MURCIA (EFE). El conocimiento ecológico tradicional del pastoreo, basado en la aplicación de medidas preventivas ancestrales frente a los lobos, como el uso de perros mastines, el oficio de pastor y el guardar el ganado por las noches, puede ser clave para la coexistencia de la ganadería extensiva en España con este carnívoro, que desempeña un papel valioso en el ecosistema.
Así se desprende de un reciente trabajo publicado en la prestigiosa revista Ecosystems and People y liderado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC) y el Centro Internacional de Estudios de Derecho Ambiental (CIEDA-CIEMAT), con la participación también de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, la de Zaragoza y la de La Laguna.
El lobo (Canis lupus) está recuperando algunas de sus áreas de distribución histórica en Europa, donde se calcula que hay unos 21.000 ejemplares. En la actualidad, su distribución en el noroeste de España se estima en torno a 297 manadas, según ha dicho, en una entrevista con Efe, el principal investigador del estudio, Carlos Javier Durá.
"Es importante destacar los servicios ecosistémicos que los lobos aportan al ser humano", al contribuir "al equilibrio natural mediante el control de enfermedades en la fauna silvestre potencialmente peligrosas para el ganado, su función reguladora de especies, como ciervos, corzos o jabalíes, que pueden dañar las cosechas" o "su papel económico en determinadas regiones de la España vaciada, como en la Sierra de la Culebra (Zamora), gracias al turismo de observación de la especie", ha afirmado Durá.
Este alicantino, que es investigador Ramón y Cajal del IESA-CSIC, con sede en Córdoba, junto con otros expertos, ha señalado que, para comprender mejor las condiciones de la convivencia entre el lobo y el pastoreo, realizaron entrevistas en profundidad, desde noviembre de 2020 hasta marzo de 2023, a más de una veintena de pastores y ganaderos de tres áreas del noroeste peninsular con diferentes niveles de presencia de este carnívoro, una metodología que representa "la pieza clave del estudio".
"En concreto, una zona de presencia ininterrumpida (León), otra de recolonización reciente de su territorio después de haber desaparecido durante un periodo de 30 años (norte de Soria-sur de La Rioja) y una tercera con presencia esporádica y donde se prevé que en un escenario de unos diez años haya manadas establecidas (resto de la provincia de Soria)", ha indicado.
Los resultados muestran que, "en las áreas donde esta especie nunca ha dejado de estar presente, el mantenimiento de los conocimientos tradicionales asociados al manejo ganadero, como el uso de perros mastines, el oficio de pastor y el guardar el ganado por las noches, ha favorecido la coexistencia de sistemas de pastoreo extensivo con los lobos", al tiempo que los pastores aprecian "aspectos positivos" a la presencia de este carnívoro en su papel regulador de otras especies, como jabalíes o ciervos, ha revelado Durá.
Esto último queda patente en las transcripciones de las entrevistas a algunos pastores, en las que comentan: "Si hay un jabalí enfermo o un corzo herido, el lobo se lo comerá y así elimina enfermedades del campo"; "Teniendo buenos mastines, no me preocupan los lobos"; "Si no fuera por los lobos, los puertos de montaña estarían llenos de corzos, jabalíes, rebecos y ciervos (...)" o "Los lobos son necesarios, igual que lo son los osos, los jabalíes u otros (...)", según se recoge en el trabajo.
"Gracias a que hay lobos, los pastores llevan perros y, en la comarca de León, el mastín leonés supone un orgullo para ellos. Más allá de ser el pastoreo una actividad profesional con la que se ganan la vida muy dignamente", los hombres y mujeres dedicados a esta labor albergan un "sentimiento de orgullo vivir en tierra de lobos", ha subrayado Durá. De ahí, según ha detallado, el título del estudio: 'Tierra de lobos, escuela de pastores: la importancia del conocimiento pastoril en la convivencia con los grandes carnívoros'.
Por el contrario, en regiones en las que el lobo había desaparecido y ha regresado, la pérdida de conocimiento ecológico tradicional para permitir la coexistencia "ha llevado a una menor tolerancia hacia los lobos y a una menor apreciación de los beneficios que proporcionan", ha expuesto.
El estudio propone que una parte de los fondos de la Política Agrícola Común de la UE y de la Ley de Restauración de la Naturaleza se destine a apoyar las prácticas pastoriles que favorezcan la convivencia con los lobos.
Una línea de actuación que debería incluir el intercambio de conocimiento entre pastores de distintas regiones -como se lleva a cabo en Francia e Italia (zona de los Alpes)-, la financiación para la adquisición y el mantenimiento de perros mastines, la instalación de vallas y la contratación de mano de obra para el pastoreo que posibilite conciliar la vida profesional con la personal.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico "ha hecho una apuesta muy fuerte y cada año asigna 20 millones de euros, el 50 % destinado a medidas preventivas para evitar ataques de lobos y la otra mitad, a indemnización por daños", además de haber mantenido ese presupuesto a través de la estrategia nacional para la conservación y gestión de esta especie y su coexistencia con las actividades rurales, según Durá.