La pieza se encontraba en los almacenes del Museo Arqueológico Nacional y ahora el Ministerio ha dado el visto bueno a un préstamo de larga duración al museo murciano
MURCIA. El Museo Arqueológico de Murcia (MAM) cuenta desde este lunes con una pieza señera de la escultura romana de la Región de Murcia, la Venus de Bullas, que ha sido recibida por la consejera de Educación y Cultura, Esperanza Moreno, después de que la Comunidad consiguiera que el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (MAN) diera el visto bueno a un préstamo de larga duración de la pieza.
La Venus de Bullas procede de la villa romana de Los Cantos, situada en el citado municipio murciano, y fue descubierta el 3 mayo de 1867 mientras se realizaban trabajos agrícolas. Las piezas halladas fueron depositadas en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid en diciembre de ese mismo año. Sin embargo, la pieza no estaba expuesta en el MAN, sino que reposaba en sus almacenes, sin poder ser disfrutada por el público.
Según la consejera, “su incorporación a la colección escultórica romana que atesora el Museo Arqueológico de Murcia supone una significativa mejora de la misma, ya que es de los pocos ejemplares escultóricos procedentes de la Región que no estaban todavía en este territorio por diversos avatares históricos”.
Con motivo de la exposición temporal Villae. Vida y Producción rural en el Sureste de Hispania, que se desarrolló en el MAM entre marzo y junio de 2019, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte autorizó el préstamo de esta pieza escultórica para su exhibición por primera vez en la Región de Murcia.
A raíz de esa exposición se propuso a los conservadores del Museo Arqueológico Nacional la posibilidad de que el museo regional tuviese acceso a un préstamo de más larga duración, para que pudiera tener una mayor difusión y papel social en la Región. En los últimos meses los técnicos del MAM han tramitado el citado préstamo ante el Ministerio de Cultura y Deportes, con el visto bueno de la dirección del MAM y de su Patronato
La escultura de la diosa Venus formaría parte, presumiblemente, del programa estatuario decorativo de la villa de Los Cantos, dentro de la conocida como escultura ideal que decoraba y presidía jardines, peristilos o las habitaciones más importantes del hogar.
Fue esculpida para ser vista en posición casi frontal, erguida y flexionando la pierna derecha. El manto, más que ceñido a su cuerpo, va sobrepuesto en la parte inferior, sin anudar, ligero y suelto. En la parte baja de su espalda, el manto va colocado con un amplio doblez horizontal para conseguir crear pliegues de los que salen las caídas verticales y paralelas que tapan las piernas por detrás y se abren por delante.
Con su desnudez pura y resplandeciente, Venus es la diosa de la belleza y del amor, la madre de la que Julio César dice descender y en la que creían y era alabada por los romanos. De esta manera, pasa del panteón oficial y de estar representada en espacios públicos, a formar parte con total naturalidad y una gran aceptación a la religión privada y al carácter intimista del hogar romano, convertido en templo familiar.
La Venus de Bullas tiene sus precedentes más lejanos en el siglo IV a.C., cuando el escultor griego Praxíteles crea la imagen desnuda de la diosa. Más tarde, durante el siglo II a.C., el Helenismo realiza numerosas variantes escultóricas sobre ella, de manera que las representaciones de la diosa siguieron siendo un icono durante el Imperio Romano, siglos en los que se van ampliando los modelos creados. Esta escultura de Bullas pertenece a una de las variantes de las denominadas Venus Tipo Landolina de Siracusa, del siglo I a.C. y también a las llamadas Venus Mazarín. En ambas tipologías la diosa está representada de pie, de manera frontal, lleva manto y muestra toda su esplendorosa desnudez.