La realidad es que el mundo cambia a velocidades tan impresionantes que el mañana tal vez no se parezca a nada de hoy
VALENCIA. Como seres humanos, anhelamos respuestas definitivas en un mundo que está lleno de preguntas inciertas y complejas sobre nuestro futuro. Dependiendo de los intereses creados, las preguntas podrían incluir si los mercados de valores subirán o bajarán, si la economía florecerá o se tambaleará o, más recientemente, como nos hemos encontrado en nuestras propias clases de MBA, si la inversión en criptomonedas nos hará ricos. Sin embargo, por mucho que nos gustaría creer que tenemos la capacidad divina de predecir el futuro, la historia nos dice que, como humanos, somos verdaderamente pésimos en eso. En ocasiones, podemos acertar, pero hasta una ardilla ciega a veces también encuentra una bellota.
La realidad es que el mundo cambia a velocidades tan impresionantes que el mañana tal vez no se parezca a nada de hoy. Simplemente porque dado el número infinito de factores que influyen en el mundo y agregan una pizca adicional de aleatoriedad, los eventos se vuelven exponencialmente más imprevisibles. Por ejemplo, ¿quién podría haber imaginado que una pandemia global estaría definiendo cómo vivimos nuestras vidas?
Por lo tanto, con esto en mente, no deseamos desanimar al lector, sino ofrecerle un aviso por adelantado. No tenemos el don de la presciencia, ni somos 'psicohistoriadores' como los que imaginó Isaac Asimov. En su lugar, buscamos ofrecer proposiciones razonadas que conducen a escenarios para los que al menos podemos prepararnos. Así, nos basamos en nuestra propia lectura del presente y en la creencia de que el mundo no fluye en línea recta, sino que es oscilante y cíclico. De este modo, ofrecemos algunas ideas sobre lo que creemos que podría potencialmente (o no) desarrollarse a lo largo de 2022.
1) ¿Normalidad económica?
En 2021 la respuesta de los gobiernos a la pandemia fue la de estimular sus economías, lo que vino acompañado por una política ultra expansiva de los bancos centrales. La combinación de ambos factores disparó el consumo, como prueba que en el verano de 2021 la demanda por parte de los estadounidenses de todo tipo de artículos (de tablets a zapatillas deportivas) fuera un 7% superior a la del verano prepandémico. Esta elevadísima demanda tensionó la cadena de suministro, lo que generó lo hemos llamado en EDEM una crisis de 'chips and ships'. Nuestra definición venía tanto por la dificultad de aumentar en el corto plazo la capacidad instalada que tienen las actuales fábricas de chips, como por la subida de precios de los fletes, cuyo coste se multiplicó por 5. A ello se suman las congestiones registradas en la estiba y desestiba de puertos de todo el mundo ante rebrotes de covid en sus instalaciones.
La consecuencia de todo ello ha sido una espiral inflacionista como no se veía en los últimos 50 años. Por ello, varios bancos centrales han comenzado a retirar sus programas de compra de bonos y a plantearse a subir tipos de interés. Así el Banco de Inglaterra los pasó del 0,1% al 0,25%, la estadounidense FED prevé tres subidas de tipos para 2022, mientras que nuestro BCE sigue en modo cautela. No obstante, consideramos que las subidas de tipos de interés serán extremadamente graduales y muy acomodaticias con el entorno macro, el cual vendrá condicionado por la aparición de posibles nuevas variantes del coronavirus (Pi, Rho…) y por su capacidad para imponer restricciones a la actividad económica. Si las vacunas y nuevos medicamentos prueban ser eficaces, la covid se convertiría en endémica, con lo que las economías y los ciudadanos aprenderían a convivir con ella.
