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COMO AYER / OPINIÓN

Los primeros pasos del Cine Rex

28/11/2024 - 

La celebración hace unos días de unas jornadas en defensa de la reapertura del Cine Rex trae a colación la larga historia de esta sala, a la que se atribuyen 110 años de trayectoria, siempre en el mismo lugar, aunque con diferentes nombres. El que hemos conocido la mayoría, y aún figura en la fachada de la calle de Vara de Rey, junto a la plaza de Cetina, lo ostentó desde el año 1946 hasta su cierre, ya sea coyuntural o definitivo.

En los últimos días de octubre del año citado aparecía en el diario La Verdad un escueto, pero ilustrativo anuncio que decía: "Fue Teatro Ortiz; ha sido Cine Central; será Cine Rex". Unos días más, y en la prensa ya se daba cuenta de que la inauguración sería el 21 de noviembre, y que la película escogida era Los cuatro hijos de Adán, protagonizada por la gran Ingrid Bergman. Y en una curiosa técnica publicitaria, el mismo anuncio, un día más tarde, repetía la fecha y película del estreno, pero destacaba en esta ocasión al protagonista masculino: Warner Baxter.

Resulta llamativo que una información bastante extensa sobre la sala, previa a la apertura de puertas, la encontremos en el periódico Murcia Deportiva, si bien el hecho de que el empresario de cuya mano se había verificado la reconversión del Central en Rex fuera José Iniesta Eslava, que había sido presidente del Real Murcia entre 1939 y 1943, contribuya a explicar el porqué de la noticia cinematográfica entre crónicas balompédicas.

La loa era patente desde el titular ‘Un alarde de elegancia y buen gusto: el Cine Rex’. Y el argumento sobre la necesidad de aquella reconversión consistía en que "una de las cosas que con mayor insistencia reclamaba la vida de Murcia como urbe moderna era la instalación de un buen local de espectáculos. Algo que la igualara a las grandes ciudades españolas en este aspecto". Luego añadía que la visita al local rebasaba los cálculos más optimistas. Y adelantaba algunas de las películas con que se iniciaría la trayectoria de la renovada sala de proyecciones cinematográficas.

El flamante estreno no tuvo verdadero carácter de inauguración, pues no hubo actos protocolarios, pero el público que se vio agraciado con la imprescindible invitación pudo apreciar la transformación que se había producido, como puso de manifiesto el diario La Verdad al día siguiente.

"en la inauguración del Rex, en 1946, la cartelera era La frontera de los diamantes en el Teatro Circo Villar, Tarzán el temerario en el Cinema Iniesta, Perfidia en el Salón Vidal y en el Cine Popular Yo no me caso y Recuerdo de una noche"

Desaparecieron, respecto del Central Cinema, las plateas y los palcos principales, así como el escenario, reminiscencia de los tiempos en que fue Teatro Ortiz, con lo que la sala ganó tanto en longitud como en anchura. También se eliminó el pasillo que la circundaba en su parte trasera, permitiendo así el acceso directo desde el vestíbulo. Incidía también en el buen gusto con que se había decorado, en la iluminación instalada por Casa Rubio, destacando las artísticas arañas de cristal y la luz tamizada para los momentos adecuados, y en la comodidad de las nuevas butacas. Todo lo cual llevaba al cronista a concluir que el resultado era "muy superior a lo que es corriente en las salas de espectáculos de nuestra Región".

Por su parte, Línea aseguraba: "Ya tiene el público su cine: suntuoso, regio, selectísimo, en el que, bajo un marco donde campea la más exagerada comodidad, ha de deleitarse con el magnífico programa de películas que, recién estrenadas en la capital, van a pasar por esta capital".

Seis meses exactos duraron las obras, pues fue el 20 de mayo de ese mismo año cuando cerró sus puertas el Central Cinema (o viceversa, que de ambos modos se le denominó), para que se reabrieran transformado en el Rex. Fue el arquitecto Guillermo Martínez y el delineante Salvador Albalaladejo Martínez.   

El día de la inauguración del Rex, jueves 21 de noviembre de 1946, a las 10:30 de la noche, la cartelera la completaban, dentro de la Empresa Iniesta, La frontera de los diamantes en el Teatro Circo Villar, Tarzán el temerario en el Cinema Iniesta (Barrio del Carmen), Perfidia en el Salón Vidal (Barrio de San Andrés) y, en el Cine Popular (Barrio de San Juan), el único programa doble, con Yo no me caso y Recuerdo de una noche.

Pero el ocio dirigido a los murcianos en aquellos tiempos de posguerra no se limitaba a los espectáculos cinematográficos. Por aquellos mismos días estaba instalado en el solar que ocupó el convento de Capuchinas, y que aún no ocupaba la Delegación de Hacienda, en la Gran Vía, el Circo Americano, que anunciaba funciones a las 7 de la tarde y 10:30 de la noche (un horario nada infantil, por cierto), con una docena de atracciones y como principal estrella el por entonces celebérrimo payaso Ramper, seudónimo del madrileño Ramón Álvarez Escudero, el número uno en su género desde los años 20 hasta los 40 del pasado siglo.

A lo que hay que añadir, por supuesto, la oferta del histórico Teatro Romea, en el que se escenificaba un espectáculo de variedades denominado Burlescas, a cargo de la compañía que encabezaban Miriam Kleckova y Gustavo Re, actor italiano afincado desde poco antes en España que en los primeros años de la televisión se haría muy popular como presentador en los programas Noche de estrellas o Noches del sábado, emitidos entre 1964 y 1967.

Fueron precisamente las muchas alternativas al cine que fueron surgiendo con los años las que propiciaron el adiós de las salas cinematográficas clásicas, junto con un nuevo planteamiento como el de los multicines. Y así, concluyó el largo recorrido del Cine Rex en el año 2019, y desde entonces no ha vuelto a la actividad, ni se prevé, por el momento, que vuelva a hacerlo. 


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