MURCIA. "La literatura, antes que nada, es un placer, como el sexo; pero también es una forma de conocimiento, también como el sexo. Por eso cuando alguien me dice que no le gusta leer, lo único que se me ocurre es darle el pésame. Es como si a alguien no le gustase el sexo. Porque la literatura es una forma de vivir más, de una manera más rica, más intensa y más compleja", aseguraba esta semana en la Biblioteca Regional de Murcia (BRMU) el escritor Javier Cercas, retomando una idea que ya planteó en su discurso de investidura como académico de la Real Academia de la Lengua.  

El autor de El loco de Dios en el fin del mundo -su última novela, por la que recibirá por segunda vez el Premio del Libro Europeo de Año- y de Anatomía de un instante -adaptada a una serie de Movistar Plus que está dando mucho que hablar- participó en el ciclo 'El Canon de la BRMU' (sobre los libros que más le han marcado) acompañado por el escritor murciano Miguel Ángel Hernández, quien vaticinó que el extremeño "es el autor español que, con mucha diferencia, tiene más posibilidades de ser nuestro próximo premio Nobel. Lo tengo clarísimo".

Hernández informó que los libros que forman parte del canon de Cercas son El Quijote, Madame Bovary, El Proceso y Ficciones. A lo que él autor, haciendo gala de su sentido del humor, apuntó que no se acordaba de qué títulos había propuesto cuando le preguntaron, "pero debo decir que estoy de acuerdo conmigo mismo".

Respecto a El Quijote manifestó que "a mucha gente le asusta y piensa que para leerlo hay que ser catedrático. Es mentira. El Quijote es un libro popular, un libro de risa, un libro gamberro. Fue popularísimo en su época. Y es un libro milagroso, porque cuando lo lees parece que lo entiendes todo. Yo es un libro que siempre estoy leyendo".

"No existen las novelas perfectas"

Respecto a Madame Bovary, Cercas afirmó que "es la novela perfecta. Porque El Quijote no es perfecto, es muy imperfecto, hay muchas cosas que podrías quitar y no pasaría nada.Y otras que podrías añadir y tampoco pasaría nada. Es como un inmenso cajón de sastre. Caótico a veces, pero insuperable. En cambio Madame Bovary es la novela geométrica perfecta. Todo cuadra. Para mí, Flaubert fue un escritor importantísimo". No obstante, matizó que "Madame Bovary también tiene imperfecciones, porque, al final, no existen las novelas perfectas, afortunadamente". 

Por otro lado, Javier Cercas añadió que "me he pasado la vida leyendo a Kafka". Y es que este y Borges "han sido los dos escritores fundamentales para mí durante toda mi vida. Los empecé a leer casi al mismo tiempo, cuando tenía 15 años, y nunca los he abandonado. Me interesa absolutamente todo de ellos, cosa que no ocurre con Cervantes, por ejemplo, de quien hay libros que me encantan y otros que no volvería a leer. Lo que pasa es que escribió El Quijote, que se sale de todo".

El escritor también se refirió a Borges, "el escritor en nuestra lengua más importante desde Cervantes. O desde Quevedo, que es otro escritor fundamental. Para mí hay una literatura antes y después de Borges y yo no sería el escritor que soy sin sus libros. El castellano de Borges es extraordinario. Yo lo empecé a leer muy pequeño, con 15 años, porque tenía una profesora muy guapa que nos lo dijo. Es un escritorio inmeso al que nunca dejaré de leer". 

Respecto a la influencia que han tenido estos escritores en su obra, el autor de Soldados de Salamina citaba a Picasso, "quien decía una cosa que a mí me parece muy importante y es que la originalidad no consiste en no parecerse a nadie, sino en parecerse a todo el mundo. A mí me encantaría parecerme a estos escritores". 

Hacer realidad la ficción

Ahondando en la conversación con Miguel Ángel Hernández, Javier Cercas analizaba cuestiones como que "lo que define a Don Quijote es que quiere hacer realidad la ficción. Es un señor que se ha pasado la vida leyendo libros de caballería encerrado en su casa, que en un momento determinado dice: ¡Ya basta de imaginar y basta de leer! Ahora voy a hacer realidad la ficción. Lo mismo ocurre con Madame Bovary, una señorita de provincias casada con un hombre desastroso, que lleva una vida mediocre, pero que se ha pasado la vida leyendo libros románticos, que son sus novelas de caballería, y que decide que va a vivir las aventuras que ha leído".

"Estos libros hablan de para qué sirve la literatura", añadía el académico, quien considera que "desde este punto de vista, y desde todos, es subversiva". Asimismo, señalaba que "la maravilla de la literatura es que te permite no ser tú. Estamos hartos de ser nosotros mismos. Podemos ser otros. A mí me encanta una definición que daba Alfonso Reyes de lo que es la literatura. Es un depósito de experiencia. Gracias a la literatura podemos vivir unas vidas que de otro modo no podríamos. El autor para construir su mundo necesita desprenderse del propio y desprenderse de la propia identidad. El lector, y esa es la maravilla, también puede hacerlo".

Y es que el papel del lector es fundamental para Javier Cercas, quien aseguraba que "vivimos en un gran malentendido, en la idea de que el protagonista de la literatura es el autor. Pero eso es una de las mayores mentiras que existen. El protagonista de la literatura es el lector, que es quien la interpreta a su manera, como si fuera una partitura, y en eso consiste gran parte de la magia de la literatura. Un libro sin lectores es letra muerta. Cuando el lector abre sus páginas y empieza a leer es cuando esa letra muerta cobra una vida nueva y distinta en cada caso". Recordó, en este sentido, que Madame Bovary y Don Quijote fueron lectores antes que nada, para añadir que "esto no es populismo. Yo detesto cualquier populismo, pero sobre todo el literario".

Literatura fantástica sobre la Iglesia

"Empecé escribiendo literatura fantástica y yo creo que nunca he dejado de hacerlo. Mi último libro es de literatura fantástica absolutamente. Trata sobre la Iglesia católica y sobre una cosa que se llama la resurrección de la carne y la vida eterna, que es la cosa más fantástica que existe, aunque estamos acostumbrados porque llevamos dos mil y pico años conviviendo con todo esto", apuntó Javier Cercas sobre su última novela, El loco de Dios en el fin del mundo, en la que como le enseñó Kafka ha mirado la realidad con ojos nuevos. 

Al autor aseguró que le resulta difícil escoger entre sus obras, porque "yo siempre tengo la sensación de que escribo el mejor libro que puedo. Si no, no lo publicaría. Hasta que no tengo la sensación de que ya ese libro no se puede mejorar, no lo abandono. Entonces, yo siempre espero que mi último libro sea el mejor. Pero creo que los escritores no somos buenos jueces de nuestros propios libros. Sin ir más lejos, Cervantes creía que El Persiles era su mejor libro. Yo no sé si eso lo decía porque lo creía de verdad o porque se engañaba a sí mismo. Mi teoría es que escribió ese libro después del inmenso éxito del Quijote para hacerse perdonar el éxito de haber escrito un bestseller". Además, advierte, que "a veces quiere uno a sus hijos más frágiles".

Por su parte, Miguel Ángel Hernández manifestó que "he aprendido muchísimo con los libros de Javier Cercas y me han influido como escritor. Sus novelas para mí son laboratorios de cómo se hace una novela. Si alguien quiere aprender a escribir una novela tiene que leer Soldados de Salamina, La velocidad de la luz, El monarca de las sombras o El impostor. Creo que sus libros piensan la literatura y piensan la novela, y como escritor uno no se puede escapar nunca una vez que ha leído un libro de Javier Cercas de esa influencia".