MURCIA. Las monjas benedictinas abandonarán la casa junto al Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta en Algezares tras más de cuarenta años de presencia y testimonio de vida religiosa en este emblemático enclave religioso de Murcia. Así lo han comunicado desde la Diócesis de Cartagena, que en su página web informa de esta "triste noticia". Las pocas hermanas que quedan -concretamente, siete- se trasladará al monasterio de Alba de Tormes en Salamanca.
Se trata de una decisión motivada -según indica el artículo- por la falta de vocaciones. La información recoge, en este sentido, las palabras de la superiora, María del Carmen Reales, quien asegura que "tenemos muchas dificultades para vivir la vida benedictina, ya que somos pocas" .
El Cabildo catedralicio ha mostrado, asimismo, "una profunda tristeza ante el cierre de esta comunidad", cuya presencia junto a la Virgen de la Fuensanta ha sido "enormemente positiva para el cuidado del santuario y para todos los que se han acercado hasta allí". Al respecto, desde la Diócesis señalan que las monjas custodiaban a la Patrona, asistían en las celebraciones religiosas y se dedicaban a la oración.
Para despedir a las pocas hermanas que quedan, el obispo, José Manuel Lorca Planes, presidirá una eucaristía el 4 de enero, a las 12.00 horas.
Según se informa en esta noticia de la Diócesis, la presencia de las monjas benedictinas en Algezares responde al deseo del Cabildo, cuando en 1978 se decidió fomentar la vida religiosa y la espiritualidad en torno al santuario. Desde entonces han estado al cuidado de la Virgen de la Fuensanta y, también, han participado en la liturgia durante las celebraciones. "Son muchos los que al llegar al santuario se han sentido amados", aseguran desde el Cabildo, ya que con la presencia de las benedictinas junto a la Patrona de Murcia y su huerta han encontrado "el calor, la acogida y la oración de estas monjas, a quienes les han podido exponer sus problemas y necesidades o darles las gracias, siendo también testimonio de vocación a la vida religiosa, con alegría y entrega a Dios y a los hermanos".
Por este motivo, el Cabildo agradece la labor que ha prestado esta comunidad al Santuario, con el cuidado de la Virgen y el culto. "Dejan el listón muy alto; nos cuesta trabajo imaginar cómo será el santuario sin la presencia de las religiosas", añaden.