MURCIA. Por lo general las empresas, cuando van a iniciar su actividad, piensan en su misión, visión y valores, lo debaten y diseñan con mucha ilusión su propósito estratégico, pero luego la gran mayoría viven de espaldas a él. Como máximo puede que lo dejen escrito en algún lugar físico de la compañía, en algún manual de marca o memoria de RSC. Sin ser conscientes que el propósito estratégico es tan importante tenerlo definido como saber vivirlo. Por ejemplo, la mayoría de los directivos y empleados no son capaces de recordar cuál es el propósito de la compañía en la que prestan sus servicios. Por ello, es fundamental revisar y actualizar este principio fundamental, preguntándonos por qué hacemos lo que hacemos, y de qué forma estamos impactando en el desarrollo de las personas y del medio ambiente.
"las empresas que no sean capaces de crear un valor para las personas tienen asegurada su aniquilación del mercado"
En este periodo que estamos viviendo de crisis económico-sanitaría debido a la pandemia, las empresas han tenido que reconectar con su razón de ser y existir. También ha acelerado los procesos que ya existían pero que venían a un ritmo lento, como puede ser la a necesidad de ser empresas más conscientes. La conciencia viene a replantear la necesidad de generar un nuevo modelo y una nueva formar de producir y de crear valor, algo que no es incompatible con obtener beneficios económicos y ser rentables, pero sí de hacerlo de una forma más plena, que tenga en cuenta en su toma decisiones el impacto que tienen sus actividades, tanto las que realizan como las que dejan de hacer.
Este nuevo modelo está generando dos tipos de empresas. Unas son las que se están aprovechando de la sostenibilidad, es decir, que aparentan ser sostenible, pero en el fondo no lo son (ecoblanqueo). Pero también hay otras empresas que se dieron cuenta de que la sostenibilidad es algo muy importante, pues tiene que ver con cuidar del planeta y de cuidarnos entre nosotros. Por ejemplo, una empresa que dice que apuesta por la sostenibilidad y después sus directivos no son amables con sus empleados y estos con sus clientes, poco realmente está haciendo por ella.
Se trata sobre todo de entender, desde una perspectiva mucho más antropológica y sociológica, qué está pasando con el ser humano y de hacernos nuevas preguntas en nuevos contextos en una era de paradigmas cambiantes y grandes incertidumbres en muchos asuntos. Si las empresas han tenido siempre su foco principalmente orientado a la producción y el beneficio, ahora tienen que ponerlo en ser mucho más humanistas. No significa que se olviden del negocio, pero en el centro de sus estrategias, de sus decisiones y actividades, debe de estar el ser humano y el planeta. Ya que las empresas que no sean capaces de crear un valor para las personas prácticamente tienen asegurada su aniquilación del mercado, porque se han olvidado de lo importante que es su razón de ser. Y cuando te olvidas de lo humano, entonces te has olvidado de todo.
Hoy en día todas las empresas en general y en particular las que trabajan en el sector de servicios financieros y bancarios, tienen una oportunidad sin precedentes de poder reconectar con el propósito de su misión, para tener una conciencia mucho más clara y activa de cómo están impactando en la vida de las personas, conectar con ellas humanizando el trato y la relación, y proponiendo una experiencia mucho más positiva.