No obstante, hay fuerzas estructurales que seguirán presionando al alza el precio de las materias primas en 2022. Primero, la transición ecológica asumida por ciudadanos y gestores políticos crea una demanda sobre metales para construir parques solares y eólicos ('inflación verde'), a la vez que empuja el precio del gas natural. Con más fuerza en este último si es etiquetado en 2022 como inversión sostenible para la 'transición' en la taxonomía europea. Segundo, las tensiones geopolíticas, como por ejemplo entre Rusia y la UE, Australia y China, o Argelia y Marruecos, inciden sobre los precios y no parece que vayan a decrecer en 2022.
Finalmente, en cuanto a las bolsas, en 2021 el Euro Stoxx50 europeo ha subido un 21%, mientras que el S&P lo ha hecho un 27% y el Nasdaq un 21,4%, por lo que las bolsas estadounidenses consiguen encadenar tres ejercicios consecutivos con incrementos de dos dígitos. Es cierto que las bolsas se han alzado sobre grandes resultados empresariales y una confianza ciega en el porvenir de las empresas tecnológicas, pero, hay aspectos preocupantes en el horizonte como las subidas de tipos antes mencionadas. A la vez, la vieja historia de las 'nifty fifty', el conjunto de empresas que dominaban las carteras de los inversores entre los 60 y los 70, para luego caer en desgracia en los 80 proyecta su sombra en el presente.a
2) China, las materias primas y el cambio climático
Hay un viejo dicho en el mundo de las materias primas que sostiene que "China se lleva la mitad de todo" y los hechos parece que le dan la razón. El gigante asiático consume el 55% del Gas Natural Licuado (GNL) mundial y sobre el 60% de la producción mundial de hierro, níquel, acero, cobre y aluminio. Su gran tamaño le conduce a una tremenda voracidad, lo que unido a su predisposición política a intervenir públicamente en aquellos mercados que considera estratégicos la convierten en un jugador clave en el devenir de los precios mundiales. Por ejemplo, su necesidad energética la han llevado a consumir en 2021 un 14% más de GNL, cerrando acuerdos incluso con suministradores estadounidenses, lo que ha motivado una escalada de precios en todo el mundo (+75% el precio del gas en 2021) y consecuentemente a que buques de carga con destino Europa hayan cambiado su ruta para ir a Asia.
Llamativamente, en septiembre de 2020, el presidente chino, Xi Jinping, anunció que China quería convertirse en carbono neutral para 2060. Así pues, dado que China es de hecho el mayor emisor de dióxido de carbono del mundo (consume el 50% del carbón mundial), esta declaración supone de facto que los objetivos ambientales mundiales quedarán determinados por las políticas que aplique el gigante asiático. Curiosamente, este otoño el presidente Xi Jinping probablemente conseguirá un tercer mandato, lo que ayudará a mantener la narrativa china de que su país sí tiene una estrategia a largo plazo, mientras que los bloques adversarios (EE UU y Europa) dependen de elecciones cada cuatro años.
3) El venture capital y los flujos de capital
En 2021, el Venture Capital (VC) ha superado todas las expectativas con una inversión global de 437.000 millones de dólares, lo que supone un aumento interanual del 35%. Solo aquí en Europa, y de acuerdo con las proyecciones del informe State of European Tech21, en 2021 se superará la marca de 100.000 millones de dólares, lo que supone multiplicar por 10 veces la cifra de 2015. No hay duda de que el VC está liderando una revolución en las 'startups', pues se han registrado 7.704 fusiones y adquisiciones en 2021; además de un total de 8.457 'exits' que han vuelto a cebar la bomba de la inversión. Por ejemplo, MailChimp, el servicio de marketing por correo electrónico, ha sido adquirido recientemente por 12.000 millones de dólares por Intuit, el proveedor de software financiero. Ello es una buena prueba de que a pesar de las preocupaciones iniciales de que la pandemia podría frenar los flujos de capital, la realidad es que bien al contrario los ha acelerado.
