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visión financiera

La inflación continúa afectando al consumo... y lo que le queda todavía

30/06/2022 - 

MADRID. El IPC no da tregua en España y se aceleró en junio hasta el 10,2% interanual según el dato preliminar. Supera así el 8,7% de mayo y el máximo del 9,8% que había alcanzado en marzo. Se trata de la tasa más alta desde abril de 1985. También se ha acelerado el índice subyacente, en este caso hasta el 5,5% desde el 4,9% de mayo y sería el máximo incremento desde agosto de 1993. 

A falta de la desagregación y del dato definitivo, la aceleración proviene según el INE de los alimentos y bebidas no alcohólicas y, en menor medida, de hoteles cafés y restaurantes. Así que la esperada desaceleración se pospone una vez más a pesar de que parece que la presión de los precios de la electricidad se ha empezado a moderar. Queda por ver hasta dónde llegarán los precios de los alimentos cuando los de las materias primas agrícolas y ganaderas se ha comenzado a reducir. 

La partida de alimentos y bebidas no alcohólicas es la que tiene un mayor peso en la cesta de consumo del IPC, un 23%, y está algo sobrerrepresentada por los cambios derivados de la pandemia (aumentó el peso del consumo de alimentos y bebidas, que antes rondaba el 19%, en detrimento de otras partidas en las que se redujo el consumo como vestido y calzado, transporte y ocio). También conviene recordar que, a diferencia de los datos de Eurostat, el IPC subyacente al que se refiere el INE sí que incluye los alimentos elaborados. 

Encarecimiento de las materias primas

El shock de precios está durando más de lo previsto, pero sigue motivado por factores coyunturales como el encarecimiento de las materias primas derivado de la escasez de oferta y agravado por la guerra de Ucrania, además de por unas políticas fiscales y monetarias muy expansivas durante la pandemia que sólo han comenzado a endurecerse muy recientemente. Esto quiere decir que no se trata de un cambio estructural respecto al ciclo anterior, cuando estábamos preocupados por la deflación, y que el escenario más probable es que se produzca una desaceleración del IPC en los próximos meses, que ya sería apreciable a final de año y ganaría intensidad en 2023. Los riesgos son, en cualquier caso, elevados. 

Los precios de las materias primas siguen dependiendo en buena medida de lo que suceda en la guerra de Ucrania, y esto puede provocar que el shock inflacionista se prolongue. La aceleración de los precios fue secuencial: materias primas, bienes afectados por la escasez de oferta, costes energéticos, bienes intermedios, alimentos y servicios. 

Hay algunas muestras de que el proceso inverso se ha iniciado, como el abaratamiento de las materias primas industriales o de los bienes en los que había mayor escasez, pero hacen falta avances en el gas, el petróleo y los alimentos para que la desaceleración se generalice. La inflación continúa afectando al consumo. En el mes de mayo, las ventas minoristas permanecieron estancadas en términos reales y son todavía son un -3,6% inferiores a las de febrero de 2020.

Santiago Martínez Morando es jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja.

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