Cartagena

Comida caliente, cobijo y humanidad: 110 años de la Hospitalidad Santa Teresa en Cartagena

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  • Sala de reuniones de patronos
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Alí, o así es como él dice llamarse, afirma que es egipcio y así parece acreditarlo con su carné del servicio militar (conscripción o reclutamiento) en su país, pero no hay ningún otro documento que verifique su identidad. Por eso aquí se siente refugiado y, también, porque vive como en su casa, lo que lo convierte en el más veterano -sus más de ochenta años lo corroboran- de todos los que han pasado por este lugar. Abdoulaye solo tiene 35 años y sí sabe perfectamente de dónde viene -Costa de Marfil- y qué quiere hacer con su vida. Hace solo unos días consiguió, tras casi tres años y medio en España, legalizar su situación para poder integrarse sin problemas en el mercado laboral de su país de acogida. Mientras llega ese momento, el joven costamarfileño es feliz como ayudante de cocina, una escuela donde lo ha aprendido todo mientras sirve una media de 90 comidas diarias, de lunes a domingo.

  • La cocinera Ramona Alcalá junto a Abdoulaye, su ayudante de cocina -

Ellos, Alí y Abdoulaye, son solo dos ejemplos -de los cientos, o mejor dicho, miles de personas- que han pasado una mañana, una noche, una semana o incluso cinco años por la Hospitalidad Santa Teresa de Cartagena, una fundación que el próximo año cumplirá nada menos que 110 años dando comida caliente y cobijo a personas sin hogar y sin medios para mantenerse. Pero, sobre todo, lo que ofrece es calor, empatía, solidaridad y humanidad, elementos que muchos creían olvidados en sus vidas difíciles.

La Fundación está ubicada junto a la cárcel de San Antón y en nada se parece a aquel humilde edificio de principios del siglo pasado, en un paraje inhóspito promovido por José Jiménez Blechmit, donde ya se intentaba cubrir las necesidades más básicas de personas en exclusión social. Hoy cuenta con un inmueble de tres plantas, más de 25 empleados -trabajadores sociales, cocineras, limpiadoras, personal administrativo, psicólogo o podólogo- y unos objetivos muy claros una vez resueltos los aspectos esenciales como una cama y un plato de comida: ofrecer orientación sobre recursos municipales, coordinar la atención con la red de acogida, facilitar el acceso de las personas inmigrantes a los servicios sociales y promover su empleabilidad y desarrollo de competencias.

  • Estancia de usos del centro -

La Hospitalidad Santa Teresa dispone de capacidad para acoger a 36 personas en sus instalaciones, con habitaciones de dos camas y hasta apartamentos para familiares. Además, ofrece comida diaria a unas 90 personas. Algunos comen allí; otros acuden a recoger la comida y se llevan algo para la cena. El menú es apto para todas las creencias y religiones. Para este domingo, por ejemplo: ensalada, pollo Kentucky y fruta para el almuerzo; y crema de verduras, boquerones y lácteos para la cena. Ramona Alcalá es una de las cocineras y, tras ocho años de servicio, reconoce que es un trabajo muy gratificante y que, pese a las dificultades que atraviesan quienes acuden al centro, siempre se respira un gran ambiente familiar. Aquí, acompañada por Abdoulaye, el estrés propio de una cocina se compensa con la satisfacción de ayudar y acompañar a tantas personas en situación de vulnerabilidad.

  • Alonso Gómez López, presidente de la Fundación Hospitalidad Santa Teresa -

Alonso Gómez López, ex concejal de Cartagena y ex director de Deportes de la CARM, lleva tres años como presidente de la Fundación. Sustituyó a Vicente Villar, que estuvo al frente de la institución nada menos que 30 años. Alonso fue antes patrono -son un total de diez- y aquí ha encontrado un lugar donde seguir trabajando por los demás sin el estrés ni las críticas diarias que soporta un político. Quienes lo conocen saben que es una persona inquieta, con mucho que ofrecer y con una vocación de servicio a la sociedad que le rebosa por los poros.

Dice que la Fundación es una máquina bien engrasada, pero que necesita atención los 365 días del año, porque son muchas las personas que llegan en busca de ayuda. Afirma que reciben respaldo de las administraciones públicas, principalmente del Ayuntamiento y Comunidad Autónoma -ya que cubren el 75% de los servicios- a través de programas, mientras que la financiación procede de donantes y empresas -muchas de ellas prefieren mantener el anonimato-, además del apoyo constante de firmas como Mercadona, El Corte Inglés o el Banco de Alimentos, que son la despensa de la Hospitalidad Santa Teresa. Y es que, con un presupuesto anual de 1,1 millones de euros, la labor de captar nuevas aportaciones es diaria, necesaria y continua. “Es una labor muy gratificante”, afirma Alonso, quien asegura que hay personas que pasaron por allí en momentos complicados de su vida y que luego regresan o envían una carta para agradecer el trabajo, el cariño y la cercanía recibidos.

  • Almacenes y despensas de la Hospitalidad -

Esa es la mejor recompensa para los trabajadores, los patronos, los donantes y todos los voluntarios que emplean su tiempo de forma desinteresada para mantener firme y vigorosa una institución creada por y para quienes más lo necesitan.

 

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