Murcia Plaza

CUANDO HABÍA UHF

'La edad de oro' de la buena música en televisión

  • La presentadora y el crítico Jesús Ordonvás 

VALÈNCIA.- Hubo un momento en el que llegamos a convencernos de que este país había superado los traumas de la Guerra Civil y la consiguiente Dictadura. Creímos, o quisimos creer con todas nuestras fuerzas, que estábamos listos para eso que entonces se llamaba ‘ser modernos’. Pero no, listos no estábamos. Lo que estábamos era ansiosos por serlo. Pero las señales parecían decir otra cosa. Allá por 1984, medios de comunicación extranjeros comenzaron a publicar que España era lo más, proclamando a Madrid como la ciudad más divertida y deslumbrante del mundo. Allí estaban Almodóvar, Alaska, Derribos Arias, Ceesepe, Gabinete Caligari, Ana Curra, El Hortelano. Y, aprovechando la coyuntura de que entonces solamente existían dos cadenas de televisión, estaba Paloma Chamorro con su magnífica e irrepetible La edad de oro.

Chamorro, que empezó como locutora de continuidad en TVE, presentó y dirigió durante los setenta programas sobre artes plásticas como Galería, Trazos o Imágenes. Cuando Imágenes desapareció, ideó un proyecto que uniera música y arte, donde los protagonistas fueran los nombres emergentes de esa escena que, en 1980, todavía era subterránea. Cuando presentó su proyecto, que incluía entrevistas y conciertos en directo, desde el famoso estudio 1 de TVE, el programa se llamaba Arte moderno.

En una de las entrevistas que realicé para el libro Alaska y otras historias de la movida (2002), la propia Chamorro relató así parte del proceso —le llevaría casi tres años—: «Los responsables de programas musicales comenzaron a llamarme intrusa. A continuación, Leopoldo Castedo, el director general de TVE, fue destituido y al puesto llegó Carlos Robles Piquer, cuñado de Fraga. Con él concluyó un período de cierta apertura en la televisión. Y la idea, concebida por una persona como yo, tantas veces censurada en la casa, quedó de nuevo congelada. Estaba bastante mal vista, tenía fama de roja y atrevida, era una chica atípica, ya que dirigía un programa en una época en la que una mujer no podía ser juez. Así que, imagínate, cómo podía ser dirigir equipos de hombres en estudios, salas de montaje… y manejártelas con el censor de turno, Pistolín, que era pequeñito pero llevaba una pistola más grande que él».


Con la iglesia hemos topado

Hubo más trabas y traspiés, y hasta que tuvo lugar el relevo en lo político tras la llegada al poder del PSOE el proyecto no obtuvo carta blanca. Titulado como La edad de oro en honor al film homónimo de Luis Buñuel, el programa apareció por primera vez en la pequeña pantalla en mayo de 1983. Se emitía en la segunda cadena, a partir de las diez y durante casi dos horas daba cabida a un concierto. Este, acompañado de una entrevista en el plató al artista o grupo que lo daba, se convertía en la espina dorsal del episodio. Para el estreno se logró la proeza de reunir a los miembros originales de Kaka de Luxe, que para entonces formaban parte de grupos tan importantes como Alaska y Dinarama, La Mode o Radio Futura. 

Comenzó así un ritual que duró dos temporadas. Los martes por la noche, el televidente podía elegir entre ver entera la película de la primera cadena o cambiar de canal para contemplar el espectáculo que tenía lugar en el UHF y, a continuación, alegrarse o indignarse. En el plató, un desfile de criaturas estrambóticas con el pelo cardado y teñido, maquillados, con indumentarias siniestras, coloristas, nunca convencionales. Ellos componían un público que fumaba, bebía, hablaba y, si se terciaba, se mofaba de la presentadora o se convertía en parte del espectáculo. En Inglaterra había un programa parecido llamado The Word presentado por Muriel Gray, pero no era comparable a lo que proyectaba La edad de oro. Empezando por Chamorro, que con su melena negra cardada, presentaba con orgullo a cada invitado (en el prólogo del citado libro, Almodóvar calificaba aquellas intervenciones de su amiga como ditirámbicas). Después se aventuraba a entrevistarlos. Algunos, como Nazario o Stiv Bators, comparecían borrachos. Otros, por actitud, se negaban a seguirle la corriente con sus respuestas. 

Fabio McNamara acudió completamente colocado y John Cale, ciego de coca hasta las trancas [algo que el autor de estas líneas pudo presenciar como periodista invitado en aquel programa] contestó con desprecio a las preguntas para luego dar un concierto memorable. La lista de quienes pasaron por aquel plató fue larga, deslumbrante e irrepetible: Marc Almond, Alan Vega, Echo & The Bunnymen, John Foxx, The Gun Club, Tuxedomoon, Psychedelic Furs. Entre los nacionales, destacar a Golpes Bajos, Radio Futura, Dinarama, Aviador Dro, Los Coyotes... Yukio Mishima, Pablo Sycet, Dis Berlin, Miguel Trillo, Willem De Kooning o Mapplethorpe protagonizaron algunos de los reportajes. Pero el grupo que hizo historia en el programa fue Psychic TV. En su performance se proyectaron varios vídeos. En uno aparecía una figura de Cristo con cabeza de animal y fue cuando se lio parda. 

El juez Juan Riu Izquierdo interpuso una denuncia contra TVE y otra contra Chamorro, bajo acusaciones de profanación de los sentimientos religiosos. Ambas fueron admitidas a trámite. Aunque el programa siguió emitiéndose hasta mayo de 1985, con un concierto de The Smiths, se puede decir que la fiesta terminó aquella noche de 1984. Chamorro fue procesada por ofensas a la religión católica. Se pedían para ella catorce años de cárcel, aunque finalmente quedó en libertad provisional. Ocho años después ganó el juicio. A cambio quedó marcada por el síndrome del profesional quemado. Terminaría pidiendo una excedencia que fue para siempre. Jamás quiso volver a TVE. Paloma falleció repentinamente el 29 de enero de 2017. Cuando murió, España seguía sin ser un país moderno. 

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