MURCIA. “En el campo de la investigación, el azar favorece solamente a las mentes preparadas”, afirmaba Luis Pasteur. Casi un siglo después, Alexander Fleming conseguía el premio Nobel por el descubrimiento de la penicilina. El hallazgo se produjo de manera inesperada en un experimento en el que había crecido un hongo que, previsiblemente, había dado al traste con su trabajo. Se trataba de la penicilina, uno de los antibióticos más usados desde entonces en el mundo para el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Se había producido una de las serendipias más populares de la historia de la humanidad: el hecho de buscar o investigar sobre algo y encontrar casualmente algo totalmente diferente, pero de una importancia mucho mayor que la original.
La serendipia está presente en la historia en numerosos hallazgos. Hay quien califica de enorme serendipia el descubrimiento de América por parte de Colón. O lo que ocurrió en los años 80 con una pastilla azul –sildenáfilo- con la que se pretendía tratar la angina de pecho y que después se comercializó con el nombre de Viagra.
En el caso de Francisco Juan Martínez Mojica, la serendipia se le presentó cerca de la Universidad de Murcia en la que cursó los primeros cursos de Biología: en Santa Pola, en el año 1993. Las más importantes revistas científicas rechazaron lo que él mismo –y posteriormente todos los científicos del mundo- consideró un hallazgo trascendental y revolucionario en el ámbito de la investigación. Se vio obligado a recurrir a otras revistas para difundir su descubrimiento. Un descubrimiento cuya aplicación estaba llamada a trastocar muchas de las prácticas biológicas y médicas.
Fue él mismo quien le puso nombre –un nombre complicado sin duda-: Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats, en español: Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente interespaciadas, conocido mundialmente por sus siglas en inglés: CRISPR. Él sería, junto a su equipo de investigación de la Universidad de Alicante quien puso las bases para el desarrollo de una técnica revolucionaria para la Ciencia, unas herramientas de laboratorio que permiten modificar el ADN de cualquier ser vivo para variar la información genética, con aplicaciones diversas y absolutamente revolucionarias en numerosas enfermedades de los seres humanos y de los animales, y también en las plantas. Gracias a ellas, la biotecnología, la agricultura, la ganadería y la medicina pueden avanzar –lo están haciendo ya- a pasos agigantados.
La comunidad científica le ha reconocido sus méritos con numerosas distinciones, como cuatro doctorados Honoris Causa y numerosos premios, entre ellos el Premio Alberto Sols, el Rey Jaime I de Investigación Básica, el Albany Medical Center Prize, o el de la Fundación BBVA de las Fronteras del conocimiento. Pero muchos esperan desde hace años otra gran distinción, para la que suena desde hace tiempo como firme candidato: el premio Nobel.
Este miércoles se convierte en el sexagésimo primer doctor Honoris Causa de la Universidad de Murcia, una universidad en la que dio sus primeros pasos en el mundo de la ciencia y en la que un profesor, Francisco Torrella, despertó el amor por el mundo de la Microbiología en aquel joven, convenciéndole de que lo suyo era este campo. Y lo ha seguido siendo desde hace cerca de cuatro décadas.
- ¿Cuándo comenzó su pasión por la ciencia?
- Desde muy pequeño tenía una pasión particular por la Biología. Yo tengo tres hermanas mayores y no podía jugar con ellas porque estaban trabajando siempre en la fábrica de mi padre. Así que me entretenía mirando animales, jugando con lo que encontraba por ahí… Mi padre era cazador, pero enseguida me di cuenta de que eso a mí no me iba. Sin embargo, me gustaban mucho los animales, me llamaban mucho la atención.
Aquella fue la época en la que pasamos de ver televisión en blanco y negro al color. Cuando empezó la televisión a color, veía documentales con paisajes verdes preciosos, algo que no se ve mucho por la región. Me sorprendía lo bonita que es la naturaleza. A partir de ahí empezó a engancharme la Biología, el estudio de los seres vivos, y aquellos programas de Rodríguez de la Fuente.
A mí me gustaban las Matemáticas, y me iban muy bien. Incluso llegué a dudar si estudiar Matemáticas o Biología. Pero me gustaba más la Biología.
Las matemáticas siempre me han apasionado, pero casi las tomé como un hobby: primero terminé la carrera de biología y luego me puse a dar clases particulares de matemáticas.
