MURCIA. En 2022, Panini lanzó una serie de volúmenes recopilatorios que, englobados en la colección 'Las grandes batallas', realizaba un recorrido por la historia de los principales héroes de Marvel y sus míticos enfrentamientos con sus mayores enemigos. Una iniciativa digna de aplaudir porque, por un céntimo menos de 6 euros, te hacías con un volumen con encuadernación de lujo y 240 páginas de buen papel en el que, además de picotear por números 'históricos' del cómic de superhéroes de los últimos sesenta años, te llevabas portadas americanas, reportajes y glosarios.
Uno de los volúmenes imprescindibles de una colección con los consabidos Capitán América, Iron Man, Thor, Spiderman, Cuatro Fantásticos, etc, es el dedicado a la Patrulla-X vs Magneto (se agradece que, pese a la moda de renombrarlos 'a la americana', X-Men, en esta colección se haya mantenido el nombre con el que muchos preadolescentes los conocimos en los recreos de la EGB). Este volumen permite recuperar el número 1 de la Patrulla-X original, lanzado a finales de 1963 en Estados Unidos, el número 4 de la misma colección (marzo de 1964), y sobre todo el especial de doble paginación 'Yo, Magneto', publicado en el número 150 de la colección Uncanny X-Men (en español, 'La increíble Patrulla-X'), en 1981, ya con Chris Claremont al guión.
Aunque los mutantes sean hijos de Stan Lee, como todo lo que haya creado Marvel y perdurado hasta nuestros días (hay que recordar que Lee era un tipo capaz de sentar a La Cosa en un Batmóvil, como se vio en el episodio 'Papá Rabioso' de Los Simpson, además de hacer un cameo en todas las películas Marvel mientras vivió), es Claremont quien los convirtió en lo que hoy son. Y más importante aún, en lo que fueron durante los ochenta (tomó las riendas de la colección sobre 1975). El mensaje ya era potente entonces, aunque en esos recreos no fuéramos capaces de percibirlo, pero lo es mucho más en estos días: ¿qué es la Patrulla-X sino una enorme enmienda a la totalidad a aquellos que marginan a los diferentes?
Veamos. Se trata de un grupo de personas que son temidas por la mayoría por su origen, aspecto físico o habilidades especialidades. Que incluye, junto a un núcleo norteamericano, a un compañero alemán y otro ruso (en la época de la Guerra Fría). Dos de ellos son de piel azul, que es un color incluso peor que otros que todos tenemos en mente para ir por ciertas calles. A otro, Lobezno, no hace falta ni definirlo. No la mitad, pero bastantes de sus miembros son mujeres que no ejercen el rol de 'rescatadas' sino de rescatadoras. Y el grupo está liderado durante muchos números de la era Claremont por una mujer (Ororo/Tormenta) que además es afroamericana. Por no olvidar que su mentor es un señor inteligentísimo pero que va en silla de ruedas.
La Patrulla-X se pasa la mitad del tiempo que le dejan libre sus clases en la academia de Charles Xavier intentando convencer a los humanos normales de que no son una amenaza, mientras parte de esa humanidad no se dedica solo a temerlos o cruzarse de acera cuando los ve, sino que intenta directamente exterminarlos con los robots gigantes llamados Centinelas. Y la otra mitad intentando impedir que uno de los suyos, Magneto (el personaje más interesante), que además de ser odiado por mutante pasó la infancia en un campo de concentración nazi y está un poco hasta el casco de todo (y que es probablemente el más poderoso, con permiso de Xavier), someta a los homo sapiens clásicos para iniciar una 'era mutante', dándole la razón a quienes los temen.
¿Leer a la Patrulla-X en los años ochenta ha hecho de esos niños que metían los cómics escondidos en la mochila esperando a que sonara el timbre mejores adultos? Es muy arriesgado asegurarlo, pero me gusta pensar que, de forma inconsciente, sí. Lo que está claro (comparar el guión de Claremont en 1981 con el de Stan Lee en 1963, con solo pasar una página, te hace entrar en shock) es que la Patrulla-X introdujo con cuarenta años de ventaja debates que están ahora mismo protagonizando el espacio público, como el nuevo feminismo, los techos de cristal, la inclusión, la diversidad racial, o la lucha contra los prejuicios. Sin olvidar lo de salvar el mundo, claro, aunque en este caso no desde una perspectiva ambiental.
Claremont, que se dejó ver el pasado verano por el festival Celsius 232 de Avilés, explicó en su intervención ante los medios de comunicación que "el mensaje de los X-Men, a favor de la diversidad, es más importante que nunca". El guionista londinense, que reconoció a Stan Lee la paternidad de esa diversidad, aunque fuese para intentar vender más cómics en Europa, defendió también su decisión de situar a mujeres "fuertes, de minorías raciales", como líderes de sus equipos de mutantes. Claremont cree que "hemos perdido muchas de las cosas que habíamos conseguido y esa lucha se ha vuelto a convertir en un reto. Y en un reto muy serio".