El presente ejercicio traerá sorpresas en lo que a inflación se refiere y eso será lo que determine el comportamiento de la bolsa durante este año
MADRID. El año 2022 ha arrancado con unos niveles de inflación del 6%, según datos ofrecidos el pasado lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y si bien este incremento no se experimentaba desde principios de los noventa, hay que tener en cuenta que enero suele ser un mes de moderación, marcado sobre todo por el menor gasto tras las fiestas de Navidad. Aunque algunos analistas esperan incrementos durante el primer y el segundo trimestre hasta que llegue niveles más moderados, predecir el rumbo de la inflación para este año es arriesgado.
Los movimientos en Estados Unidos de estos últimos días reflejan ese estado de confusión en el que nos encontramos con los mercados y la inflación. Por una parte, varios factores parecen indicar el aumento de esta de manera estable -saliendo de los niveles inferiores al 2% a los que estábamos acostumbrados-, algo que ya predijo el banco central norteamericano (FED) cuando reformuló su objetivo de inflación de menos del 2% a poder sobrepasar esta cifra moderadamente si fuese necesario. Las últimas inyecciones fiscales, los cambios en la política fiscal, el impulso de las energías más verdes en contraposición del petróleo y las diversas crisis de suministros a nivel global por la pandemia parecen indicar que estamos abandonando ese contexto de casi temor por la deflación hacia niveles más elevados.
Sin embargo, no debemos obviar los indicadores de encaminamiento hacia una economía deflacionista. Ejemplo de ello sería el consumo de la tecnología por parte de la población o las presiones demográficas, sobre todo en Europa, donde cada vez la población está más envejecida. En cualquiera de los casos, 2022 traerá sorpresas en lo que a inflación se refiere y eso será lo que determine el comportamiento de la bolsa este año. A pesar de ello, es de esperar que los bancos centrales acaben siendo totalmente capaces de controlar esa inflación.
Esta situación de incertidumbre también se refleja en el mercado de valores, donde aquellos activos que suelen experimentar menos volatilidad en situaciones inflacionistas, como el oro o las grandes tecnológicas, no se están comportando como tal. En conclusión: ya no parece existir un valor refugio claro. Así, el mejor consejo que se puede dar a los inversores, y que siempre damos desde HeyTrade, es que intente pensar en el largo plazo más que en la rentabilidad anual, y que el inversor particular construya una cartera diversificada, tanto con valores de renta fija como variable como segmentada geográficamente.
Una cartera sana suele tener en cuenta la diversificación territorial, con un 30-50% en valores europeos; por supuesto presencia en valores estadounidenses; y una pequeña parte de tu cartera en mercados emergentes. Movernos dentro de estos márgenes a la hora de operar entraría dentro de lo razonable. Dentro de esta segmentación, vemos más razonable invertir en valores europeos más que en españoles para aquellos que residimos aquí. Nuestro día a día, trabajo, más aquellas propiedades con las que contemos hacen que tengamos una gran exposición a este mercado.
Por otro lado, hay que tener en cuenta también la diversificación sectorial, sobre todo en el periodo de incertidumbre en el que nos encontramos. Hemos vivido durante meses una temporada en la que cualquier valor tecnológico subía, esa fase parece haber acabado. Las tecnológicas ya no son un valor seguro. Es probable, que las grandes corporaciones como Microsoft, Alphabet, Google o Amazon sigan siéndolo, pero también es razonable que veamos caídas en aquellas más pequeñas. Si la inflación sorprende al alza, y por lo tanto, suben los tipos como ya ha indicado la FED, el peso de los más tradicionales como entidades financieras o eléctricas encontrarán en la subida de la inflación una gran oportunidad para comenzar su rally.
Como comentaba anteriormente, esta incertidumbre general ha provocado que seleccionar los valores en los que invertir se haya complicado. Ante el riesgo de saber qué va a pasar con la inflación, es el momento idóneo para que el inversor se remangue y profundice sobre qué tecnológicas son un buen activo para tener en cartera y cuáles no, diversifique todavía más su cartera e invierta pensando en el largo plazo y no en el 31 de diciembre de 2022. De esta manera, tanto en un escenario de aumento como en uno deflacionista, el inversor podrá seguir viendo crecer el valor de sus activos.
Ramiro Martínez-Pardo es CEO y cofundador de HeyTrade