MURCIA (EFE). Una apacible isla británica con un pasado tenebroso y silenciado durante décadas, que albergó campos de concentración nazis y hoy es un paraíso fiscal, es el escenario elegido por el lorquino Agustín Martínez, uno de los escritores tras el seudónimo de Carmen Mola, para su nuevo thriller, El esplendor.
Búnkeres, torres de vigilancia, túneles secretos y vestigios -pocos- de un campo de concentración de las SS emergen entre praderas infinitas, playas y acantilados, como huellas de un pasado incómodo para los británicos pero que le ofrecía a Martínez (Lorca, 1975) una metáfora perfecta para su historia. "Es una especie de espejo de los personajes, porque es una isla que ha intentado eliminar su pasado, pero cuando uno se da un paseo por ella se da cuenta de que es imposible olvidarlo porque está a flor de piel", dice a el escritor tras un recorrido por los escenarios de su novela.
La trama arranca en el Madrid actual en torno a una pareja de buscavidas; él ofrece drogas y diversión a clientes VIP de un hotel de lujo y ella localiza a familiares de personas que han fallecido sin testamento para quedarse con una parte de la herencia. Uno de esos casos les lleva a ambos a Alderney, una de las islas del Canal de la Mancha.
"Es una pareja que se quiere, tienen una relación estable, han crecido juntos y se han convertido en adultos juntos, pero ¿qué pasa si un día descubres que no conoces a tu pareja, si de repente algo te hace ver que no es la persona que pensabas que era?", plantea el ganador, con Carmen Mola, del Premio Planeta 2021 por La Bestia.
Ese "vacío" y la reflexión sobre la identidad que conlleva fueron el punto de partida de El esplendor, cuya trama va creciendo como una bola de nieve en la que hay ricos sin escrúpulos, lujo, perversión y muchos giros de guion, pero también un viaje al pasado, en concreto al campo de concentración de Lager-Sylt, comandado por las SS durante la Segunda Guerra Mundial.
Presos españoles
Alderney, junto a Jersey, Guernsey y el resto de pequeñas islas del Canal de la Mancha, fue el único territorio británico ocupado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Allí emplazaron varios campos de trabajo para miles de esclavos -incluidos al menos 500 presos republicanos españoles- que construirían el Muro Atlántico con el que Hitler quería acorazar el continente.
A las fortificaciones levantadas en época victoriana para defenderse de los franceses -Normandía está a solo 10 millas- se sumaron las construcciones de hormigón nazi que el visitante encuentra a cada paso y que introducen un aire perturbador a los idílicos paisajes.
En la playa de Longis Beach aparece bordeando el arenal un extenso muro antitanques; a la de Arch Beach se accede a través de un túnel que comunica con lo que hoy es un camping turístico pero en su día fue el campo de trabajo de Nordeney.
Nordeney es uno de los cuatro campos nazis que hubo en la isla, un territorio de apenas ocho kilómetros cuadrados y 2.000 habitantes en la actualidad. El de Lager-Sylt fue tomado por una brigada de las SS que llegó en 1943 con cerca de mil prisioneros procedentes de Sachsenhausen. Hoy, solo una pequeña placa, instalada en 2008 en uno de los pilares de entrada, recuerda lo ocurrido.
"Todo lo que tiene que ver con cifras es confuso", señala Martínez. Hasta mayo de 2024 se hablaba de algo más de 400 muertos en la isla. No fue hasta entonces cuando se conocieron las conclusiones de un informe encargado por el gobierno británico que arrojaba una cifra de 1.234 muertos, pero Martínez asegura que hay informes que hablan hasta de 10.000.
"Es una historia que aparentemente ha querido ser silenciada", dice el escritor, "como si el Reino Unido hubiera tenido vergüenza por lo que hizo con las islas, se las entregó a los alemanes sin ofrecer resistencia".
Además, a la hora de investigar le pasaron el testigo a Rusia, con el argumento de que muchos presos eran rusos, que tampoco mostró interés. "El resultado es que hasta principios de los 80 no se habla de lo que pasó en Alderney", afirma.
El esplendor es la tercera novela en solitario de Martínez -también guionista de series como La caza. Monteperdido, Feria o Sin tetas no hay paraíso- y la primera después del éxito de Carmen Mola, que ha vendido de sus siete novelas más de tres millones de ejemplares.
El trío, que completan Jorge Díaz y Antonio Mercero, ya está inmerso, avanza Martínez, en su próximo proyecto novelístico juntos.