Cartagena

Navantia, dos golpes en una semana: India y Canadá le cierran la puerta a los S-80

  • Felipe VI a bordo del S81 en Cartagena
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Navantia, el astillero estatal con sede en Cartagena, vive días complicados. En apenas una semana ha encajado dos derrotas internacionales de calado. Primero fue la India, luego Canadá. Dos mercados estratégicos, dos concursos submarinos, y en ambos casos el S-80 se quedó fuera.

1. La India se decanta por Alemania: el AIP español no pasó la prueba

La espera se alargó durante meses y el desenlace no pudo ser peor. Tras seis meses de retrasos en la decisión final, el Gobierno indio anunció que su programa P-75I -uno de los más codiciados del sector naval en la última década- se lo queda ThyssenKrupp Marine Systems. La alemana colocará seis submarinos de la clase Tipo 214 en un contrato valorado en hasta 5.000 millones de euros.

El fallo, como suele ocurrir en estos casos, vino de lo técnico. Navantia había mostrado su sistema de propulsión independiente del aire (AIP) en tierra, pero el pliego pedía pruebas en el mar. Y ahí, la tecnología española todavía no había dado el salto. Los alemanes, con un sistema ya consolidado y probado en operaciones reales, se llevaron la confianza de Nueva Delhi.

En la práctica, el revés supone algo más que perder un concurso: era la gran oportunidad de dar visibilidad internacional al S-80, un submarino que costó años de sobrecostes, rediseños y retrasos antes de echarse al agua.

2. Canadá también dice "no": otro plantón para la propuesta de Navantia

Y cuando parecía que la herida no podía ser más profunda, llegó el segundo golpe. A comienzos de la pasada semana Canadá anunció que el proceso para renovar su flota submarina -valorado en unos 43.000 millones de euros- continuará sin Navantia. Solo pasarán a la fase decisiva TKMS, otra vez Alemania, y la surcoreana Hanwha Ocean.

La exclusión duele, y mucho. No solo por las cifras astronómicas del contrato, sino porque Canadá era visto como un socio natural: aliado de la OTAN, interesado en capacidades oceánicas de largo alcance y, en teoría, receptivo a una propuesta como la del S-80. Pero no fue suficiente.

¿Y ahora qué?

Dos derrotas seguidas en concursos internacionales dejan a Navantia con más preguntas que respuestas.

• En lo económico, la compañía pierde opciones de exportación que podrían haber amortizado una inversión multimillonaria.

• En lo tecnológico, queda en entredicho el estado real del sistema AIP, todavía sin demostrar en el mar.

• En lo político-diplomático, ni visitas oficiales ni respaldos institucionales -incluidos los del propio presidente Pedro Sánchez- lograron inclinar la balanza.

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