Un indicador común de la salud del entorno de las 'startups' es la cantidad de 'unicornios' (empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares) presentes en el sistema. En este sentido, se han evidenciado avances en los últimos años. A partir del tercer trimestre de 2021, existen 848 unicornios en todo el mundo y la mayor parte de las incorporaciones más recientes provienen de Estados Unidos (69), Asia (30) y Europa (15). Esto es un impresionante 36% más que durante el mismo período del año pasado y es una tendencia que no creemos que represente un punto culminante, sino una tendencia que se espera que aumente aún más los valores de las transacciones en las siguientes rondas en 2022. En este año esperamos que los inversores internacionales se vean atraídos hacia unos mercados europeos más maduros y a empresas que en su misión integren claramente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
Con el estatus mítico de unicornio volviéndose, bueno, no tan mítico, la atención se está desplazando hacia una nueva bestia aún más fabulosa y mitológica como sería el 'decacornio', o aquella empresa que tiene una valoración superior a los 10.000 millones de dólares. Así, Europa contaba con 26 a final de 2021, incluidas las fintechs Revolut y Klarna y Northvolt, un desarrollador sueco de baterías de litio. Sin embargo, el elevado número de empresas que se perciben como 'ganadoras', también pueden convertirse en síntomas de valoraciones de mercado poco realistas. Por ejemplo, y como consecuencia, el valor medio de las operaciones de finales de 2021 fue un 110% superior con respecto al año anterior. Por lo tanto, se aconseja cautela con las valoraciones, pues, el optimismo se puede transmutar rápidamente en escándalo y desconfianza como fue el famoso caso de WeWork. Curiosamente, la pandemia podía haber supuesto un retorno de los mercados a valoraciones más realistas, pero no ha sido así. Por lo tanto, surge la pregunta: ¿qué se necesitará exactamente para que se produzca tal ajuste?
Por último, una reflexión. El escenario financiero de bajísimos tipos de interés, en el que los activos libres de riesgo como los bonos soberanos han llegado a ofrecer rentabilidades negativas, ha motivado que muchos hayan optado por considerar la inversión en nuevas 'startups' como una alternativa de inversión atractiva y razonable. Sin embargo, si los bancos centrales inician subidas de tipos de interés en 2022, el binomio riesgo-recompensa se vería nuevamente alterado, por lo que parte de la financiación que buscaba más rentabilidad aceptando más riesgo bien podría regresar a un terreno más familiar. Por ello, dado el flujo de capital que ha entrado en compañías tecnologías de esta 'nueva economía pandémica', la pregunta pertinente es si estas empresas pueden mantener los mismos niveles de crecimiento y escalabilidad a los que se han acostumbrado.
4) Criptomonedas: El año en que serán domadas
Verdaderamente, la invención del bitcoin por parte de Satoshi Nakamoto en 2008 supuso un catalizador para un enorme cambio en la manera de concebir el diseño de las finanzas mundiales. Sencillamente porque la tecnología que hacía posible la vida de la criptodivisa, el blockchain, permitía desarrollar unas finanzas descentralizadas, en las que las operaciones ya no iba a estar en un único registro central, sino en un libro distribuido y sincronizado. A partir de ahí llegaron primero decenas y después centenares de criptomonedas, que fueron abrazadas inicialmente por inversores minoristas y después por profesionales e institucionales. Todo ello ha generado un imponente mercado de 2,6 billones de dólares.
Sin embargo, se precisa una supervisión y una regulación que permita proveer una protección adecuada a los inversores de todo tipo en un mercado que Gary Gensler, presidente de la SEC estadounidense, calificó como el 'salvaje oeste'. Por ello, la UE promueve un reglamento como el MiCA (siglas de Markets in Crypto-Assets ) que posiblemente sea aprobado por los 27 en el primer semestre de 2022. Ese reglamento dejará espacio a que los supervisores de cada país europeo desarrollen sus propias regulaciones y permitirá que estos activos sean considerados 'aptos' para la inversión, con lo que en el medio plazo tendremos una nueva clase de valores para incorporar a las carteras.
Felipe Sánchez Coll (coordinador del Área de Contabilidad y Finanzas) y Colin Donaldson (coordinador del Área de Emprendimiento) de Edem