BRUSELAS (EFE). La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el del Consejo Europeo, Charles Michel, se mostraron este miércoles partidarios de abordar un embargo del petróleo y el gas rusos tras la propuesta de prohibir las importaciones de carbón que, previsiblemente, recibirá este miércoles el visto bueno político de los Veintisiete.
"Estas sanciones no serán las últimas. Sí, hemos prohibido (la importación de) carbón, pero ahora tenemos que mirar al petróleo y tendremos que mirar los ingresos que Rusia obtiene de estos combustibles fósiles", subrayó Von der Leyen ante el Parlamento Europeo, en un debate sobre la reciente cumbre europea de marzo y los últimos avances en la guerra en Ucrania.
"Debemos hacer todo lo posible para detener las atrocidades. Estamos reforzando las sanciones para mantener una presión máxima sobre el Kremlin. El nuevo paquete de sanciones prohíbe las importaciones de carbón ruso y creo que las medidas sobre el petróleo e incluso el gas rusos serán necesarias tarde o temprano", compartió por su parte Michel.
Los distintos grados de dependencia de los países de la Unión Europea de la energía rusa han obstaculizado desde el principio de la guerra la imposición de sanciones en este sector, ya que algunos Estados miembros, como Alemania, no tienen fácil sustituir esta fuente energética en el corto plazo y temen las graves implicaciones económicas de cortar de golpe estas importaciones.
La Unión Europea adquiere fuera de su territorio más de la mitad de la energía que consume; en concreto, le compra a Moscú el 46,7 % del carbón que utiliza, el 40 % del gas y el 27 % del petróleo, exportaciones que en 2021 supusieron 99.000 millones de euros de ingresos para Rusia.
Michel, que afirmó que los países de la Unión Europea están "listos para avanzar rápidamente en nuevas sanciones coordinadas y robustas", instó a poner el objetivo en aquellos que intentan "saltarse" las medidas ya impuestas y las lagunas legales que han quedado tras los paquetes de sanciones anteriores, aprobados en tiempo récord.
El paquete propuesto ayer martes, que los países de la Unión Europea están estudiando hoy en una reunión en Bruselas, recoge como principal medida la prohibición de las importaciones de carbón desde Rusia, además de la paralización de las transacciones con cuatro bancos rusos más, así como el cese de ciertas exportaciones europeas de tecnología, madera, marisco o licores.
Las compras europeas de carbón suponen unos 4.000 millones de euros al año en ingresos para Moscú y los bancos concernidos, entre ellos el VTB, el segundo del país, tienen una cuota de mercado doméstica del 23 %.
También el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, alertó de que, al mismo tiempo que Bruselas ha enviado a Ucrania unos mil millones de euros del Fondo Europeo en Apoyo de la Paz, también ha comprado energía a Moscú por valor de 35.000 millones de euros.
El político español subrayó la necesidad de "reducir la dependencia energética" de la UE respecto a Rusia y agregó al propuesta de Bruselas de prohibir las importaciones de carbón como parte de un quinto paquete de sanciones que deben aprobar los países es "una parte muy pequeña de la factura".
"Nuestra independencia, nuestra autonomía energética, pasa por el desarrollo de las energías renovables y por una vez, la geopolítica y el cambio climático se dan la mano en un objetivo común", dijo Borrell.
Por otro lado, Bruselas quiere impedir también a los barcos rusos y las embarcaciones operadas por Rusia que accedan a los puertos de la UE y limitar las exportaciones a Rusia de tecnologías "específicas" como ordenadores cuánticos, semiconductores avanzados y maquinaria de transporte con el objetivo de seguir degradando la base tecnológica y la capacidad industrial de Rusia.
Estas sanciones se estaban gestando desde hace al menos dos semanas, cuando los jefes de Estado y de Gobierno pidieron a Bruselas que trabajara en nuevas medidas restrictivas, pero se han publicado apenas dos días después de desvelarse las matanzas indiscriminadas de civiles por las fuerzas rusas en zonas ahora liberadas, como Bucha, a las afueras de Kiev.
"La humanidad misma fue asesinada en Bucha. Fue asesinada a sangre fría, ejecutada con las manos atadas y una bala en la cabeza. Se dejó que se pudriera en medio de la calle o en fosas comunes. Lo llaman liberación. Yo lo llamo crímenes de guerra. Las autoridades rusas tendrán que responder por estos crímenes", advirtió Von der Leyen.
"Zelenski necesita menos aplausos y más ayuda. Zelenski necesita que le digan menos que es un héroe y más armas", resumió Borrell, quien agregó que la UE debe continuar por esa senda "más y más aprisa: seguir ayudando a los ucranianos, seguir presionando a Rusia y combatir al invasor con todas las capacidades a nuestro alcance".