A PROPÓSITO DE… / OPINIÓN

Metamorfosis

9/09/2024 - 

MURCIA. Alejandra se levantó y fue al baño. Accionó la manija del grifo dejando correr el agua mientras se desperezaba. Al mirar al espejo, vio a un hombre que la observaba. Horrorizada, se volvió, ocultando su cuerpo desnudo. No había nadie. Suspiró aliviada: ¡Una alucinación! Pero al girarse de nuevo, el cristal le mostró al mismo hombre. Tapándose, aterrorizada sintió un pene. Desconcertada, recorrió su anatomía y descubrió a un joven rubio, de ojos miel, alto y cubierto de vello.

Entonces comprendió…: Alejandra estaba ahora en el cuerpo de Alejandro.

En relación con el artículo El orgullo y la máscara de hierro, publicado con anterioridad, he recibido comentarios tanto inesperados como gratificantes, comprobando que ha sido leído por un público diverso y generado debate. De eso se trata: de comentar, discrepar..., en definitiva participar, porque la sociedad la construimos entre todos.

"Si no nos mostramos tal como somos, quedamos relegados a la soledad y el destierro"

Algunos lectores han sacado conclusiones que van más allá de lo expuesto en el apartado "Identidad de género y derecho al propio cuerpo" al relacionarlo con el contenido de un programa de TV, donde, al parecer, un hombre, legitimándose en su sensibilidad, exigía reconocimiento social y legal que implicaba determinada complejidad en su identidad de género. Esto generó controversia, en tono jocoso entre participantes y público, que acabó en burla generalizada.

Como considero que la responsabilidad de la comunicación recae en el emisor, haré algunas aclaraciones a la opinión expresada en el artículo anterior. Apoyándome para ello en la literatura, que, como trasunto de la realidad, transmite a través de sus recursos, como ninguna otra forma, ideas, conflictos y lo más profundo de la experiencia humana.

En el citado artículo, sostenía que la identidad de género a través de la congruencia entre cuerpo y mente, priorizando la esencia de lo espiritual sobre concepciones materialistas de la persona, era necesaria para el libre desarrollo de la personalidad, garantizado en el artículo 10 de la Constitución. Suponiendo ello, el derecho del individuo a los cambios físicos al efecto que la ciencia ofrece.

En nuestra especie, somos claramente hombres y mujeres por definición de género, aunque existen otras sensibilidades individuales, dada la complejidad humana. Dejando estos supuestos aparte y centrándonos en "la identidad de género y el derecho al propio cuerpo", tema del artículo anterior, aclarado en este, establezcamos dos puntos:

1-Diferenciación de Género. Nivel Biológico y Psicológico

La ciencia demuestra que hombres y mujeres presentan diferencias claras a nivel físico, biológico y psicológico. A nivel celular, los cuerpos masculino y femenino tienen fórmulas cromosómicas distintas. La neurociencia, incluyendo estudios como el de Louan Brizendine (2008), revela que estas diferencias se extienden a niveles hormonales, cerebrales y también conductuales. Incluyendo esto último variaciones de manifestación en juegos, pulsiones, expresión emocional, uso del lenguaje, comportamiento y sexualidad, además de la incorporación de los diferentes cambios evolutivos de ambos géneros desde sociedades primitivas. Estas disimilitudes se revelan claramente en la mente y el cuerpo de cada género, mostrando una alineación específica de ellas en ambos sexos.

2-Discrepancias en la Armonía de Género

"Naturaleza, te llaman madre… Más bien deberían llamarte madrastra". Con esta frase Emilia Pardo Bazán finaliza su novela La madre Naturaleza.

Es ineludible el origen y determinación de la naturaleza sobre todo lo creado y la existencia de la íntima conexión del hombre con ella, que se manifiesta desde lo profundo de nuestros genes. Pero creadora de lo más sublime, no es perfecta; en ocasiones se equivoca y nos juega malas pasadas, lo vemos continuamente a nuestro alrededor y en nosotros mismos.

