MURCIA. Este viernes se publica el primer disco de Maestro Espada, el dúo formado por Alejandro y Víctor Hernández, dos hermanos murcianos que durante más de tres años llevan cocinando "a fuego lento" un interesante proyecto que no se parece a ninguna otra cosa que hayan escuchado. Tradición, ruidismo, intimidad, transgresión, castañetas, distorsión, laúdes, sintetizadores analógicos, fragilidad, intensidad, experimentación, sonidos huertanos, lugares comunes... Todo esto y mucho más se puede encontrar en este álbum debut cuyo título, Maestro Espada, es también una tarjeta de presentación.
Hablamos con ellos sobre este disco, que está producido por Raül Refree (Rosalía o Lee Renaldo) y es una apuesta de Sony Music. Cuentan que están preparando fechas para próximos conciertos -en diciembre, por ejemplo, tocarán en Francia-, y que no podrá faltar, seguramente antes de que acabe el año, una parada en Murcia, que es donde nació y de donde bebe este proyecto. "Es una plaza súper especial para nosotros y queremos que sea muy emocionante", adelantan.
Más de tres años sorprendiendo con cada tema que publicabais y ahora, por fin, ve la luz vuestro primer disco. ¿Cómo ha sido el camino hasta llegar a este momento?
En realidad, han pasado casi cuatro años desde nuestras primeras grabaciones. Lo hemos vivido como un proceso muy largo, que hemos cocinado a fuego muy lento y casi que no nos creemos que ya este viernes haya salido el álbum.
Vuestra música es difícil de clasificar, pero ¿cómo explicaríais vosotros qué es y qué hace Maestro Espada?
En esencia, somos una banda de pop, pero escuchamos música muy diferente. Al final es un disco que tiene un sentido pop en las melodías, pero que mira también a la raíz, a nuestro lugar de origen y a una fascinación en común por descubrir el folclore murciano desde otra óptica, porque tampoco es nuestro lugar. Para nosotros ha sido un descubrimiento, porque hemos estado muchos años viviendo fuera y tenemos una mirada que pasa por otros estilos.
¿El folclore murciano ha sido entonces una especie de revelación para vosotros?
Nosotros somos unos intrusos en el folclore murciano. Somos hermanos, crecimos juntos cantando en la huerta de Murcia, en la casa de nuestros padres, y queríamos hacer un proyecto musical juntos. Después de estudiar y vivir fuera los dos, cuando volvíamos nos dábamos cuenta que había muchas cosas que nos sonaban y nos interesaban, pero no las conocíamos bien. Porque en Murcia no hay un sustrato del folclore tan fuerte como en otras zonas de España; no está en los colegios, no se estudian los instrumentos tradicionales, ni llega a las salas de concierto. Se reduce a un circuito muy concreto. Nosotros crecimos un poco de espaldas y nos fascinó lo mucho que había por descubrir ahí. Vimos que era el territorio perfecto para reencontrarnos de nuevo y empezar un proyecto juntos. Pero nos sentimos unos intrusos; y nos gusta que sea así, porque la manera más emocionante de hacer música es cuando no estás pisando tierra firme, en un territorio desconocido, aunque a la vez familiar porque hay una parte de nuestro ADN en esas melodías.
Como en la película 'Tú a Boston y yo a California', vosotros tomasteis diferentes caminos. Uno se fue a vivir a Madrid y el otro a Barcelona, atesorando un bagaje diferente y pudiendo aportar distintas experiencias. ¿Qué papel desempeña cada uno dentro de este proyecto?
Nosotros hemos escuchado la misma música juntos, pero sí que a lo mejor Álex se ha encargado más de la parte ruidista, de la parte más oscura del disco, que tiene que ver con buscar más distorsiones y sonidos interesantes. Mientras que a mí (Víctor) se me ha podido dar mejor abrir las canciones hacia tonalidades más mayores, más melódicas. Este juego de contraste nos parecía guay. También en las voces, porque Álex canta más grave y yo más agudo.
"Cuanto más de ti me alejo más me quisiera quedar, y si a tu verita hoy me duermo sueño con otro lugar", dice el estribillo del tema Granaíco. Las letras son una parte muy interesante de este trabajo, evocando las coplas tradicionales.
A medidas que componíamos, nos dábamos cuenta de que, de manera involuntaria, en todas las canciones hay lo que podría ser, de una forma romantizada y no explícita, una Murcia soñada. Una Murcia vista por los que ya no vivimos allí y que es una mezcla de memoria -de lo que hay mucho en este disco- , pero también de imaginarse un lugar que ya no es; porque el vergel y la huerta ya no existen como los imaginamos. En esa brecha entre la memoria y lo que uno se imagina y sueña florece este disco.
¿Qué tipo de público tiene Maestro Espada? ¿Coincide con el de otros proyectos musicales con raíces folclóricas que están teniendo bastante éxito?
No nos sentimos parte del nuevo folclore. Intentamos no escuchar esos proyectos -con todo el respeto, porque muchos son amigos nuestros-, para no hacer lo mismo y no repetirnos. El público que nos escucha es muy heterogéneo. Puede estar, a lo mejor, interesado en nuevas sonoridades, pero nos encontramos de todo. La verdad es que nos sorprendemos.
Y dentro del folclore murciano, ¿cómo es recibido vuestro trabajo?
La gente del folclore murciano con la que lo hemos compartido ha sido muy amable y muy generosa con nosotros, puede que por ver cómo una generación más joven se acerca a estos sonidos. Lo han visto como recoger el testigo, aunque saben que nosotros hacemos otra cosa, que es una mirada desde otro lado.
Al final es una forma de transgresión...
Sí, pero de una manera muy natural, no demasiado pensada. Es simplemente como lo entendemos y como nos emociona a nosotros.
¿A dónde os gustaría llegar?
Tocar la música que nos gusta en el máximo de sitios posibles para nosotros ya es un sueño.