VALÈNCIA. La irrupción de un nuevo circuito masculino profesional de pádel auspiciado por la Federación Internacional de Padel (FIP) con el apoyo del gobierno de Qatar sigue dividiendo a este deporte.
Especialmente, a los principales actores de una industria, levantada en su mayor parte por empresas españolas y que, de la mano de la expansión internacional de World Padel Tour, han sido las grandes responsables del espectacular crecimiento de esta disciplina en todo el mundo en los últimos años.
A pesar de que los alicientes económicos procedentes de Doha habían parecido incitar a los jugadores a incumplir sus contratos con WPT, algunos de ellos ya se han comenzado a desmarcar de esta maniobra. Es el caso de los argentinos Agustín Tapia y Miguel Lamperti, quienes han decidido respetar el contrato en vigor con World Padel Tour y no participar en la primera prueba del nuevo circuito en Doha (Qatar).
Tanto Tapia como Lamperti deben buena parte del caché que algunos nuevos actores del sector están dispuestos a pagar no solo al escaparate que ha supuesto para sus carreras World Padel Tour, sino también al apoyo de firmas especializadas como NOX Sport. Su director ejecutivo y fundador, Jesús Ballvé, también se ha posicionado a favor de preservar el statu quo previo a la irrupción de estos nuevos agentes que, en su opinión desvirtúan “los valores del deporte”.
“No tengo nada en contra del nuevo circuito, he sido deportista de alta competición. Para mí, el deportista es lo primero. Pero me han enseñado que antes que campeones hay que ser personas”, afirmó en una videoentrevista en el canal especializado el4Set.
La postura del expresidente de la extinta Comisión Española de la Industria del Pádel, germen del actual Clúster Internacional del Pádel, se basa, según sus palabras en la “memoria” y en la “experiencia de la negociación del contrato en vigor con World Padel Tour”, en el que participó para defender los intereses de los jugadores patrocinados por su firma. Ballvé admite que, por aquel entonces, la puesta en escena del pádel a nivel internacional “era deficitaria” y que las exigencias de los jugadores se basaron en que la organización les garantizara “un mínimo de pruebas” que desde WPT “se comprometieron a organizar”.
Este contrato es la base de una estructura actual de la que dependen directamente unas 40 familias y unas 400, de manera indirecta, “en su gran mayoría, españolas”. “¿Qué hacemos con ellas?”, se pregunta antes de comparar la negociación con WPT con el modus operandi “totalmente opaco” y “las prisas” del binomio FIP-QSI.
LA FIP Y SU SOCIO
La Federación Internacional de Padel (FIP) da un paso más en la construcción de su nuevo tour masculino alternativo y desvela la nueva marca del circuito (Premier Padel Tour), poniendo en jaque a los jugadores que mantienen un vínculo contractual con World Padel Tour con un socio, Qatar Sports Investment (QSI), que se ha visto envuelto en polémicas tanto judiciales como deportivas a través de su máximo mandatario, Nasser Al-Khelaïfi.
El máximo responsable de QSI y padrino del nuevo torneo de la FIP comparecía la semana pasada ante el Tribunal Penal Federal de Bellinzola (Suiza) a petición del Ministerio Público de la Confederación Suiza por instigación a la “gestión desleal” del ex secretario general de la FIFA Jerôme Valcke en la adjudicación de los derechos televisivos de las Copas del Mundo de la FIFA de 2026 y 2030 a BeIN Media Group, la empresa de la que es director ejecutivo.
Un procedimiento que se suma al que ya tenía abierto por parte del área de delitos económicos del Tribunal de París en una investigación por “soborno activo” en relación con el Mundial de Atletismo 2017. Al-Khelaïfi es sospechoso de haber aprobado un pago de 3,5 millones de dólares a Lamin Diack, entonces presidente de la Federación Internacional de Atletismo, a través de Oryx Qatar Sports Investments, compañía vinculada al mismo fondo QSI - actual socio de la FIP - para conseguir que el Mundial de Atletismo 2017 se celebrase en Doha (Qatar).
También, la semana pasada la UEFA le abría un expediente disciplinario por mostrar “un comportamiento agresivo e intentar entrar al vestuario de los árbitros, golpeando deliberadamente el banderín de uno de los asistentes, hasta romperlo”, según recoge el acta del colegiado del partido, Danny Makkelie, tras el encuentro de vuelta de octavos de la UEFA Champions League 2022 entre Real Madrid y Paris Saint-Germain.