Uno de los grandes retos que sigue teniendo La Manga y Cabo de Palos es vencer a la desestacionalización que, cuando llega el mes de septiembre, ‘atrapa’ a la zona. El transporte dilata su frecuencia de paso, muchos hoteles cierran con la llegada del otoño y, por ello, el ritmo de vida de la zona cae en picado.
“Cuando hablan de desestacionalización de la zona, hay que hablar de muchas cosas. Hay que hablar del transporte, hay que hablar de las playas, que el 15 de septiembre se quitan, por ejemplo, en la zona de Cartagena, ya empiezan a desmantelar un poco la zona”, apunta Pepe Espinosa, residente en La Manga desde hace 40 años y presidente de los empresarios de la zona.
“Y luego te cuento otra cosa. Aquí hay un turismo de bodas que los políticos conocen un poco y que mueve una cantidad de economía que flipas. Te podría hacer un cálculo aproximado, sin volverme loco, de que aquí se están haciendo al año alrededor de 300 bodas, 250-300 bodas al año entre los locales que hay, del Parador, la Mestiza, el área incluso la Manga Club, que también está reactivando este tema. El 80% es gente de fuera de la región de Murcia. Esta gente se queda en hoteles. Y aquí viene el problema. Tenemos un tiempo cojonudo en octubre y noviembre, y en diciembre incluso. ¿Dónde está el problema cuando viene esa boda con una media de 100 invitados por boda? ¿Dónde se hospedan? Porque de repente los hoteles también cierran y entonces no pueden reservar y si quieren hacer las reservas de bodas que van con muchísimo tiempo de antelación, pues llaman por teléfono y muchos de ellos no les garantizan estar abiertos”, explica Espinosa. “Cierran durante una media de dos meses al año pues casi todos los hoteles de la Manga”.
“Entonces claro, reactivan con el Imserso, es verdad que se reactiva con el Imserso, pero al final es una pescadilla que se muerde la cola. Aquí la desestacionalización de la Manga y la de Cabo de Palos es gracias a los empresarios. José Enrique, por ejemplo, Sub Up, no para de traer eventos deportivos. En mayo tenía aquí una gente de varias universidades de toda España. No había chiringuitos, no había ningún sitio para tomarse una cerveza, no estaba todavía puesta la pasarela. Fíjate en las cosas que tenemos que estar”, apunta Espinosa. “Recuerdo que hubo una pequeña marea que trajo pequeñas medusas que se quedaron en la playa. Esto olía... No te puedes hacer una idea de lo que olía. En una playa urbana como Valencia, al día siguiente hubieran quitado todo. Aquí tuvimos que estar dando la matraca, la gerente peleándolo también. Y una peste que llegaba al olor a mitad de La Manga. Al final el problema de fondo es que La Manga está muy alejado de su ayuntamiento. De los dos ayuntamientos. Este es el gran problema que tiene”, señala Espinosa.
“No hay mala fe”, aclara el presidente de los empresarios, “sino que los políticos están en otras cosas. Y cuando se van a poner las pilas, muchas veces confían en los técnicos han hecho cierto trabajo, pero a veces se encuentran, como ha pasado con Costas ahora, que tampoco lo han hecho. Y por no entrar en malos rollos con su técnico, porque al final tienes que trabajar sí o sí con él…El político se va, el técnico se queda. Entonces intentan minimizar un poco el impacto este de entrar en cabronazo con ellos”, señala.
“Al final te das cuenta de que es una maquinaria que por mucho que choques va a ser peor. Como se pongan a la huelga japonesa... Hay algo que, desgraciadamente, a lo mejor en Cartagena los funcionarios sienten más la zona, porque viven ahí, pero por lo que sea, Cabo de Palos es como siempre el final, siempre el último recurso”, añade.
Destaca, no obstante, que, con la nueva gerente, Esperanza Nieto, ex concejal del Ayuntamiento, todo va más ágil. “Va todo un poco más ágil en algunas cosas porque tenemos una gerente del consorcio que ha sido concejal en el ayuntamiento de Cartagena, que conoce muy bien la administración y que, gracias a ella, cuando levanta un teléfono para pedir algo, sabe a donde tiene que llamar, entonces los tiempos se acortan un poco más. Pero el problema es la lejanía que tenemos con los ayuntamientos. Ese es el problema que hay”, recalca. “Y somos conscientes de ello, lo aceptamos todos, porque somos conscientes de este tema. Sabemos que tenemos que ir con pico y pala para conseguir pocas cosas, y así estamos”.