Entrevista

Murcia Plaza Cultura

Jeanette Conesa: "La historia del faro de Cabo de Palos va unida a la del pueblo, sin uno no existiría el otro"

Directora del documental 'Los últimos fareros'

  • Jeanette Conesa, directora del documental
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Pocos proyectos cinematográficos han causado tanta expectación como el realizado por Jeanette Conesa con Los últimos fareros. Un imacto parecido al que tuvo en su momento el documental El año del descubrimiento, que contaba la crisis industrial que sucedió en Cartagena en el año 1992 con la expo de Sevilla acaparando los focos mientras en Cartagena se desataba una crisis social sin precedentes en la recién estrenada democracia española. Ahora, esta cartagenera afincada en Ciudad de México nos cuenta la historia del faro y la del pueblo de Cabo de Palos, ya que, como afirma la directora de cine, el faro no se explica sin el pueblo y viceversa.

¿Cómo acaba una cartagenera en México?

Cuando acabo Periodismo empecé a estudiar Comunicación Audiovisual. Y de ahí hice el intercambio universitario con México, donde empecé a estudiar cine. Entonces, hice una serie de contactos. Con el documental de Los últimos fareros, no teníamos los fondos para hacer la postproducción en España, algo que suele pasar (risas). Me ofrecieron una coproducción en México y terminar la postproducción aquí. Yo estaba trabajando a tiempo completo, lo dejé y vine a Ciudad de México. Seguí trabajando a tiempo parcial a distancia. Terminé el documental y me quedé porque me dieron la oportunidad de dar clases en una universidad de Monterrey, clases de cine. Y me quedé.

Muy buena acogida del documental. Las veces que se ha proyectado en Cartagena, lleno total.

Sí, total. Estamos muy contentos. Es un resultado que esperas y que buscas en todo lo que haces, pero no esperábamos. Sabíamos que había un interés en todo el tema que tiene Cabo de Palos, pero no sabíamos qué iba a generar tal repercusión. La gente nos escribe por redes sociales preguntando cuando va a haber más proyecciones. En la segunda proyección que hicimos, se volvió a quedar gente fuera. Y eso que escogimos un sitio más grande.

¿Cómo surge la idea de este documental?

Fueron una serie de circunstancias. Siempre me había gustado Cabo de Palos como cartagenera. En verano siempre vas a Cabo de Palos, convives con el faro, lo ves…Sabes de la existencia de los fareros. En 2020, justo me había ido a trabajar a Bucarest, en Rumanía, a un laboratorio de cine, haciendo producción de cine en Kodak. Con la pandemia, el sector cinematográfico fue uno de los más perjudicados. Nos quedamos sin producciones y decidí volver a España.

Empecé a ver a Sergio, el productor del documental, que justo tenía la empresa que tiene la concesión de las visitas al faro. Le estuve ayudando, me contaba la historia del faro y pensé que tenía una historia que contar. En ese momento no estaba trabajando, estábamos aún medio en pandemia, tenía tiempo…Sacó además el Ayuntamiento de Cartagena una convocatoria para artistas que se habían visto afectados por el covid-19. Se juntaron muchas cosas que dieron lugar a que tuviera tiempo para desarrollar el guion, para contar una historia que me interesaba y que, además, hubiese la posibilidad de conseguir recursos económicos. Empecé a tirar del hilo y surgió el documental.

¿Cuál es tu relación con el faro de Cabo de Palos y con Cabo de Palos en general?

Mi relación creo que es como la de muchos cartageneros. Tenerlo presente y convivir con él desde que eres muy pequeño, veranear allí…No tenía casa en Cabo de Palos como tal pero sí iba mucho allí. Disfrutar de la playa, los amigos…El faro es como un símbolo. Algo que siempre está allí. Como una señal de casa. Desde muy joven me fui de casa y he estado deambulando por el mundo y el faro para mí es, aunque suene muy cursi, como ese símbolo que te guía a casa. Son muchos recuerdos. Se dice que las memorias de verano son las más bonitas. Recuerda a verano.

Jeanette Conesa, directora del documental
  • Jeanette Conesa, directora del documental -

Para quién no lo haya visto, ¿qué cuenta el documental?

El documental te cuenta la historia del faro en sí y del pueblo. Uno va unido al otro. De hecho, una de las protagonistas del documental afirma que sin el faro no habría pueblo. El documental te cuenta la historia del faro, del pueblo, de los fareros, historias que han sucedido alrededor del faro, como el naufragio del Sirio, que muchos lo denominan ‘el Titanic del Mediterráneo’, como otros hechos históricos que pasaron en Cabo de Palos, como una batalla naval que hubo en la guerra civil, una de las más sangrientas de la guerra. Hay diferentes historias que mucha gente no conoce en las que el faro fue testigo.

