Se espera cautela en las bolsas europeas. Los índices europeos cerraron ayer ligeramente a la baja. El miércoles, los inversores tomaron nota de un dato clave de Estados Unidos. La inflación de octubre estuvo en línea con las expectativas. Los mercados estadounidenses cerraron sin rumbo claro tras la publicación de las cifras de inflación de octubre. No hubo sorpresas. La inflación subyacente, medida supervisada por la Fed, se situó en el 3,3% interanual, en línea con el consenso. En el lado de los valores, las acciones de Spotify subieron tras su buen comportamiento en el tercer trimestre. El Bitcoin superó la barrera de los 90.000 dólares por primera vez en su historia. El Dow Jones ganó un 0,11%, hasta los 4.3958,19 puntos, mientras que el Nasdaq perdió un 0,26%, hasta los 2.230,74 puntos.
Tras las reacciones reptilianas que beneficiaron a corto plazo a los activos más apalancados, entran en juego mecanismos más fundamentales, sobre todo en torno a las proyecciones de tipos clave y la nueva situación comercial. En este contexto, Europa se ve castigada.
El veredicto de los mercados es claro. Los índices bursátiles europeos se desploman. Las valoraciones de las empresas europeas son casi un 50% inferiores a las de los grupos estadounidenses.
La diferencia de rendimiento bursátil entre Estados Unidos y el resto del mundo se amplia, a pesar del infortunio generalizado de los índices. Es la vuelta de Donald Trump lo que está en el origen de esta fuerte divergencia. En su faceta de «presidente electo», ya que no tomará posesión hasta principios de 2025, Trump ya ha empezado a repartir las funciones de su futura administración. Y está claro que los puestos ya cubiertos son de figuras divisivas que no dudarán en aplicar las políticas radicales del líder republicano.
Los inversores ya no creen que la Fed vaya a bajar los tipos cuatro veces de aquí a junio, como hace diez días. Ahora piensan que sólo serán dos. Las políticas de Trump son vistas como inflacionistas.
Un fortalecimiento del dólar y por tanto mayor debilidad del euro generará más inflación. Las importaciones serán más caras, se elevarán los costes de las materias primas que se traigan del exterior y eso se trasladará a un aumento de costes para las empresas. Las que tengan poder de fijación de precios por sus factores diferenciadores con respeto a su competencia no verán afectado su margen pero sí el bolsillo del consumidor, y aquellas empresas que tengan que absorber el incremento de costes, verán mermados sus resultados empresariales. Además, no debemos olvidar que va a haber un encarecimiento del transporte internacional, dado que esta actividad suele cotizar en dólares.
Con un nivel de actividad en la eurozona con escuetos crecimientos, y siendo necesario la continuidad en las bajadas de tipos de interés para despertar a las adormecidas economías alemana y la francesa, el BCE va a tener volver a jugar con los pedales para matizar las bajadas de tipos interés para no comprometer tu propio objetivo de inflación.
Si ya hablamos de exportaciones España fue el séptimo mayor exportador a Estados Unidos. Así, el país registró exportaciones de $1,66MM e importaciones de $1,99MM desde España, resultando en un balance comercial negativo de 336 millones de dólares. Los aranceles, siempre producen efectos recesivos, que al final es el objetivo final del que lo impone la política "TRUMP & AMERICA FIRST 2.0". Los consumidores adaptan su comportamiento a los aumentos de precios (cayendo de la demanda) y las empresas incapaces de repercutir los aumentos de costes (ese anunciado 10% de impuestos) ven sus márgenes atacados, con lo que las empresas exportadoras se van a ver castigadas si no tienen factores diferenciadores rotundos con respecto a sus competidores locales.