- ¿Pasó mucho tiempo hasta llegar a ser profesor de la universidad de Alicante, tras estudiar los primeros años en la Universidad de Murcia?
-Yo empecé la carrera de Biología en Murcia, luego me fui a Valencia, y después al servicio militar, que por entonces era obligatorio, y de ahí ya pasé a Alicante a hacer la tesis.
- A usted ya le han concedido cuatro doctorados Honoris Causa, pero imagino que el hecho de volver a la universidad donde comenzó sus estudios tendrá un componente de nostalgia añadida.
- Efectivamente, muy especial. Fue en Murcia donde comencé mis estudios de Biología, y también la primera vez que me alejaba de mi familia, aunque realmente estaba muy cerca.
Y nos daba tiempo a disfrutar. El ambiente de Murcia es muy especial, es muy bueno, muy agradable.
- ¿Qué recuerda de aquellos años? Su discurso de doctorado Honoris Causa está lleno de evocaciones y remembranzas de aquellos años.
- En la Universidad de Murcia estudié primero en La Merced y los otros dos años en Espinardo. Al estar en la ciudad al principio, nos daba tiempo a ir de tascas cuando salíamos de clase por la tarde. Recuerdo un ambiente estupendo. Y todavía sigo en contacto con muchos compañeros de entonces, porque algunos también son profesores de la universidad de Alicante.
- Usted habla en su lección magistral de la importancia del profesor que sabe transmitir pasión por su disciplina, y cita directamente la que le transmitió en concreto el profesor de la UMU Francisco Torrella, asegurando que los robots podrán hacer en el futuro muchas cosas, pero nunca transmitir la pasión que puede insuflar un buen profesor enamorado de la disciplina que enseña.
- Cuando empecé la carrera de Biología no sabía por qué rama inclinarme. Primero me gustaban los animales, luego las plantas, más tarde averigüé que tenía alergia al polen y me dije: bueno pues igual esto no es buena idea. Hasta que empecé microbiología y me encantó lo que me transmitió el profesor Torrella. Daba gusto ir a sus clases. Ahora que soy profesor me he dado cuenta de lo importante que es transmitir. A Torrella lo recuerdo de un modo muy especial, igual si él no me hubiera dado clase no me habría inclinado por la Microbiología.
- Es usted el pionero en las técnicas CRISPR, tanto que le puso usted el nombre. ¿Podría explicarnos con un lenguaje asequible en qué consiste?
- Yo realmente no desarrollé la tecnología CRISPR, lo que ocurrió fue que, a principios de los 90, mientras trabajaba en mi tesis doctoral, encontré unas repeticiones en el ADN de unos microorganismos, unas bacterias con las que trabajaba, y esas repeticiones son las que luego denominé CRISPR, es decir, clustered regularly interspaced short palindromic repeats, en español repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas.
Desde que las descubrí en el 93, intenté averiguar cuál era la función que estaban cumpliendo en los microorganismos. Luego vi que estaban en otros muchos, y diez años más tarde averigüé que era un sistema de inmunidad que tienen las bacterias para defenderse frente a virus, eso es realmente lo que hice: estar 10 años dándole vueltas a algo hasta descubrir cuál era el papel que cumplía.
- ¿Y después?
- A partir de ahí he contribuido en varias facetas del desarrollo del conocimiento de este sistema de inmunidad, pero nunca llegué a desarrollar la técnica, eso lo hicieron otros. Me gusta aclararlo porque a veces me cuelgan medallas que no son mías. Lo que ocurre es que esa técnica no la habrían hecho si antes no hubiera existido el conocimiento general del tema.
- Y ahora la explicación, ¿qué es CRISPR?
- La tecnología CRISPR recibe el nombre porque utiliza algunos componentes del sistema inmunológico de las bacterias, y son unas herramientas de laboratorio que permiten modificar el ADN de cualquier ser vivo, no solamente de bacterias. Es decir, lo que es un sistema que está dentro de la bacteria se puede extraer, se puede generar en el laboratorio en su ensayo e introducirlo en células de plantas, o de animales, o de humanos, para modificar la información genética.
- ¿Y qué aplicaciones tiene?
