MURCIA. Ramón Gaya no fue solo un reconcido pintor, sino que también fue un aplaudido escritor. De hecho, él se describía como "un pintor que escribe". Esa faceta es la que explora una nueva exposición en el Museo Ramón Gaya, titulada De escritor a escritor, que se inaugura este viernes, a las 13.00 horas, y en la que se podrá ver retratos de escritores con los que el murciano tuvo relación, así como primeras ediciones de los libros de Gaya (con anotaciones y correcciones), manuscritos, postales, revistas literarias (como los originales de 'Hora de España' o 'El hijo Pródigo'), sus cuadernos con dibujos y escritos… 

Desde el Museo, destacan el retrato de la escritora Elena Garro, la mujer de Octavio Paz; un retrato que arrastra una historia tras de sí, contada por la propia Garro en un momento difícil. "Lo único que me había sacado de México era mi retrato de Gaya. Me fui a venderlo. Se cotiza muy alto ese pintor. Recuerdo esa tarde ardiente en la galería Séiquer, extendieron el retrato en el suelo y ante mi urgencia, llamaron a un señor muy rico, que llegó corriendo al saber que se trataba de un Gaya. El señor vio el cuadro extendido en el suelo y preguntó: ¿quién es esta mujer tan divina? Una desconocida, le contesté. ¡Ah! La dueña de la galería, se puso encarnada y dijo: 'no, no, es esta señora' y me señaló. El comprador también se puso encarnado y dijo: claro claro. Lo compró. Pagué un mes de hotel, pero no me alcanzó para mudarme. Además la chata estaba flaquísima, pesaba cuarenta y dos kilos", relató.

La exposición se enmarca dentro del festival literario ExLibris y hace un recorrido por la vida del pintor/escritor deteniéndonos en algunos escritores contemporáneos de Gaya, aunque, como bien señalaba Francisco Brines y recuerdan desde su museo, "privilegio de Gaya es el de ser contemporáneo de quien le place".

Escribiendo desde niño

Muy pronto, siendo aún un niño, comenzó a publicar sus primeros escritos en la irrepetible revista 'Verso y Prosa'. Desde entonces, simultanearía pintura y literatura. El conjunto de su obra ensayística es de tal calado que Emilio Pérez Sánchez (director del Museo Nacional del Prado entre 1983 y 1991) llegó a decir en una conferencia en el Círculo de Bellas Artes de Madrid: "Ramón Gaya es un gran pintor, uno de los más grandes, pero es, además, el escritor sobre arte más importante que ha tenido España en todo el siglo XX".

Ramón Gaya se servía de la escritura "para aclararme cosas a mí mismo, y por si le pueden servir a los demás; tampoco tengo muchas ganas de 'predicar', pues no se trata de eso. Se trata, simplemente, de dejar sentadas algunas cosas que a mí me parecen bastante claras, no es nada más que eso […] El artista debe ser una persona con una mente aclaratoria... debido al lío, al barullo, al maremagnum, como diría Guillén, en que está todo metido. Así que he considerado necesario tomar parte en esa acción aclaratoria".

Su vida estuvo unida a la de grandes escritores del siglo pasado: José Ballester, Juan Guerrero (el Cónsul general de la poesía), Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Pepe Bergamín, Federico García Lorca, Juan Gil-Albert, Concha de Albornoz, María Zambrano, Elena Garro, Octavio Paz, Tomás Segovia, José Rubio, Eloy Sánchez Rosillo…

Con ellos participó en algunos episodios fundamentales de nuestra historia más reciente: Verso y Prosa, Hora de España, El Hijo Pródigo, Las Misiones Pedagógicas.... Esa estrecha relación entre creadores queda recogida en los retratos de Gaya, las cartas cruzadas, textos, ensayos, fotografías, libros dedicados por María Zambrano o Bergamín…