Qué pena que el temporal que nos vuelve a tocar de lleno este pasado jueves y hoy provocara la suspensión del Pleno de Cartagena, y se quedaran mociones, preguntas y ruegos por explicar, debatir, discutir, aprobar o no.
Bueno, alguno dirá que después de más de cinco horas y media de debate, ya estaba bien por esta ocasión, pero me refiero a que teníamos ayer la oportunidad de ver en el debate a un político que estuvo fino en casi todo en lo que intervino, a pesar de que en el camino se haya dejado a un “amigo” rival por sus palabras envenenadas.
Me refiero a Manolo Torres, el portavoz del PSOE de Cartagena, que nos brindó la oportunidad de ver a un político combativo, hábil, espontáneo, sibilino, irónico y reivindicativo, capaz de no dejar títere con cabeza a un lado y a otro de la bancada.
Torres estuvo especialmente eficaz cuando el equipo de Gobierno colocó in extremis dentro de una moción que hablaba de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado una referencia a la construcción del Cuartel de la Guardia Civil de Cartagena. Aunque montó en cólera al intentar desmontar la jugada de PP y Vox, posteriormente tendió la mano para que se haga todo lo posible desde el Ayuntamiento con el fin de exigir su construcción urgente.
“¿Quién no querría que se construya un Cuartel de la Guardia Civil en Cartagena cuanto antes?”, se pregunta Torres. ¿Cómo él o su partido defenderían ante sus votantes una decisión contraria? Pues no: se apuntó el tanto y, de paso, es probable que hasta ofrezca novedades respecto a su ubicación.
También vimos a un portavoz socialista confrontativo cuando llegó una moción sobre la planta de biogás en Los Camachos. Aunque el Partido Popular defendió que la política de plantas de este tipo la ha defendido y auspiciado el Gobierno de España, el político socialista sacó su lado más populista para, en presencia de vecinos de la zona, solicitar una consulta pública sobre si debe o no instalarse esa planta en ese lugar -punto para Torres-.
Le desmontó el argumento al equipo de Gobierno, y los vecinos se marcharon a casa con la sensación de que nadie está haciendo nada, pero al menos los socialistas piden que decidamos nosotros, como harán los de Las Torres o Mazarrón.

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Especialmente irónico estuvo en la moción que Vox presentó -la única que llevó al Pleno-, en la que, entre otras cosas, se pedía una condena a la persecución y violencia que sufren las comunidades cristianas en diversas partes del mundo.
Es cierto que Vox suele “sacar los pies del plato” en algunas de sus mociones, porque sus partidos les obligan a llevar propuestas de calado nacional a los plenos, aunque nada tengan que ver con la política local. Pues bien, a Torres le salió la vena ‘catecumenal’ para devolvérsela a su homólogo de Vox, Gonzalo López, con la misma moneda.
Tras subrayar que apoyarían la moción, añadió:
“El primer socialista de la historia fue Jesucristo, y desde el PSOE defendemos el cristianismo y, sobre todo, a las personas y su libertad de culto y religión”.
Luego le espetó al representante de Vox:
“Lo que no me parece de recibo es que ustedes sean capaces de defender el cristianismo y a los cristianos, siempre y cuando se mantengan cada uno en su país. No hay que ser fariseo, exigiendo respeto sólo para quienes les interesa. Permítame que, ya que hablamos de cristianismo, haga referencia a Jesús cuando dijo a los fariseos y a los maestros de la Ley:
‘¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Ustedes les cierran la puerta del reino de Dios a los demás. Y ni entran ustedes ni dejan que otros entren’. (Evangelio de Mateo, capítulo 23, versículo 13).”
Y concluyó:
“Abran ustedes las puertas del cielo, porque hay muchos que realmente necesitan entrar, no por capricho ni para fastidiarles a ustedes, sino por seguridad y para garantizar su futuro.”
El último aspecto que quiero señalar fue su lado más maquiavélico y activista. En el primero, lo vimos cuando le espetó a Vox que se rendían completamente a los designios y voluntades de su socio de Gobierno, tanto que -según dijo- sus discursos los escriben desde el Gabinete de Alcaldía. Pero es que también tuvo para arrimarle al portavoz del PP, Ignacio Jáudenes, al que tras otro debate le dijo "ahora son la extrema de la extrema derecha y no se da cuenta que el señor que tiene usted a su izquierda -se refería a Diego Salinas, de Vox- gana más votos callado que usted hablando. ¿O no ha visto usted la encuesta del Cemop? Despierten del letargo extremista y vuelvan a la senda democrática".

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Por último, y ya termino, llevó una propuesta de apoyo al pueblo palestino y por la paz en Gaza. Como era de prever, cada partido siguió las consignas nacionales, pero Torres respondió con contundencia a Giménez Gallo (MC), que había señalado, con coherencia, que “se está tomando la costumbre de debatir sobre derecho internacional cuando no tenemos pajolera idea de derecho internacional”, y pidió priorizar los temas de Cartagena.
Torres le replicó:
“A muchos cartageneros y cartageneras nos importa lo que allí está sucediendo. No es cuestión de derecho internacional, es cuestión de derechos humanos. Así que sí, nos importa y mucho el genocidio que se está cometiendo en Gaza.”