- Desde el momento en que puedes modificar el libro de instrucciones de un ser vivo, puedes hacer lo que quieras, y es lo que se está haciendo: en plantas se está mejorando la productividad, la calidad, la resistencia a plaguicidas o a herbicidas, a infecciones por bacterias, por hongos, por virus, haciéndolas con mejor sabor, sin gluten, o tabaco sin nicotina… se puede hacer prácticamente lo que se quiera, y con una facilidad y una precisión impresionantes.
- También tiene muchas aplicaciones en animales.
- En animales se está consiguiendo averiguar cuáles son las causas de enfermedades genéticas, de las cuales hay más de 6.000. Enfermedades infecciosas, por ejemplo, o permitiendo averiguar qué es lo que nos hace susceptibles a la infección por el virus del resfriado, por ejemplo. Y por lo tanto identificar posibles dianas para el desarrollo de fármacos o drogas para controlar esa infección, o controlar el cáncer, o para controlar cualquier tipo de infección bacteriana.
En ganadería se ha conseguido hacer ganado resistente a la tuberculosis, también se ha conseguido prevenir la transmisión de la gripe aviar entre aves. Se están utilizando modelos animales modificados con tecnología CRISPR para que reproduzcan enfermedades humanas, y con eso se puede testar tratamientos para curar esas enfermedades en el animal antes de que pasen a los seres humanos.
-¿Y lo más novedoso que se está haciendo con esta técnica?
- Lo último, lo más espectacular, lo más prometedor en este terreno, es que se están haciendo ensayos clínicos en humanos para curar enfermedades. Varios tipos de cáncer, enfermedades de la sangre, hemofilias, enfermedades de la retina infecciones por virus, etc. Eso son ensayos clínicos que están ahora mismo en marcha en humanos. Eso es la faceta de la modificación genética con estas herramientas. Pero en paralelo, aunque un poco ensombrecido por tanta luz, se han desarrollado muchas más herramientas, derivadas del mismo sistema, que permiten diagnosticar enfermedades, y hacerlo de manera muy barata. Con dos euros puedes diagnosticar con una muestra de sangre si hay un virus del zika, o un virus del dengue, o si hay material genético de células cancerígenas, en minutos y con una precisión increíble.
- Se trata de un avance enorme, por tanto.
- Quienes trabajan en modificación de animales y plantas en laboratorio no se lo creen. Hasta hace cinco años uno se planteaba hacer esos experimentos y era imposible porque no se tenían esas herramientas, ahora los que trabajan estos temas me dicen que les ha cambiado el planteamiento. Ya el límite no es la técnica para hacer lo que se le ocurre a alguien, sino precisamente lo que se nos ocurre, la imaginación que nosotros tengamos.
- Es una auténtica revolución en muchos campos.
- Yo creo que en todas las Ciencias de la Vida y de la Salud, especialmente en biotecnología, en agricultura, en ganadería y en Medicina, pero no exclusivamente, está afectando a todo. Cuando puedes modificar el ADN afecta a todos los seres vivos, y está aquí desde hace siete años.
- Si está abierto a tantos campos, imagino que en no mucho tiempo se habrá introducido como una práctica habitual.
- Sí, ahora mismo se publica muchísimo. Se está publicando de 10 a 15 artículos en las revistas científicas de mayor prestigio. Estamos hablando de muchos miles de grupos de investigación en todo el mundo. Antes se hacía un congreso CRISPR al año, ahora donde mires hay uno. Está muy de moda, y está muy implantado, todavía le queda mucho recorrido. Y lo bueno es que, gracias a eso, las herramientas han ido mejorando mucho, puliéndolas, eliminando o disminuyendo efectos colaterales, o sea que llegará el momento que será una práctica casi perfecta.
-El profesor de la UMU Antonio Sánchez Amat, asegura en su laudatio que las técnicas CRISPR también sirven para modelos animales de enfermedades humanas.
- Sí. En el año 2014 conocí por casualidad a una persona que estaba trabajando con ratones, para crear lo que él llamaba ratones avatar, y llevaba una década intentando generar un ratón que tuviera los mismos defectos que tenía un determinado paciente, y no había manera. Y cuando descubrió CRISPR, en solo unos meses consiguió tener el modelo. Ha facilitado muchísimo la labor del investigador, y ha hecho posible cosas que eran antes impensables.
-Alude en su discurso a la película 'Desafío total', en el sistema de procariotas se puede implantar falsos recuerdos en las proteínas CAS para conseguir que actúen como se quiere.
