La Asociación de Municipios del Campo de Cartagena y del Mar Menor -que agrupa a los ayuntamientos de Fuente Álamo, Torre Pacheco, Cartagena, Los Alcázares, San Javier, La Unión y San Pedro del Pinatar- se ha vuelto a reunir. Y no ha sido una reunión más. Representan a cerca de 400.000 personas censadas, pero también -y esto es importante- a una comarca que sostiene buena parte del peso turístico, agrícola e industrial de toda la Región de Murcia. Es mucho lo que está en juego.

Lo que se percibe, cada vez con más claridad, es una voluntad compartida de trabajar juntos. Más allá de las siglas, lo que empieza a tomar forma es una estrategia común que ya tiene sus primeros pasos concretos. Y no solo sobre el papel: los técnicos ya están trabajando, siguiendo las directrices marcadas por los alcaldes.

La primera gran propuesta que ha salido a la luz es un ambicioso proyecto de bioeconomía centrado en la recuperación del algarrobo, un árbol casi olvidado que en esta tierra forma parte del paisaje, de la memoria… y también del futuro. El plan, valorado en 1,7 millones de euros, tendrá una duración de tres años y será presentado junto a la Fundación Biodiversidad. Dicen que los proyectos con alma son los que de verdad arraigan. Este parece tenerla.

Pero hay más. Entre los temas tratados también se ha puesto sobre la mesa una propuesta con sabor a tierra, mar y autenticidad: la creación de una Denominación de Origen para los productos agrícolas, ganaderos y pesqueros de la comarca. La sugerencia ha llegado de la mano de la asociación Euro-Toques (una organización internacional de cocineros que integra a más de 3.500 cocineros de 18 países.), y ha sido recibida con entusiasmo. La idea no es solo proteger lo nuestro, sino ponerlo en valor, darle nombre, rostro, y prestigio. Porque quien haya probado un tomate de aquí, un pescado del Mar Menor o un queso de cabra de San Javier... lo sabe.

Además, los alcaldes han querido seguir empujando en una dirección que no es nueva, pero sí urgente: reclamar que las competencias de Costas pasen a la Comunidad Autónoma. Lo dicen sin rodeos. La burocracia que impone el Estado es lenta, lejana y a menudo incomprensible. Y eso, en un entorno tan sensible como el litoral, cuesta tiempo, dinero y oportunidades. "Queremos decidir aquí lo que pasa en nuestras costas", resumen.

Septiembre también está en el horizonte. Ya se está preparando la participación conjunta en la Semana de la Movilidad, un evento que cobra sentido en un territorio extenso, disperso y muy transitado. Precisamente en esa línea, se ha ratificado el visto bueno al protocolo propuesto por la Consejería de Fomento para la ampliación del FEVE, una de esas infraestructuras que no solo mejoran la movilidad, sino que pueden cambiar la forma en que las personas se conectan con su entorno y entre sí.

En definitiva, la sensación que queda tras la reunión es que hay un impulso compartido. Un “vamos todos a una” que se traduce en acciones concretas y en una mirada a medio plazo. Esta comarca -con su mar, sus campos y su gente- tiene mucho que decir.