La muerte de miles de españoles durante los últimos meses como consecuencia del coronavirus ha sido tan impactante y cuantiosa que por un momento y con la complicidad de las autoproclamadas autoridades sanitarias, quizá no sentíamos el dolor y la emoción debida ante una muerte tan terrible y cruel como la que provoca esta enfermedad, con el agravante de la terrible soledad de tantos y especialmente los mayores, los mejores de esta sociedad.
La muerte golpea y en nuestra cultura parece que la hemos rechazado tanto que no queremos ni verla, ni entenderla, ni interiorizarla como una parte del proceso vital, el que pone fin a nuestra presencia terrenal y para los creyentes abre el camino de la vida eterna y para los agnósticos de otra forma, pero creo que muchos sienten que algo nuestro sigue presente. La idea de alma o espíritu es casi consustancial a todos al margen de la religión o no que profesemos y cuando nuestros familiares o amigos mueren, solemos recordarlos de mil maneras y así los hacemos realmente presentes, aunque no físicamente.
“En relación con si me voy a morir o no, nada. No tengo miedo a morirme. Yo sé que llevo la muerte encima. La muerte a mí no me ronda, la llevo dentro, conmigo”.
Pau Donés
Los miles de muertos que estos meses han caído no sólo como causa de la pandemia sino como consecuencia de la nula previsión y la escasez de materiales de prevención deben ser recordados y dignificados como héroes de nuestro tiempo caídos en una injusta batalla que se nos presentó y para la que no tuvimos un mando firme y claro que supiera hacerle frente, la inmensa mayoría personas anónimas. Ahí estriba la diferencia entre los famosos o populares, su muerte nos llega a todos y nos impacta de una manera distinta.
Pau Donés se hizo tremendamente popular con la canción ‘La Flaca’ y su grupo Jarabe de Palo, luego tuvo más éxitos musicales y hace cinco años entró en la nómina de famosos con cáncer, su relevancia pública hizo que millones de personas vivieran las noticias sobre su salud con gran interés y preocupación, y también es cierto que la capacidad de sensibilizar, de promover campañas y donaciones es infinitamente superior a la de una persona anónima. En los últimos días supimos de la muerte de Alexandro Lecquio jr. también a causa de un cáncer y muchos hemos visto con triste sorpresa el aspecto del actor Dani Rovira que todos recordamos en la película Ocho apellidos vascos y que también lucha contra el cáncer.
Cada vez que una muerte de un famoso nos impacta y volemos a sus obras públicas (música, cine, libros, discursos, arte, etc.) creo que debemos pensar también en la cantidad de personas que mueren en un ámbito de anonimato a nivel global, aunque en su entorno vital lógicamente no y hacer ese esfuerzo por recordar, que como su etimología indica es “volver a pasar por el corazón” las vivencias y momentos que pasamos junto a ellos. Pau nos ha dejado muchas canciones que nos seguirán haciendo bailar y disfrutar y gracias a eso, podemos afirmar que quienes dejan una buena obra vital, nunca mueren y siempre están presentes.
“¿El futuro? Y yo qué sé. No hay plan. Y vivir sin plan es cojonudo”.
Pau Donés
El grupo que lideró se llamaba Jarabe de Palo, que la RAE define como “modo coloquial utilizado para aludir a una paliza como medio de disuasión o de castigo”, esa sensación tenemos muchos españoles, la de llevarnos una paliza tras los casi tres meses desde que se decretó el estado de alarma y como la situación económica empeore habrá que buscar otra medicina que nos de mejor resultado, y para ello será indispensable buscar otros médicos, es decir, otros líderes que nos ofrezcan recetas distintas a la viejas fórmulas de los gobiernos socialistas que han demostrado de manera repetida su ineficacia para generar prosperidad y bienestar. Esperemos que el futuro nos haga pensar como decía otras de las populares canciones que “todo me parece bonito”.