MADRID. Las últimas semanas han resultado ser complicadas para los mercados. La inflación está aumentando debido a la guerra en Ucrania, la pandemia y los nuevos problemas en la cadena de suministro en China, y los altos costes de la energía y las materias primas. El mes pasado también comenzó la temporada de presentación de informes, y aquí también la inflación está creando vientos en contra de la rentabilidad. El S&P 500 y el Dax perdieron un 8,8% y un 2,2%, respectivamente, en abril.
La guerra en Ucrania ha interrumpido o ralentizado los efectos de la recuperación post-covid. Aunque la economía mundial sigue mostrando un crecimiento positivo, el ritmo se ha ralentizado considerablemente. Dado el alto nivel de dependencia de Europa, la guerra está teniendo un gran impacto en los costes energéticos y de productos básicos. Además, la actual estrategia de China de 'covid cero' está provocando nuevos problemas en la cadena de suministro.
Los bancos centrales de Europa y Estados Unidos se ven presionados para endurecer considerablemente su política monetaria, con subidas de tipos ya muy avanzadas en el caso de Estados Unidos. Las ondas de choque de la escasez de oferta mundial están alimentando niveles de inflación que se creían relegados a los libros de historia. En consecuencia, los consumidores finales se enfrentan a recortes reales en su nivel de vida.
Al mismo tiempo, los tipos de interés de los bonos de referencia a 10 años están subiendo a una velocidad récord y las respuestas de los bancos centrales ya están descontadas. En abril, el rendimiento de la deuda pública estadounidense y alemana a 10 años aumentó 111 y 40 puntos básicos, respectivamente, hasta el 2,94% y el 0,94%. Los costes energéticos y de materias primas muestran un impulso similar en los precios. El anuncio de Europa de imponer una prohibición al petróleo ruso hizo subir el precio del Brent un 4,4%, hasta 109 dólares por barril.
Estos vientos en contra ya se reflejan en las tasas de crecimiento del PIB. De forma extrapolada, la economía estadounidense se contrajo un 1,41% en el primer trimestre. En cambio, el PIB europeo aumentó un 0,3% en el mismo periodo, a pesar de todos los problemas de la región. Asimismo, la actual temporada de presentación de informes de las empresas europeas está resultando mejor de lo que esperaban los participantes en el mercado.
Por otro lado, en China, el Partido Comunista ha anunciado medidas de apoyo a la economía. Tras los estrictos confinamientos en varias zonas del país, el objetivo de crecimiento del 5,5% del PIB parece claramente inestable. En Japón, el banco central mantiene su postura monetaria más relajada. Esto ha provocado una importante caída del valor del yen frente al dólar estadounidense y el euro. La divisa japonesa ha perdido un 13% frente al billete verde este año, situándose en 130 yenes por dólar, su nivel más bajo en casi 20 años.
Los sectores defensivos han vuelto a superar a sus homólogos cíclicos en términos relativos. Los actores del mercado siguen siendo cautelosos debido a la falta de claridad de la tendencia macroeconómica. Los ganadores relativos fueron los fabricantes de alimentos y bebidas, los productores de bienes de consumo y las empresas energéticas. El sector financiero, las empresas tecnológicas y los valores inmobiliarios estuvieron entre los perdedores en términos relativos.
Thomas Meier es responsable de gestión de renta variable y gestor del fondo MainFirst Global Dividend Stars de Mainfirst