MURCIA. Pongamos que eres una de decenas de miles de personas que planean visitar Valencia durante los próximos días para empaparse de espíritu fallero. Pongamos que vienes de Zaragoza, Barcelona, Madrid o Murcia, y que no estás familiarizado con la ciudad ni con los circuitos del buen comer. Aquí van algunos consejos para que no pierdas la chaveta y acabes comiendo paella de sartén precocinada a precio de atún de Balfegó.
Chocolate con buñuelos
Primer consejo, útil para la vida en general, pero imprescindible durante las fiestas falleras: no te quedes con lo primero que encuentres a tu paso. Un penetrante olor a fritanga te dejará seco en cuanto pongas un pie en la calle; puede que tu apetito se abra de forma traicionera, tentándote a comprar churros en cualquier puesto ambulante aleatorio. Tú, ni caso, ponte las anteojeras, colócate un mocador en el cuello y dirígete de frente y sin pensarlo a los verdaderos templos de los buñuelos de calabaza con chocolate. Una opción muy socorrida tanto para desayunar como para el resopón.
Para solera, Santa Catalina (Plaza de Santa Caterina, s/n), sin duda. Está plagada de turistas durante todo el día -no vamos a mentirte-, pero sus mesas de mármol, el suelo de damero y las paredes alicatadas de azulejos derrochan encanto folclórico. Y además estás en el meollo del casco antiguo; un lugar perfecto para hacer una parada de camino a la falla de la plaza del Ayuntamiento.
Si la hora del chocolate caliente te pilla en los alrededores de la falla de Almirante Cadarso - Conde Altea, la de Císcar-Burriana o la de Gravador Esteve-Cirilo Amorós, puedes pasarte por Fabián (c/Moratín, 1), un negocio familiar emblemático y con mucha clientela local. Buñuelos grandes y no necesariamente redondos, amasados a mano y con un intenso sabor a calabaza.