MURCIA. “¿Me permites mirarte mientras comes?”, le pregunta Dodin (el personaje interpretado por Benoît Magimel) a su amada Eugenie (Juliette Binoche) tras servirle una minuciosa cena que ha estado preparando exclusivamente para ella. A continuación, Dodin se sienta enfrente suyo para observar detenidamente y deleitarse en cómo saborea con placer los platos que ha cocinado cuidadosamente para ella, una actividad (la de comer) “bellísima”, como él dirá poco después.
Esta secuencia de A fuego lento (La passion de Dodin Bouffant), la última película del director vietnamita Tran Anh Hung (El olor de la papaya verde o Tokio Blues, la adaptación de la famosa novela de Murakami), por la que ganó el Premio a la Mejor Dirección en el pasado Festival de Cannes, candidata a los Oscar por Francia y que ya puede verse en los cines españoles, refleja muy bien la esencia de la película: el placer de crear algo hermoso para las personas que amas y a su vez, el placer de ver cómo lo disfrutan. Ambientada en el mundo de la gastronomía francesa del siglo XIX, el film es sobre todo una historia de amor, la de Eugenie (una sensual Juliette Binoche), cocinera de prestigio, y Dodin, el popular gastrónomo para el que trabaja desde hace más de veinte años. Cada vez más enamorados el uno del otro, su vínculo se convierte en un romance en el que los placeres sensoriales y emocionales se mezclan dando lugar a una bella metáfora de la cocina como lugar de amor, donde a menudo el disfrute está en ver gozar a la persona amada.