En nuestra realidad, en mitad de una pandemia y con más dudas que respuestas ¿cómo será la vuelta tras la cuarentena?
El despertador suena, pero no habrá carreras para llevar a los hijos al colegio o la guardería. Los pequeños dicen con una sonrisa entre alegre y melancólica: “no hay cole hasta septiembre”, eso conlleva que los padres tengan que afrontar un cambio más en esta nueva normalidad.
Por lo pronto ya empieza a parecerse poco a lo que ya conocíamos. Los hijos no pueden quedarse con los abuelos en muchos casos, por ejemplo.
El centro de estética donde voy no abrirá, su propietaria tiene una niña y ningún lugar donde la cuiden. El centro de fisioterapia habitual es un matrimonio con hijos que tiene que hacer turnos para trabajar y no puede estar a máximo rendimiento aunque quisieran…
Las personas que necesitan cuidados, si sus familiares dan el paso de regresar a su trabajo también estarán solas sin nadie que las atienda.
Las familias que vivían al día a nivel económico, ahora tras dos meses duros para todos, se despiertan y su nueva normalidad es que no tienen ingresos y es más difícil que los tengan ahora.
La nueva normalidad ha llegado con sus protocolos y normas que hay que respetar. Pero son una odisea para los pequeños empresarios.
¿Merece la pena abrir un bar o una ferretería para contar con unos pocos clientes? Muchos no abrirán porque hacerlo no iría de la mano de unos ingresos mínimos o razonables.
¿Los hoteles? Parece tanto o más difícil que en otros sectores. ¿Turistas en mitad de un contexto surrealista, sin vuelos internacionales y en medio de un nuevo ocio desconocido para todos?
Tal vez cuando llegue el verano, o quizás el otoño o incluso en 2021 y volvemos al cine como referencia, porque será una odisea en la Tierra.
Pero no es esta una reflexión que se apoye en el pesimismo. Soy una persona optimista, pero es el momento de reinventarse, sí, otra vez. Porque así funciona el mundo y la historia lo recoge.
El ser humano es fuerte, inteligente y sabe adaptarse a los cambios, pero necesita un tiempo, necesita apoyo, pero sobre todo, necesita que la creatividad y el emprendimiento se palpe en el aire y expulse a la negatividad.
Esto va a ser una carrera de fondo, un reto. Y en estas situaciones, el pensamiento crítico y colectivo harán que esta vuelta a la nueva normalidad, sea más llevadera.
Si nos apoyamos mutuamente y si convertimos el futuro idealizado en el cine, en una realidad donde los hombres y las mujeres, se unan por una causa común quizás sí hayamos aprendido algo de estos meses tan duros; donde el escenario no ha cambiado pero sí nuestros papeles y debemos dar lo mejor para sobrevivir, vivir y sobre todo, dar lo mejor de cada uno para que la sociedad camine junta más fuerte.
Ana Conesa – Consultora de Recursos Humanos y Responsabilidad Social