Solo hay que contemplar la fotografía para ver que hay cascotes, y no pequeños, en el foso de la muralla de Carlos III de Cartagena. ¿Peligro, imprudencia, dejadez? ¿Alguien está actuando? Desde hace un año, la Asociación Carthaginense lo viene denunciando, y desde hace diez meses alguien de la concejalía de Patrimonio afirma que se trabaja para disponer de “los permisos previos, la asignación presupuestaria, así como tiempo suficiente para la redacción del informe de diagnóstico que dé posteriormente lugar al proyecto de intervención en el monumento, si este así lo indica”.
La edil no adscrita María Dolores Ruiz lo ha vuelto a advertir en el Pleno Municipal de este pasado jueves, y la imagen no pudo ser más descriptiva. Ruiz sacó un trozo de muralla de una bolsa de plástico para mostrar la dimensión de lo que está cayendo al foso, por el que —recordemos— transitan vecinos con sus mascotas, niños con su pelota o turistas con su cámara de fotos.
En su moción, que no fue aceptada, pedía la redacción de un proyecto de retirada de los añadidos prefabricados de hormigón y hierro colocados en el pretil de la muralla de Carlos III, y su reposición con materiales y diseño acordes con la protección del BIC. Además, solicitaba medidas inmediatas de seguridad y señalización en la zona afectada, para evitar riesgos por desprendimientos.
El concejal de Patrimonio, Pablo Braquehais, respondió a Ruiz que se están tomando medidas de seguridad, pero justificó el voto en contra del equipo de Gobierno por “una cuestión formal”. Según la documentación existente, “y en opinión de diferentes miembros de nuestros servicios jurídicos, la titularidad de este elemento es del Estado. Por tanto, en cuanto terminemos de evaluar las patologías que ahora se pueden ver, y una vez que comprobemos que efectivamente es así su titularidad -puesto que explícitamente no viene dicho-, nos pondremos en comunicación con este organismo para que actúe”.
Es decir, Patrimonio asegura que se está actuando, aunque está claro que los cascotes siguen sueltos en el foso. No se ha acordonado la zona afectada y el peligro continúa latente, más aún en un espacio declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Mientras se dirime la responsabilidad de las actuaciones, el deterioro sigue su curso.
“Esto está cayendo al foso de la muralla desde octubre, que fue cuando desde la Asociación Carthaginense denunciamos la situación del pretil. Ocurre porque el hormigón no es hidrófugo y el hierro se oxida; entonces, el hierro se expande, lo que está pasando igual con el suelo de toda la muralla. Lo lamentable es que una muralla construida en el siglo XVIII, y estando ya en el XXI, el Gobierno desestime una moción para proteger a los viandantes, cuando esto ocurriría en cualquier edificio”, esgrimía la propia Ruiz, que manifestó su sorpresa por la respuesta de Braquehais.
“Si se caen trozos, el Ayuntamiento debería vallar, proteger y evitar que los vecinos sufran daño. Eso es inmediato, esa reacción es inmediata. Desde que denunciamos, ahora mismo hay montones de trozos de estos en el foso de la muralla de Carlos III. Creo que lo que está pasando es que el Ayuntamiento ha hecho efectivamente lo que dijo: hablar con la Cátedra de Historia de Cartagena, que está analizando el estado real de la muralla de Carlos III”, añadía la concejala
Víctor Beltrí ya colocó una balaustrada cuando trabajaba como arquitecto, y esa balaustrada se retiró y se sustituyó por la obra de Torres Nadal, precisamente por lo mismo: el hormigón reventaba y caían los trozos al suelo. “Es lamentable que en el siglo XXI todavía no sepamos quién es el propietario de la muralla de Carlos III. Y es más, todavía resulta más lamentable que la propia Dirección General indique al Ayuntamiento -que es quien está obligado a intervenir- y ahora resulte que, a lo mejor, es el Estado. Pónganse de acuerdo, porque si la democracia conlleva este lío de competencias y titularidades, lo único que puede provocar es una desgracia. En cualquier momento, por ahí transita gente con sus perros y puede caer un trozo de este tamaño, que, evidentemente, puede causar una tragedia”, acabó argumentando María Dolores Ruiz.