CARTAGENA. En una sociedad cada vez más expuesta a la opinión pública sin necesidad de ser alguien relevante mediáticamente, es imprescindible tener ciertas nociones para saber hablar en público. Esto, que profesionales de todos los sectores te reconocen, sin embargo, no ha calado del todo en el sistema educativo. Para ello, la UPCT, a través del COIE, lleva habilitando desde hace 10 años unos cursos de oratoria para tratar de paliar este déficit formativo que tienen la gran mayoría de alumnos. “Hay gente que sabe mucho, pero no sabe comunicarlo”, afirma Javi Soto, que imparte y dirige estos cursos, actor y pedagogo. Soto se sirve de la improvisación para dotar de herramientas a sus alumnos. “Es importante saber gestionar la incertidumbre”, señala.
Y es que, además de la formación académica, no menos importante es saber hablar en público para mostrar esos conocimientos. Por ejemplo, en una entrevista. “Muchas veces me encuentro con personas a las que les cuesta expresarse en una entrevista. Incluso personas que lo llegan a pasar mal. Eso es un problema porque vivimos comunicando”, afirma Soto. “Es una manera de encontrar tu propia voz, de protagonizar de verdad tu vida. Es ‘encender’ el liderazgo personal, una manera de empoderamiento también”, añade.
Razona Soto que el sistema educativo en España está muy enfocado al conocimiento técnico, procedimental. “Sin embargo, las llamadas habilidades blandas como el saber estar, el trabajo en equipo…No es tan fácil implementarlos”. Y alaba la proactividad de la UPCT para paliar este déficit. “Son conscientes de que esta formación es una necesidad. Porque, en mi opinión, lo que más les cuesta a los alumnos que recibo es la expresividad, tener conciencia energética. ¿Esto qué es? Pues, por decirlo de alguna forma, saber como nuestra presencia puede influir en los demás. Hablar en público tiene la llave para conseguir lo que queremos. Si no lo sabemos verbalizar, va a ser más difícil”.
La base pedagógica del método de Javier Soto reside en la improvisación y la versatilidad para saber gestionar la incertidumbre y, ante un imprevisto, saber reestructurar el mensaje. “No podemos vivir en sufrimiento. He tenido casos de ansiedad por no soportar hablar en público. Un miedo escénico insoportable. Tenemos que entender, y así lo digo muchas veces, que hablar en público es como dar un regalo”.
