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Los profesores cambian el baby por la bata y la mascarilla: el protocolo anticovid manda

6/10/2020 - 

CARTAGENA. Colegios e Institutos están alertas ante los posibles casos de coronavirus que van salpicando los centros educativos de la Región. Sin ir más lejos, en este momento hay 245 (11 docentes y 234 alumnos) casos positivos repartidos por nuestra geografía regional, lo que muestra el verdadero termómetro de lo que viven cada día profesores y personal administrativo en los colegios e institutos.

Así que la demanda en este pasado mes de septiembre ha cambiado: de los babys a la bata, la mascarilla, las pantallas protectoras. Los equipos de protección individual han modificado, y de qué manera, el escenario en las clases de nuestros escolares en este nuevo arranque del curso lectivo.

Si aparecen los síntomas en clase se avisará al coordinador Covid-19 del colegio, se coloca al niño una mascarilla, se le lleva a un espacio separado con ventilación, papelera de pedal con bolsa donde tirar pañuelos y mascarillas y se llama a su familia. Si el niño o la niña no tienen mascarilla por estar en edad infantil quien le acompañe deberá llevar bata desechable, mascarilla FFP2 y pantalla facial.

"Nosotros hemos notado muchísimo la afluencia de personal de los colegios e institutos demandando estos equipos de protección individual", señala Agustina Parrilla, propietaria, junto a Rosa Martínez Santiago, de la empresa cartagenera Worktime, dedicada a la venta de uniformes para hostelería, sanidad, educación y cualquier trabajo. "En septiembre es lo que más se ha demandado: batas, mascarillas, pantallas protectoras, guantes y todo los artículos relacionados con las EPIS", añade la empresaria, que acaba de emprender por su cuenta junto con su compañera tras trabajar muchos años en este sector.

Añade que como hasta los seis años no es necesario que los niños lleven mascarilla hay muchos centros que equipan de material sus colegios para los profesores que atienden a los más pequeños: bata, calzado protegido o incluso pijama sanitario.

Explica Agustina que este producto era algo muy residual en su sector -tanto ella como Rosa llevan 18 años dedicándose a este negocio- y que solo lo demandaban pintores o gente relacionada con los servicios de limpieza. "La hostelería ha frenado la demanda porque hay menos trabajo, pero, por el contrario, ahora recibimos muchos clientes que solo quieren equipos de protección".

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