CARTAGENA. Los playmobil están a punto de cumplir los cincuenta años, pero quién lo diría, porque han sabido soportar como pocos el paso del tiempo. Ni una arruga o un achaque, están más lozanos que nunca. Gracias, probablemente, a que sus creadores y la legión de fans que los adora por todo el planeta los han sabido cuidar y adaptar a cada década para que nunca hayan perdido vigencia; no hay profesión posible que no haya tenido a una figurita de playmobil a la venta.
Los hemos visto en parques temáticos, videojuegos, asociaciones de aficionados y de coleccionistas y desde hace poco menos de tres años, también con sello cartagenero.
Tres amigos, los hermanos Antonio y Santiago, además de su compañero de viaje Pedro se inspiraron en un regalo que recibió el primero allá por 2017 de su amiga Rocío -una imagen de la Caridad, patrona de la ciudad-, para intentarlo ellos, adaptando estas pequeñas figuras de 7,5 centímetros, tan simples en sus detalles como atrayentes a las tradiciones y fiestas de la ciudad.
Amantes los tres de la Semana Santa de Cartagena, durante el duro confinamiento del pasado año, empezaron a recrear algunas de las procesiones más emblemáticas de Cartagena, tratando de acercar -a través de las redes sociales- esta fiesta religiosa que no se pudo llevar a cabo a los ciudadanos con sus particulares procesiones recreadas con las figuras de playmobil. "Tuvo una repercusión que no nos esperábamos", explica Antonio Ferrer, el ideólogo de este enfervorizado grupo de amantes de los ‘clicks’.
El éxito no hizo más que espolear el proyecto, porque si bien cada uno tiene sus ocupaciones laborales o académicas, ahora les estimulaba su pasión por customizar las figuras con acontecimientos, personajes, actos o fiestas de su ciudad.
Este año Pedro propuso hacer todos los tronos y grupos de las procesiones desde Lunes Santo hasta el Domingo de Resurrección al completo, y a pesar del enorme esfuerzo, las horas que le quitaban a su tiempo libre o al sueño, lograron el reto de dar cada día una procesión, para regocijo de sus ya cada vez más numeroso grupo de seguidores.
Las figuras de Semana Santa, los tronos, santos, vírgenes, procesionistas, etc…, les abría otro abanico de opciones. "Los playmobil se prestan a hacer lo que pidas", dice Pedro, por lo que luego llegaron figuras como Aníbal e Himilce -de las Fiestas de Carthagineses y Romanos-, recreaciones históricas de cuadros, el famoso Icue o proyectos en marcha como la figura de Isidoro Máiquez, el soldado de reemplazo o alguno más que prefieren no desvelar, al menos de momento. También han recibido encargos muy personales, para regalo, como algún panadero famoso en la ciudad, parejas de boda, futbolistas del FC Cartagena, soldados, médicos, etc…
Pero en figuras con esa rigidez no debe ser fácil mostrar el movimiento en determinadas escenas, de ahí que durante este tiempo hayan tenido que ir aprendiendo a base de ensayo y error para lograr que pierdan esa inflexibilidad y se conviertan en imágenes más alegres y únicas. Pasta de modelar, pintura especial para miniaturas e imaginación es lo que han puesto sobre la mesa de sus talleres Santi, Pedro y Antonio para conseguirlo, aunque, reconocen, no ha sido tarea sencilla. Luego llega la decoración de piezas y la inventiva se convierte en el principal aliado, desde una pajita de plástico que simule una tulipa, hasta un anillo de bisutería para una corona. "Tiramos mucho de reciclaje", explica Santiago, "es una búsqueda incesante de materiales que nos sean útiles y se adapten al proyecto que tengamos en ese momento en marcha". Luego están los proveedores, las piezas exclusivas y el stock interminable de torsos, cabezas, piernas o brazos que apilan en cajas.
Dicen que el Descendimiento y el Santo Entierro -ambas piezas de Semana Santa-, han sido dos de los proyectos más complicados a los que han tenido que hacer frente hasta el momento, aunque la recreación cuadro de la Tentación de Santo Tomás (en la catedral de Orihuela), ha supuesto un nuevo paso adelante en la recreación en tres dimensiones. Pese a ser un hobby, los pedidos no dejan de llegar por redes sociales, contactos o el boca a oído que tan bien empieza a funcionar. "No lo hacemos como negocio, porque cada uno tiene su ocupación, pero si tuviéramos que valorar el tiempo y las horas que le dedicamos el coste sería mucho mayor", admite Antonio. Un encargo puede oscilar entre los 20 euros la más barata hasta los 100 euros, "pero, eso sí, podemos decir que no habrá ninguna otra igual en el mercado", añade.