- El tema que estoy comentando de las herramientas CRISPR se basa en que unos componentes de ese sistema, que son las proteínas Cas, reconocen algo, y eso que reconocen le podemos decir lo que es, o sea, se le puede generar una falsa memoria si lo comparamos con la función original que cumplen los sistemas. Es como si le dijeras: tú no has visto nunca esta secuencia de ADN, porque nunca ha formado parte de un virus, nunca ha infectado a ninguna célula donde estuvieras tú… pero yo la puedo sintetizar en esa memoria, yo te puedo engañar. Puedo decirle: vas a ir a este sitio, y dentro de los tres mil millones de letras que tiene nuestro genoma, le puedo decir que reconozca 20 letras de esos 3.000 millones como si fuera un enemigo sobre el que tiene que actuar. Así se genera una falsa memoria. La enorme ventaja de estos sistemas frente a los anteriores es que son muy fáciles de engañar.
- La serendipia, es decir, el descubrimiento científico por casualidad de algo que no se estaba buscando, ha tenido a lo largo de la historia de la ciencia diversos hitos, y usted cita algunos en su lección magistral. Algo de serendipia hubo también en el descubrimiento de los CRISPR. Y además, serendipia en las salinas de Santa Pola.
- Sí, los inicios fueron en Santa Pola. Se puede hablar de serendipia porque cuando empecé mi tesis tenía un objetivo que no tuvo nada que ver con lo que encontré finalmente. Intentábamos averiguar cómo eran capaces de adaptarse a cambios en la salinidad de esas salinas solares de Santa Pola los microorganismos que vivían allí, y tropezamos con esta secuencia. Y después de 10 años averiguamos cuál era la función de esta secuencia. Esta función, comparada con nuestro objetivo inicial, es un millón de veces más importante en sí misma, y sobre todo si tenemos en cuenta las consecuencias que ha provocado. Así que se puede hablar de serendipia en el sentido de que has encontrado algo que no era lo que buscabas y que supera con mucho lo que se perseguía.
- Eso sucedió en agosto del 92, un mes en el que parece que sucedieron muchas cosas importantes en su vida.
- Todo lo bueno que me ha pasado en la vida fue en agosto, menos casarme, que fue en octubre. Es cierto que cuando eres profesor, el único mes que tienes libre es agosto y tienes total libertad para pensar, algo que es muy importante para un científico. Durante ese mes analizaba los resultados que había estado acumulando durante meses.
- Como ya ha dicho, en un futuro se podrán hacer modificaciones genéticas a la carta.
- Lo que seguro que se va a hacer es lo que ya se está haciendo, lo que está por venir ya lo veremos. Ahora mismo es muy fácil hacer modificación genética en los laboratorios, otra cosa es que el día de mañana se pueda pasar esto a la clínica, y luego que sea accesible al paciente. Estamos hablando de poder hacer terapia génica, que consiste en rectificar errores genéticos. Si nosotros tuviéramos la misma enfermedad genética, las razones de tu enfermedad podrían ser distintas que las mías porque los cambios serían distintos, eso significa que habría que desarrollar una terapia génica para mí y otra para ti, aun teniendo la misma enfermedad. Si desarrollar un fármaco para una terapia cuesta millones de euros, por todos los ensayos clínicos que implica, imagínate si se desarrolla una terapia para pocos individuos.
Eso habría que aclararlo, porque de otra manera estaríamos engañando a las personas que tienen enfermedades que hoy no tienen cura y que tienen depositadas todas sus esperanzas en esto.
- Usted ha dicho que, aunque ahora mismo choque el hecho de que pueda haber personas modificadas genéticamente a voluntad, esto irá cambiando. Y asegura que lo que no sería ético sería no curar a alguien cuando se tiene posibilidad de hacerlo, aunque ello implique la modificación genética de un individuo.
- Cuando se desarrolló lo de la fecundación artificial se montó una gran controversia. Eso al final se ha quedado en nada, la mayoría de la población lo ve como algo normal, no ven como un bicho raro a un niño fecundado de modo artificial. Con esto probablemente pasará lo mismo, la mentalidad de la sociedad cambia mucho con el tiempo, y lo que inicialmente parece algo inadmisible, después se ve como algo cotidiano. Es un cambio tan radical, decir que el ADN del ser humano es intocable, y pasar a este momento, en el que se ve la posibilidad de cambiarlo. Esperemos que algún día se pueda hacer con la suficiente precisión y seguridad para aplicarlo en terapias. Y si se puede cambiar en terapia, también se podría cambiar cualquier característica de los seres humanos, tanto en el embrión como en el adulto, y que toda su descendencia tenga la misma modificación.
