Murcia Plaza

SILLÓN OREJERO

'Art & Beauty' de Robert Crumb: El artista frente a un modelo de mujer que le esclaviza

MURCIA. Me van a perdonar los artistas, pero la única cualidad positiva que le encuentro a esa religión o culto llamado arte contemporáneo es su elevado precio. Sin duda, su gran aspiración es la de encarecerse y eso es lo único bueno que veo que tiene, que sirve para desvalijar a la gente que tiene tanto dinero como vanidad. Ahí encuentro una labor social de reparto de la riqueza y el fenómeno en sí me parece todo un arte. No es tan artística la obra de arte colgada de una pared o expuesta en una peana como todo el circuito de galerías, expertos, tasadores, periodistas y, por supuesto, compradores. 

Desgraciadamente para mí, el arte entendido como alimento del espíritu siempre lo he encontrado en otros lugares más mundanos. El kiosco, la tienda de discos, la televisión, el videoclub o el cine del barrio y después del centro comercial. Quizá ahora estos espacios son difíciles de ver también, pero en su día formaban parte del paisaje cotidiano. Tampoco me he engañado nunca a mí mismo. Nunca he podido situar en el mismo lugar a los autores de tebeos y a los grandes artistas de nuestro tiempo. Creo que estos últimos deberían besar el suelo que pisan los primeros, fijarse bien y tratar de aprender algo. 

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