Sobre todo, es un documental reivindicativo. A mí siempre me ha gustado hacer proyectos de este carácter social. También cuenta lo que sucedió en 2017 cuando se quiso desalojar a los fareros porque había una intención de privatizar el faro y convertirlo en un hotel, bar o restaurante. Algo que ha sucedido en muchos faros de España. Me llamó mucho la atención esa historia. En ese momento si estaba en España cuando pasó y todos nos echamos las manos a la cabeza. Se quería desalojar a cuatro familias de fareros. Además, se hizo todo como por la puerta de atrás, de forma muy fea. Me interesaba mucho ver la razón. Además, quería demostrar que la gente tenía la falsa consciencia de que los faros se estaban extinguiendo por la tecnología. El documental demuestra que no ha sido tanto así, sino por cuestiones políticas.

¿Llegas a entender esa sensibilidad política para convertir el faro en algo que no debería ser?

No sabría decirte. No sé que tenían en la cabeza los diferentes políticos que llevaron a cabo esta maniobra, pero los faros, como nos cuentan los fareros, antiguamente estaban muy aislados. Estaban en sitios que no urbanizados, que no tenían escuelas o servicios básicos cerca, como sucedía con Cabo de Palos. A medida que los pueblos avanzan, se van construyendo como la sociedad, los faros se convierten o están en una situación turística privilegiada. Al fin y al cabo, todo gira en torno a ellos. Con el tiempo, se convierte en un lugar que tiene una explotación turística muy interesante. Eso pasó con el faro de Cabo de Palos.

Cuando está el faro con los primeros fareros, incluso Jesús Álvarez, el último farero que se ha jubilado del faro, cuenta que cuando llega al faro sus hijos son pequeños y no hay ni un colegio cerca. El pueblo crece, se convierte en un sitio de veraneo muy interesante y claro, el faro aumenta su valor. Poner un Airbnb es un negocio redondo. Creo, incluso los fareros piensan igual, que la intención que había detrás del faro explotarlo económicamente.

Fue la primera vez que el pueblo de Cabo de Palos salió a la calle para que se tuviera en cuenta su voz. Las asociaciones de los vecinos, la prensa…Con la acción colectiva se consigue que la privatización del faro se paralice y, hoy en día, lo han declarado Bien de Interés Cultural. Se ha ganado una batalla muy grande porque ya no pueden volver a hacerlo.

El documental se rueda en pandemia, en 2020. ¿Qué dificultades tuvo el rodaje?

Tuvo todos los inconvenientes de un rodaje convencional más todos los inconvenientes de la pandemia (risas).  Los equipos tenían que ser muy reducidos. Éramos muy pocos, había ciertas reticencias de la gente, aunque todos nos abrieron las puertas, porque había un virus circulando. Poco personal, más dificultad de acceder a testimonios. Era casi un pueblo fantasma porque además rodamos en diciembre. Eran muchas situaciones complicadas, pero al final todo salió bien. La gente estuvo muy cooperativa.

Aunque éramos un equipo pequeño, todos nos enamoramos del proyecto. Si había que trabajar el triple, se trabajaba. Fue un rodaje muy bonito. Se convirtió en algo casi familiar. Los días de rodaje eran interminables. Muchas veces empezábamos a las cinco de la mañana para tomar imágenes de amaneceres o irnos con los pescadores y terminábamos a las doce de la noche. Nos daba igual (risas).

¿Rodaste el documental que querías?

Sí, fue el documental que quería rodar entonces. Ahora mismo, vas avanzando en la industria y profesionalmente, amplías tus conocimientos. Cambias como persona y, creo que nos pasará a todos con nuestros trabajos, le veo fallos y cosas. Aun así, creo que se hizo un trabajo muy bueno.

El documental dura 75 minutos. ¿Cuántas horas rodaste en total hasta dejar la película en esos 75 minutos?

Muchas horas. No sabría decirte ahora. En su momento lo tendría apuntado, pero ahora mismo no lo sé. Quizá sean días enteros de grabación. Quizá se use un 20-30% de lo que ruedas.  Muchos de los recursos si los usamos, porque teníamos un director de fotografía muy bueno. No tuve que descartar tanto, fue más por tiempo. Quería hacerlo con la duración que tiene.

He leído que estáis en negociaciones para que alguna plataforma pueda emitirlo. ¿Cómo van esas gestiones?

Ese es el objetivo, que el documental se emita en una plataforma de streaming o en cadenas de televisión para que la gente pueda verlo en sus casas y no solo en la Región como ahora mismo. Seguimos en negociaciones viendo donde se puede emitir. No tenemos todavía una oferta clara, aunque son procesos muy largos. Cuando es una película, no un corto o mediometraje, los tiempos son muy largos para todo.

Jeanette Conesa, directora del documental
  • Jeanette Conesa, directora del documental -

Por último. ¿En qué proyecto estás ahora?

Justo ahora estoy en el proceso de búsqueda de fondos para dar el salto a ficción. Es lo que tengo en la cabeza. Ya tengo la película documental, en realidad dos porque también está el de la Cárcel Vieja, de hace muchos años. El género documental me gusta mucho y quiero seguir haciendo, pero ahora tengo ya un guion escrito, he trabajado ya en proyectos más cortitos, cortometrajes y demás, y ahora estamos en la fase de buscar fondos.

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