Yo creo que poca gente puede tener reparo en que se cure a alguien una enfermedad haciendo terapia génica. Sin embargo, hacer una modificación genética para evitar que en algún momento alguien la tenga, eso podría ser algo más polémico. Y mejorar cualidades, eso ya está mucho más lejos de lo que nosotros podemos ver normal hoy en día. Quizás más adelante se acepte como normal.
- Asegura que las bacterias son más altruistas que la sociedad.
- Sí, las vidas individuales no tienen ninguna importancia para las bacterias. Ahí lo que prevalece es la supervivencia de algún miembro de la comunidad. Ese hecho tiene su secreto: que crecen mucho más rápido que nosotros y que no sufren. Es un comportamiento muy habitual que dentro de una comunidad bacteriana, en situaciones en las que la muerte de algunas beneficia a unas pocas, se suicidan para que aumente la probabilidad de que alguna de ellas sobreviva. En microbiología, en el mundo de las bacterias, importa la comunidad, y en nuestro caso el individuo, porque nosotros somos una comunidad.
- Parece que la técnica que se emplea en los CRISPR ha abierto una batalla a nivel mundial por las patentes
- Sí, hay cientos de patentes, pero existen dos que confluyen en una, y que son las que están en conflicto desde el año 2012-2013. Son las patentes que reclamaban los derechos para utilizar unos componentes concretos para hacer edición genética, uno de ellos en cualquier tipo de ser vivo y el otro en particular en animales y plantas. El problema con eso fue que un grupo pidió la patente antes que a los que se la dieron más pronto. Los investigadores de la Universidad de Berkeley pidieron la patente, y unos meses más tarde, desde Harvard pidieron otra patente, pero lo hicieron por un mecanismo de urgencia, y se lo dieron a ellos. Por eso los investigadores de Berkeley están reclamando. Hay que tener en cuenta que hay mucho dinero en juego.
- Su descubrimiento era tan importante que varias de las revistas más importantes del mundo rechazaron su publicación porque no se lo creían.
- Sí, tardamos dos años, y lo intentamos con cinco revistas. Me devolvían el artículo argumentando que no podía ser, que tenía que demostrarlo mejor, o demostrar el mecanismo que utilizaba. Acabé enviándolo a revistas de menor categoría para conseguir que me hicieran caso.
A mí me dio la sensación de que el rechazo venía porque no se lo creían, o que éramos demasiado pretenciosos, o que se llevaban la impresión de que estábamos intentando vender algo demasiado espectacular, así que fuimos bajando el nivel de lo que afirmábamos.
- Según su padrino en el acto, es usted un ejemplo paradigmático de la relevancia de la investigación básica. ¿Es la investigación básica algo primordial para el avance de la ciencia, incluso cuando no se encuentra ninguna aplicación momentánea para aquello en lo que se está investigando
-Yo creo que CRISPR es uno de los ejemplos más claros del gran beneficio que puede acarrear investigar por saber. Lo más normal es que, por ejemplo, si tú quieres desarrollar un agente terapéutico para curar una enfermedad en particular, te pongas a investigar en los mecanismos de esa enfermedad, buscar sus orígenes, y a lo mejor consigues una cura. Con eso vas a conseguir avanzar más en el conocimiento, pero sólo conseguirás curar una enfermedad en particular, y la contribución al conocimiento se quedará limitada a ese campo concreto, pero difícilmente tendrá un impacto más allá. Cuando tú haces investigación básica, ese conocimiento no te va a permitir desarrollar directamente una aplicación terapéutica concreta, pero sí te puede permitir desarrollos dentro del campo de la Biología en general, en cualquier aspecto.
Empiezas a estudiar microorganismos que viven en salinas, que no producen ningún tipo de enfermedad, que a nadie les importa para nada, que no tienen ningún tipo de repercusión, pero ese conocimiento ha dado lugar a todo un desarrollo para curar enfermedades, para modificar plantas, o para registrar información dentro de seres vivos, y mil cosas más. Es un ejemplo un poco extremo y poco frecuente, pero puede pasar.