A veces, se produce en el individuo un conflicto en la asignación de sexo al nacer entre la configuración física biológica (cromosómica) y la química psicológica. Los procesos bioquímicos son un campo vasto y complejo para la ciencia. Además, tenemos aproximadamente cien millones de neuronas y mil billones de sinapsis. El neurocientífico Michel Le Van Quyen manifiesta que somos de "una sofisticación inimaginable".

"Hacer de la cuestión Trans un cajón de sastre supone banalizar un conflicto humano que ha causado sufrimiento, desafección social y vulneración de derechos a muchas personas"

La citada incoherencia puede ocasionar al individuo que la padece dificultades serias para su desarrollo como persona. En La Metamorfosis de Franz Kafka, Gregorio Samsa, como Alejandra, una mañana se despierta habitando un cuerpo que no se corresponde con su identidad. La novela es una metáfora de la angustia y la adaptación del diferente, revelándonos el sufrimiento del ser que es distinto de los otros, acreedor de un padecimiento inmenso que puede llevarle hasta la muerte; y de la sociedad llena de prejuicios que, en su condición de juez para con los vulnerables, odia al dispar haciéndole soportar el estigma de saberse excluido, olvidado y despreciado por circunstancias ajenas a su voluntad.

Aislados, con las puertas cerradas al mundo, y sin la aceptación de los demás, los individuos no podemos desarrollarnos plenamente como seres sociales. Si no nos mostramos tal como somos, quedamos relegados a la soledad y el destierro.

La ciencia define la discordancia de género como "disforia de género" y la OMS la clasifica dentro de la categoría de la salud sexual, reconociendo la importancia de respetar la identidad de cada persona para una vida plena: "La discordancia de género se caracteriza por una marcada y persistente discordancia entre el género experimentado de la persona y el sexo asignado" (CIE-11).

En la sociedad de 1915, donde se desarrolla la obra de Kafka, muy lejos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, el desgraciado se veía apartado en un mundo cargado de convencionalismos, que convertía en grotesco y espectáculo lo que consideraba diferente o fuera de lo común (como los cuerpos inusuales exhibidos en circos o la estigmatización de la obesidad…).

Afortunadamente hoy, dentro del Constitucionalismo europeo, la ética y los avances científicos se abren paso la conciencia solidaria, los derechos universales y la justicia.

Desde tiempos ancestrales, la humanidad ha intervenido en la naturaleza mediante su capacidad creativa para modificarla. En la actualidad, la ciencia y el derecho convergen para abordar el sufrimiento humano, ofreciendo soluciones a problemas físicos que van desde patologías hasta mejoras estéticas. De igual manera, la medicina aborda conflictos de salud sexual, como la disforia de género, y la legislación respalda el derecho de las personas a decidir sobre su propio cuerpo y alinearlo con su identidad psicológica, priorizando la esencia sobre la materialidad, lo que facilita el pleno desarrollo de la personalidad.

En el apartado "Identidad de género y derecho al propio cuerpo" de la publicación anterior, se hablaba de la disforia de género. Otras singularidades, de hecho o de derecho siendo, en su caso, respetables o aceptables como parte de la diversidad y en ningún caso estigmatizarles, no eran objeto de aquel artículo, ni de este. Cualquier otra interpretación de lo expuesto es atribuible al lector o narratario, no al narrador.

Hacer de la cuestión Trans un cajón de sastre, en el que se mezclan situaciones muy distintas, supone banalizar un conflicto humano que ha causado sufrimiento, desafección social y vulneración de derechos a muchas personas.

En cualquier caso, los temas de sensibilidad humana, como este, deberían abordarse desde dos perspectivas: la de los derechos y la de la actitud. Entendiendo que los derechos no son ilimitados (limites intrínsecos), lo que se refleja, por analogía, en la frase de Jean-Paul Sartre: "Mi libertad se termina dónde empieza la de los demás"; y que la actitud radica en el respeto, percibiendo éste como "una calle de doble sentido". Pero esto solo es una opinión personal, que no tiene más jurisdicción que la de la propia extensión de quien la expresa.

En todo caso, Emilia Pardo Bazán y Kafka son dos magníficas propuestas para finalizar las vacaciones.


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