MURCIA. Todas las sociedades tienen personajes clave sobre los que se construye su narrativa, personas que representan unos valores y una trayectoria que inspiran y sirven de referencia. Al mismo tiempo, nuestros referentes son una extensión de nuestros valores.
Actualmente, vivimos en un mundo donde los referentes escasean. Para comprobarlo, no tenemos más que mirar a las personas que nuestra sociedad actual eleva al Olimpo de la popularidad. ¿Nos inspiran estas personas a sacar lo mejor de nosotros mismos? ¿Se ajustan a los valores que queremos que imperen en nuestra sociedad?
La Región de Murcia no se escapa de este desierto de referentes, por mucho que en las últimas semanas el Gobierno Regional se haya empeñado en elevar a los altares al tenista Carlos Alcaraz, quien, es cierto, transmite los valores de esfuerzo, lucha y constancia. Pero no hay que quedarse ahí, ya que nuestra Región cuenta con otros personajes que también pueden convertirse en referentes y símbolos muy valiosos. Un ejemplo lo tenemos en nuestros grandes inventores y científicos, personas que se han olvidado con el paso de tiempo y que, en su mayoría, son hoy desconocidas pese a que forman parte de esa historia regional de la que debemos sentirnos orgullosos.
Inmediatamente nos vienen a la cabeza Isaac Peral, inventor del primer submarino, y Juan de la Cierva, creador del autogiro. Pero hay más y sus historias son una fuente inagotable de ingenio, inteligencia y tesón, los valores que construyen aquellas sociedades llamadas a triunfar. Podemos recordar al ciezano Luis Anaya, precursor a comienzos del siglo XX de lo que hoy conocemos como cajero automático. También podríamos hablar de Piedad de la Cierva, científica murciana pionera en los estudios de la radiación que llegó a colaborar con Marie Curie. Otro ejemplo podría ser el ingeniero Manuel Daza, de Alhama, quien inventó el taladro eléctrico, la totanera Hortensia Martínez o la ciezana Francisca García.
Todas estas personas simbolizan la lucha por un sueño, la innovación y el emprendimiento. A mí me gustaría que esos fueran los valores de nuestra sociedad, especialmente de nuestros jóvenes, que se enfrentan a un futuro incierto donde a veces opositar parece la única salida. También aspiro a que la imagen de nuestra Región se asociase a esos valores, lo que redundaría en una marca regional más fuerte, en fortalecer nuestra autoestima y en una mejor reputación fuera de nuestras fronteras.
Personalmente, creo que dotarnos de referentes como estos nos podrá ayudar a construir una Región de Murcia más competitiva, capaz de aportar más al conjunto de España, especialmente ahora que la meritocracia es constantemente cuestionada por quienes dicen la consideran una especie de estafa piramidal. La meritocracia, la cultura del esfuerzo y la lucha por el bien común son esenciales, tal y como demostraron en su momento estos inventores y científicos murcianos, que desafiaron las dificultades de su época para crear e intentar mejorar su mundo. Si negamos estos valores, negaremos la inspiración a mejorar y condenaremos a nuestra sociedad al pesimismo y el estancamiento.