- ¿Cómo están interviniendo los recortes en investigación en España con los logros que se alcanzan en este terreno?
- Imaginemos que se forma un grupo de investigación después de mucho esfuerzo, consigues montar tu grupo y pides financiación, te la dan unos años y de repente te quitan la financiación. ¿Qué haces con esa gente?, ¿se marcha a su casa?, ¿se van a trabajar a un supermercado?, ¿qué ocurre con la línea de investigación? Todos los resultados, todos los logros conseguidos se quedan ahí. Si no hay una continuidad en la investigación, los grupos terminan deshaciéndose, y la inversión se pierde. En España tuvimos una época muy buena en inversión en investigación, luego bajó, después vino la crisis y bajó de nuevo, esta vez de forma tremenda, porque aún no nos hemos recuperado, y no parece que volvamos a estar como antes de la crisis, ni mucho menos antes de ese momento. Es deplorable.
Es inexplicable, sobre todo si se compara con otros países que son punteros en investigación. Deberíamos tomar ejemplo de los países que hacen bien las cosas, y si ves que invirtiendo más en investigación el país va mejor, ¿por qué no lo haces?, porque no te interesa, porque sabes que los frutos no son de hoy para mañana. Los científicos llevamos muchos años reclamando un pacto de estado por la Ciencia para mantener por los menos unos mínimos, y que no sea como ahora, que estamos por debajo de los mínimos.
Es necesario que haya un compromiso de mantener una financiación que llegue a los niveles que hay en Europa. Cuánto más se invierta, mayor beneficio habrá en el futuro, lo que pasa es que los frutos no se van a ver de forma inmediata.
-Los ciclos políticos no son los ciclos que requiere la ciencia.
- Por eso tiene que haber un pacto de Estado. Tiene que haber pactos de estado para muchas cosas, para educación, sanidad, investigación…
Es muy sorprendente. Los países van avanzando, la situación económica va mejorando, y sin embargo la inversión en investigación está muy por debajo que cualquier otro país que tenga una situación económica similar a la nuestra. Hay países que económicamente están mucho peor y están invirtiendo mucho más. Y les está yendo de maravilla. Es incomprensible que ocurra esto en la investigación en España.
- Eso se lo preguntaba a Margarita Salas hace bastantes años, cuando su investidura como doctora Honoris Causa por la Universidad de Murcia: que estamos todavía instalados en el “que investiguen ellos”.
-A mí mismo me dicen: ¿por qué no haces algo más aplicado? Me dicen que el problema en España es que investigamos mucho, pero que luego eso no lo transferimos a la empresa.
Hay que potenciar que haya una transferencia a la industria, una transferencia de conocimiento, pero no puedes abandonar nunca en la vida lo que está nutriendo a ese conocimiento. Eso que no genera beneficio inmediatamente, que es la investigación básica, que lo hagan otros. Que investiguen otros lo que cuesta más dinero, y cuando lo hayan hecho y tengamos la información, lo vamos a aplicar nosotros, esa es la tendencia que parece que hay.
Yo entiendo que las instituciones privadas, tengan esa mentalidad. Pero “Si el gobierno no apoya la investigación básica en las instituciones públicas ¿quién lo hace?”. Y es muy necesario.
-Es usted un firme candidato al premio Nobel desde hace algunos años.
- Yo creo que en algún momento se premiará a alguien del campo CRISPR, me sorprendería mucho que no fuera así. Lo que es cierto es que el problema que hay ahora con las patentes no ayuda, antes debe resolverse ese tema.
-¿Qué hace Francisco Mojica cuando no está leyendo secuencias de genoma?
-Cuando tenía más tiempo, solía dedicarme a cuidar el jardín, cuando nos vinimos a vivir aquí, me encantaba tener mi huertecita, con mis tomates, mis alcachofas…, pero eso ya dejé de poder hacerlo hace mucho tiempo, ahora solo me puedo permitir algún rato, y aprovecho para cocinar que eso me encanta. Y si tengo algún día intento ir a la montaña, al bosque, a andar simplemente. En agosto nos escapamos tres o cuatro días por los Pirineos, para mí es media vida. Perderte donde no hay nadie, aguas claras…