MURCIA. La era informática llega a las vidas de los murcianos arrasando a su paso con todas las costumbres previas. En consecuencia, los murcianos han visto afectada su rutina por completo sin apenas enterarse, y ahora resulta complicado echar la vista atrás. Sin embargo, es importante hacerlo de vez en cuando para comprobar cómo se han adaptado los negocios del pasado a las nuevas tecnologías y aquellos que no han sido capaces de hacerlo, como los videoclubs.
Y es que apenas quedan establecimientos de este tipo pues solo dos locales quedan abiertos en Murcia destinados al alquiler de películas ya que la dueña del Videoclub Infante, uno de los más memorables de la ciudad, decidió adelantar su jubilación al llegar la cuarentena. De esta forma, sobreviven el Videoclub Progreso y la Videoteca, que fue adquirida por la tienda de cómics 7Héroes.
Los dueños están obligados a buscar otros trabajos para conseguir llegar a final de mes
No obstante, se trata de negocios que apenas consiguen sacar rentabilidad, pues los dueños están obligados a buscar otros trabajos para conseguir llegar a final de mes.
Antonio, propietario de la Videoteca de 7Héroes, afirma que es un negocio que consigue devolver la inversión en las películas, pero que el coste del alquiler y su sueldo lo acaban pagando la tienda de cómics integrada en el mismo local y su trabajo como guionista.
Por su parte, el dueño del Videoclub Progreso confirma lo complicado que resulta hacer rentable un establecimiento de estas características y asegura que los meses que la tienda consigue cubrir los costes del alquiler y la cuota de autónomo se da por satisfecho, aunque su sueldo tenga que conseguirlo trabajando por las mañanas en una residencia universitaria. Sin embargo, los meses de julio y agosto no ha conseguido alcanzar esta modesta meta y teme por el futuro del negocio si no repunta a partir de septiembre, cuando la gente vuelve de las vacaciones.
El propietario de este comercio, que continúa abierto desde hace 34 años, asegura que "este es un negocio que tiene fecha de caducidad, irá muriendo según se vayan jubilando los dueños. Entonces, si es posible, intentaremos aguantar y jubilarnos con el negocio, pero no se puede vivir de esto".
En el mismo sentido, Antonio confiesa que están sacando adelante la tienda por "voluntad", porque quieren que "haya una tienda así en Murcia, aunque cueste un poco de dinero". Asimismo, añade que confía en que los videoclubs consigan resurgir del mismo modo que lo hicieron los vinilos, que se han convertido en artículos de coleccionista. Para conseguirlo, destaca la importancia de fidelizar clientes y el trato humano.
Al fin y al cabo, las principales armas de los videoclubs para luchar contra la piratería y las plataformas de streaming como Netflix son el trato al cliente, las recomendaciones y la variedad de catálogo. "Cuando los clientes llegan a la tienda van buscando hacerlo como un acto social para que les ayudes a elegir la película, preguntar, ver los estrenos y rodearse de películas, como si fuera una excursión. Además, muchos clientes vienen buscando calidad porque están cansados de las plataformas online, ya que sus títulos son más comerciales", aseguran desde 7Héroes.
Como anécdota, y para ejemplificar la caída de este modelo de negocio, Antonio cuenta como los videoclubs hacían grandes inversiones en los estrenos más destacados, como cuando salió Titanic al mercado. En este caso, algunos locales adquirieron 500 copias de la película, que se rentabilizaron inmediatamente, pues estuvieron todas de mano en mano durante tres meses. Hoy en día, estos negocios no se plantean comprar más de dos o tres discos del mismo título.
"Lo máximo que he comprado han sido tres copias, cuando sale una película a la que sabes que le vas a sacar rentabilidad como Vengadores, El Joker o Parásitos. Últimamente pido solo una copia, aunque sea la película del año, y si el cliente no la tiene pues la tendrá al día siguiente. Sin embargo, como ha bajado mucho el volumen de consumidores no suele haber problema", declara el dueño de 7Héroes.
Habitualmente, las películas suelen ser alquiladas durante dos días por unos dos o tres euros, según el título, algo que los consumidores suelen respetar, comentan desde el Videoclub Progreso "Los clientes ya saben que tienen que devolver la película, así que no suele haber problemas. Suelo cobrar 1,20€ si se retrasan para entregarla, aunque si es un buen cliente no se lo cobro", añade con el cariño de quien valora la fidelidad de los más habituales.
Por desgracia, estos locales han tenido que hacer frente a un enemigo aún mayor que los competidores modernos, la pandemia de la covid-19. Los meses de parón, así el descenso en los clientes creado por el miedo a acudir al establecimiento y fomentado por el verano han dejado a estos comercios en unas condiciones aún más complicadas.
Al mismo tiempo, estas tiendas se han visto obligadas a tomar medidas de higiene para garantizar la seguridad de los consumidores. En concreto, han invertido en recursos como una empresa de limpieza, el cambio regular de los filtros del aire acondicionado y una máquina de ozono, así como en un protocolo para desinfectar las carátulas.
No obstante, el Videoclub Progreso muestra su intención de mantener abierto el establecimiento todo el tiempo que la situación económica lo permita y confía en el repunte de clientes con el fin de las vacaciones, aunque asegura que "si la cosa sigue así" no podrán seguir.
Antonio se muestra más optimista de cara al futuro y afirma que la tienda puede "explotar" si se le dedica el esfuerzo suficiente, por lo que continuarán con la persiana levantada mientras puedan sostenerla. "No nos queremos rendir, estamos aquí para muchos años", concluye.