VALÈNCIA. ¿Cuántas personas conocen que no pronuncian bien la R desde pequeños? ¿O la S la convierten en una Z? Tanto las dificultades de pronunciación, como las posibles dificultades de escritura asociadas a este trastorno pueden producir inseguridades en el niño a nivel académico y social.
La logopeda de IMED Valencia, Patricia Cobacho, ha señalado al programa de Salud de la 99.9 Plaza Radio, que es normal que de cero a tres años haya niños que hablen por los codos mientras que otros no sueltan ni pruna. Esto no quiere decir que tengan algún trastorno en el lenguaje.
Eso sí, a partir de los tres años hay que estar ojo avizor en cuanto empiezan a aprender el abecedario en el cole. Si transcurrido un tiempo prudencial, no pronuncian bien algunas letras, se debe acudir a un especialista.
Además, las mascarillas son un problema para el aprendizaje en los niños. Cuando las llevamos puestas, la parte más física de la pronunciación no está al descubierto, por lo que los escolares no pueden observar cómo lo hacen sus referentes, ni tampoco imitar las expresiones faciales que, de algún modo, son importantes para emitir correctamente un sonido.
Los errores en la pronunciación o articulación se pueden corregir en unos meses si se cogen a tiempo. En caso contrario, se convierten en vicios adquiridos difíciles de eliminar…pero no imposibles.
El truco está en acudir a un buen logopeda y tener fuerza de voluntad. Es como quien se saca el carnet de conducir después de haber conducido. Se adquiere unos vicios que le acompañarán toda la vida si no pone remedio.
Cobacho ha destacado que en los últimos años se han incrementado mucho las consultas al logopeda: “Los padres y profesores pasan más tiempo con los hijos y se fijan más”.
Sin embargo, hay “nuevos pacientes” en las consultas de los logopedas: las personas que han pasado por la Covid. Las intubaciones han causado disfonías y lesiones en las cuerdas vocales. La mayoría son leves y se resuelven en unas sesiones, aunque otras son más graves, como las parálisis laterales.
El coronavirus, en ocasiones, también produce daños neurológicos que afectan al lenguaje o traqueotomías que derivan en problemas de deglución. “Es fundamental que haya un logopeda en los hospitales, como en IMED, ya que hay patologías que abarcan varias áreas.”
Lo que está claro es que no hay que obviar un problema que tiene solución. Patricia Cobacho recuerda que, cuando realizó sus primeras prácticas, lo que más le llegó al corazón fue ver “cómo se esforzaban las personas mayores que habían sufrido algún tipo de lesión neurológica para poder volver a hablar y decir un te quiero a su familia”.