque los temas, aunque el estilo visual sea diferente, pero el trabajo que hay detrás es lo que hace que sea una voz, que te suena, que sabes que está ahí".

Esa voz propia resuena en sus proyectos propios, que "es donde yo me siento más libre de explorar, no solo ya a nivel de dibujo, sino de temática. Puedo explorar los temas que me interesan, llevar a cabo la poesía visual que a mí me atrae en ese momento. También es una especie de laboratorio donde puedo probar elementos o maneras de dibujar diferentes, que luego poder aplicar al trabajo de encargo", explica José David Morales (quien cuenta con una tienda online donde vende originales y copias).