Mientras una gran mayoría de los españoles nos hallamos confinados ya más de un mes (confinación, según la RAE: “Permanencia ‘obligada’ de una persona en un lugar”) permaneciendo expectantes ante los terribles datos variables de la evolución de este 'bestial azote viral’ que nos mantiene en alerta máxima.
Desde nuestro encierro observamos que, ahí afuera, se está produciendo un verdadero caos sanitario, político, económico y laboral del que tenemos noticias sesgadas, manipuladas y algunas veces vergonzosamente silenciadas por nuestros gobernantes.
Los números que nos proporcionan, día a día, las distintas cadenas de televisión tanto pública como las privadas “están bajo sospecha” y “hay que ponerlos en cuarentena”.
Porque a los que les parezcan muy altas las cifras de casi 200.000 contagios acumulados y los 20.000 muertos... (¡20.000muertos!) habrá que recordarles que aquí tan solo están incluidos los enfermos detectados por los test (+) y el cómputo de muertes -por orden del ministerio de Sanidad- se hace solo con aquellos fallecidos a los que se les pudo realizar el test y este resultó positivo.
Por tanto, actualmente estamos enfrentándonos, según manejan cálculos estadísticos de contrastada solvencia, a una epidemia cuyo resultado real de mortalidad pudiera ser el doble o incluso el triple del que se está barajando y se nos está dando a conocer.
No obstante, se observa cómo una gran parte de los ciudadanos no se percatan del evidente manejo y manipulación gubernamental de los medios más influyentes que son las distintas cadenas de televisión, que ‘bailan al son de la música que les tocan’ dando la impresión de que aquí no pasa nada y que estamos en el país de ‘Antoñita la fantástica’.
Con las fuerzas de seguridad y policías locales cantando el cumpleaños feliz por los altavoces de los coches patrulla, celebraciones vecinales de aniversarios desde los balcones, aplausos diarios muy merecidos a nuestros sanitarios, celebraciones televisadas de ‘los que han superado la fase hospitalaria’ y vuelven a sus casas y estadísticas diarias en donde se intentan ocultar las variaciones negativas y resaltar las positivas.
Todo lo anterior, no siendo en su fondo criticable, estimo que sí lo es el objetivo subliminal que persiguen... que no es, ni más ni menos, que el intento de ocultación de la cruda realidad, de la tragedia humana y de la nefasta gestión de un gobierno más preocupado por sus ideas, mantener sus cargos, sus sueldos, su política social comunista y sus métodos totalitarios lo que lleva implícito el manejo de las masas para conservar sus adeptos incondicionales que les sigan votando.
Estamos enfrentándonos a una situación caótica que es propiciada y consentida por una gran parte de los ciudadanos que permanecen impasibles y aletargados y unos políticos que no ejercen una oposición fuerte y responsable.
Claro que en defensa de estos últimos habrá que esgrimir la actual paralización del Parlamento y la imposibilidad de hacer un control semanal de la actuación del gobierno.
Señor Sánchez y señores socios del Gobierno de coalición, con la puesta en marcha de su lema totalitario consistente en decir... ‘el que se mueva no sale en la foto’, cada día recuerdan más a los gobiernos dictatoriales comunistas en donde las ruedas de prensa son en diferido y con las preguntas previamente censuradas y rectificadas por su gabinete de prensa y que todo aquel periodista, comentarista o locutor no afín a sus ideas o que emita comentarios críticos a su gestión es vetado, previa amenaza de suspender la financiación al medio en donde desarrolle su trabajo habitual.
Esto se ha podido comprobar recientemente con prestigiosos articulistas y colaboradores de programas televisivos de contrastada audiencia.
Ante esta situación solo podemos desear dos cosas:
La primera y principal es que se consigan realizar todos los test necesarios para detectar los contagios que producen los enfermos asintomáticos y así, lo más rápido posible, poder doblegar esta epidemia en España.
La segunda y no menos importante es que ustedes, los responsables, pongan todos los medios tanto materiales como humanos a disposición de los hospitales, profesionales y ciudadanos para finalizar cuanto antes esta inolvidable tragedia que nunca debió llegar a estos extremos.
¡Para rendir cuentas y juzgar negligencias ya vendrán tiempos mejores!
José Manuel García Albarrán es médico jubilado